lunes, 5 de junio de 2017

El asalto de las mujeres al sindicato



Trataré de hacer un balance, provisional y limitado, de los congresos que ha realizado Comisiones Obreras en estos últimos meses. Provisional, porque hay que barajar todavía muchos datos. Limitado, ya que dicho proceso requiere más detenimiento.  No obstante, a estas alturas de la diapositiva propongo esta consideración: se ha roto el monopolio masculinista en los grupos dirigentes del sindicato. Los congresos han sancionado, en no pocos casos, la elección de mujeres al frente de la secretaría general. Los casos de Andalucía y Euskadi, entre otros, lo demuestran. Se ha roto, pues, un tabú nunca escrito y ni siquiera admitido. Se ha roto, además, una perniciosa costumbre, y --¿por qué no decirlo?--  una tradición injusta, perniciosa e inútil.

Con el monopolio masculinista –y, en ocasiones, machista--  el sindicato era menos sindicato, menos general y menos confederal. Ahora, se ha producido felizmente el asalto de las mujeres al sindicato. Y se ha conseguido parcialmente una importante renovación del proyecto sindical. Es más, por los comentarios que hemos oído por doquier, cabe decir que hay sinceridad en esa renovación. Incluso parece existir un clima de confianza y esperanza en ello. Ha quedado atrás la vieja expresión de «los hombres de Comisiones Obreras», que era el pan de cada día en las anteriores generaciones.

En definitiva, prepárese el sindicalismo para esta nueva fase que insinúa este asalto democrático. Porque, dicho en plata, se ha producido una importante discontinuidad. 


Apostilla. Vean la foto de arriba. Nuria López, secretaria general de CC.OO. de Andalucía, junto a un Julio Ruiz, con alegría contenida, Carbonero visiblemente satisfecho y Eduardo Saborido pícaramente alborozado.  



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