lunes, 30 de enero de 2017

Contra Trump



Albert Sáez, adjunto del director de El Periódico, ha publicado un potente alegato contra Trump (1). Razones no le faltan al ilustre periodista. Propone devolverle el boicot. Lo primero que vale la pena considerar es lo siguiente: si bien no es fácil, los instrumentos técnicos para llevar a cabo dicha movilización están en nuestras manos: las llamadas redes sociales y todo tipo de medios de comunicación e información. Falta ahora el sujeto convocante, un organismo creado ad hoc, formado por personalidades mundiales con la suficiente auctoritas para una operación de esa envergadura.

Hubo analistas bonachones que se cansaron de repetir que cuando el hombre rubio fuera investido presidente atemperaría su retórica y su gestualidad. Se equivocaron. Insistieron en que a las primeras de cambio empezaría a guardar las formas. Fallaron estrepitosamente en sus cálculos. Trump está haciendo lo que dijo en su campaña electoral. Los analistas bonachones no dieron en el clavo. De manera que la hipótesis más fundada es que intensificará el carácter ultra de su política.  Y provocará enormes estropicios así en el interior de su país como en la escena internacional. Entendámonos, no serán estropicios abstractos, sino muy concretos en la condición humana. Ahora bien, si ese hombre está reaccionando a su manera, conviene retener que ayer mismo, sin ir más lejos, se han producido nuevas e importantes movilizaciones de masas en los Estados Unidos. Y 30 premios Nobel se han pronunciado muy severamente contra las medidas anti inmigratorias del mandatario norteamericano.

La política siempre tarda en reaccionar. Y, por lo general, parece seguir a pies juntillas el viejo refrán de Dios aprieta pero no ahoga. De ahí la importancia de que una ágil y desenvuelta sociedad civil global dé la talla y se enfrente decididamente a este huracán. Sería buena idea que un grupo de esos 30 Nobel junto a personalidades de relevancia mundial fueran el grupo promotor de las próximas movilizaciones.


Radio Parapanda.--  Damos la bienvenida a un nuevo blog, Jurisdicción Social, de la comisión social de Jueces para la democracia. Está en este kiosko  http://jpdsocial.blogspot.com.es/


domingo, 29 de enero de 2017

La gran mugre hispánica

El Informe anual sobre la corrupción que publica anualmente Transparency International España deja a nuestro país en un mal lugar. Hasta la presente sólo las llamadas redes sociales se han hecho cargo de ello; los grandes medios apenas si han dicho mú sobre el particular. La información detallada sobre el Índice de Percepción de la Corrupción lo tiene usted aquí: IPC 2016.


Es como si se pensara que solamente en ese patio de vecindones y chismorreos tienen cabida los datos de dicho informe. La prensa que no se sabe por qué razones se considera seria calla. Así pues, sin acicate alguno la política instalada oculta en sus abultados archivos esos papeles. Pero tampoco las mentes independientes dicen nada sobre el asunto. Más vale non meneallo. Estos trapos sucios no se airean. Y sin embargo, sería injusto decir que, desde esos mismos medios que ocultan la información, no se haya denunciado la corrupción en España. Así pues, lo que de verdad se esconde no es la corrupción sino el lugar que ocupa nuestro país en el mundo y al lado de qué países estamos. Es decir, si estuviésemos junto a países de democracias avanzadas algunos podrían consolarse y otros hasta exhibirían músculo. Pero no es el caso, nos encontramos ante los más atrasados, con los del cuarto mundo. Eso, pues, hay que ocultarlo. Mala cosa.  

sábado, 28 de enero de 2017

Un juez botarate. Perdón, ex juez



El senador Santi Vidal  (ERC) –juez, que fue suspendido por el Consejo General del Poder Judicial— ha manifestado en conferencias en diversas localidades catalanas que la Generalitat tiene todos los datos fiscales de los residentes en Catalunya, recogidos ilegalmente y que los presupuestos del Govern tienen una partida camuflada, de 400 millones de euros, para construir estructuras de Estado». Más todavía: «de los 801 jueces españoles en Cataluña sabemos perfectamente cuáles comparten nuestros sueños e ideales. Sabemos perfectamente cuáles se quedarán y cuáles se irán» (1). No se trata de un calentón, porque lo ha repetido, como se ha dicho más arriba, en distintas charlas públicas a mediados del mes pasado. Sólo cuando su contenido salió en las llamadas redes sociales, su partido y el mismísimo Govern catalán han tenido que salir al paso. ERC, a su vez, le ha obligado a dimitir.

Aunque tenemos el bendito defecto de la suspicacia no estamos en condiciones de saber quién ha metido el remo en el corvejón. O uno u otro. Ahora bien, cabe la hipótesis de que el senador y sus detractores hayan pactado el desmentido. Porque una información de ese calibre podía provocar un bochinche descomunal.

