domingo, 16 de abril de 2017

Novedades en Cataluña: mamá se puso encima de papá


La Vanguardia publica hoy, domingo de resurrección, una encuesta. Es la que aparece en la foto que preside esta entradilla. Sin duda, la nota principal es que Esquerra Republicana de Catalunya adelanta al heredero de la vieja Convergència. Jonqueras se ha subido a los faldones de Artur Mas. Se intuye la conmoción en los despachos convergentes. Sube la coalición de la señora Colau, desciende levemente Ciudadanos, el PSC pierde un escaño, los cupaires cosechan un significativo tropiezo y el Partido Popular sigue paseando su soledad sin oficio ni beneficio. Son solamente encuestas. Expresión de los humores contingentes del electorado. Nada definitivamente dado, por lo tanto. Ahora bien, de estos «humores» podemos sacar algunas conclusiones provisionales: el bloque secesionista pierde consensos y la vieja centralidad catalana se ha desplazado hacia otro lugar.

Repetimos, sólo se trata de encuestas. Los badajos de las campanas deberían ser prudentes. Falta mucho pescado por vender. Que el secesionismo haya descendido no impide que su capacidad de representación y movilización sea irrelevante. Digamos que en teoría una parte del electorado de la CUP se ha desplazado bien hacia Esquerra bien hacia la Catalunya de Colau.

Lo que si parece apreciable es que el centro de gravedad tradicional (Convergència gobernando y los socialistas en la oposición, salvo en la época del tripartito) se ha desplazado a Esquerra y la CSQEP colauíta. Lo que si apunta una novedad cualitativa. Aquí podemos apuntar a que eso es algo más que una encuesta.

Por supuesto, todo ello tiene una importancia relativa. Mientras ocurren estas quisicosas la tensión mundial adquiere tonos exasperados. Mijail Gorbachof nos alerta. La guerra de Siria se embrolla cada vez más, y dos aventureros –uno americano y otro coreano--  pugnan por ver quién es más energúmeno. Mientras tanto, nosotros seguimos en nuestro particular campanario. A la espera de ver por quién doblan las campanas. Con el peligro, de seguir así, de que nadie quede para tirar del badajo.



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