miércoles, 30 de agosto de 2017

El despido de Gregorio Morán



La Vanguardia ha despedido a Gregorio Morán. Mala cosa. Morán ha sido siempre un periodista inquietante, que en todo momento ha exhibido un talante fuertemente avinagrado.

Nunca me gustó este articulista. Y de ello he dejado constancia  alguna que otra vez en este mismo medio. Pero ese es mi problema, porque por encima de mi opinión está la libertad de expresión, que es inseparable de las libertades democráticas. En resumidas cuentas, sus celebradas sabatinas no volverán a La Vanguardia, que se quita de en medio una inquietante y nihilista mosca cojonera.


No me gusta Gregorio Morán, repito. Pero me gusta menos –mejor dicho, aborrezco— la decisión del periódico barcelonés. Y, ciertamente, me deja estupefacto el silencio de la profesión.  



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