Por lo demás, ¿es creíble que este botarate de Vidal se invente la cosa? O, si se quiere: ¿qué interés tiene ese caballero en airear el asunto? Y si es mentira ¿qué gana él mismo o, peor todavía, qué piensa que puede ganar el secesionismo? Y a partir de aquí se pueden hacer mil y una cábalas sobre el particular.

Primera hipótesis. No me parece increíble lo que ha declarado Vidal; ser un alocado no implica necesariamente ser embustero. Desde tiempos inmemoriales los gobiernos (y, en general, el poder) han usado sus palillos con prácticas ilegales; han tenido como libro de cabecera el de la doble moral y la doble contabilidad; y practicado todo tipo de controles. No necesariamente Vidal ha contado una fábula. Lo chocante es que alguien sea tan ligero de cascos con los asuntos de Estado.

Segunda hipótesis. Que todo sea una fábula. Que este Vidal se haya inventado toda esa tramoya. Pero, en este caso, que no es inverosímil, sería la expresión de todo un artificio de invenciones muy al uso de un sector del secesionismo catalán. No sólo el que fabula sobre la catalanidad de Terea de Ávila y Cervantes, sino también de cosas de ahora mismo. Por ejemplo, hace meses tuve una conversación con un reputado dirigente local. Me ponía al tanto de que el Estado de Israel está financiando todo el procés, y  que, lograda la independencia de Cataluña, dicho país será nuestro principal valedor económico.  Le pregunté qué ganaba Israel en ese negocio. Pero en ese detalle no había caído el fabulador.     




viernes, 27 de enero de 2017

De las patologías sociales



Hay muchas almas de cántaro. Es un género que abunda, y por lo demás está repartido a diestro y siniestro. Son gentes que parten de una premisa que no necesita ser acompañada por ninguna demostración. Su discurso inefable es: los políticos de todas las zoologías son gentes de mal vivir; la sociedad, el pueblo, o como quiera que se les llame, son puros por naturaleza. Sancta simplicitas! Recurramos al viejo refranero: en todas las casas se cuecen habas. Don Miguel de Cervantes añadió por su cuenta un famoso latiguillo: «...y en la mía, a calderadas» (El Quijote II 13). Algo debía reconcomerle al genial Manco.

De manera que, partiendo de ese constructo (perversidad de los políticos e inocencia de la sociedad o del pueblo) existe un déficit de reflexión –mejor dicho: un descuido caballuno--  sobre las patologías que tiene la sociedad, algunas de ellas realmente preocupantes. De un lado, la ciber violencia que se extiende por las llamadas redes sociales, cuyo ejemplo más terrible se ha cebado con la familia Bosé, tras la muerte de Bimba; en este caso, es destacable la correcta redacción sintáctica y la ausencia de faltas de ortografía, que demostraría que los redactores de tan obscenos mensajes no son iletrados. De otro lado, la violencia directamente física, que no cesa, llamada de género, contra la mujer. Y también, las palizas que grupos organizados de matones propinan a quien consideran diferentes. Los entendidos en la materia dirán que son cosas distintas. Seguramente. Pero cuentan con un denominador común: la violencia, la violencia gratuita.

El matonismo ya no es cosa de minorías. Ni como se decía hasta no hace mucho tiempo cosa de los estratos sociales considerados más bajos. Atraviesa toda la sociedad, el pueblo, o como quiera llamársele. Usa el twitter como arma de agresión el ricachón más celebrado; mata a la mujer el clasemedia más pintiparado; y apalea a sus semejantes el parado, el precario y otros sectores del pobretariado. Cualquiera de todos ellos –ricachón, clasemedia y pobretariado—puede ser miembro de los diversos pelotones de dichas violencias.


No es exagerado afirmar que por ese camino se entra en la degradación de la sociedad. Lo que produce alarma, al menos a un servidor, es la ausencia de reflexión sobre estas contundentes patologías sociales. Y más en concreto en: ¿dónde está la madre del cordero? ¿qué origen tiene? ¿qué explicación? Y, por supuesto, cómo invertir esa tendencia tan perversa. Me enrabio conmigo mismo, porque no tengo explicación sobre el particular. Ni sé por dónde empezar a enhebrar un hilo creíble. No me pidan más, porque sólo diría banalidades. Sin embargo, alguien podría pararse a pensar en todo ello. En caso contrario, los jornaleros no tendrán más remedio que coger el escardillo para ver dónde están las raíces de la maleza. 

miércoles, 25 de enero de 2017

Trump y doña Correlación de Fuerzas

Escribe El Dómine Cebra

Una gran mayoría de analistas políticos dan por sentado que Trump puede llevarnos a una gran catástrofe. Ciertamente, las primeras decisiones del mandatario norteamericano indicarían que no se equivocan demasiado. Ahora bien, dichos planteamientos son vistos con una concepción determinista o como si fuera una ineluctable catástrofe natural. Y muy pocos han hablado de la importancia de las movilizaciones en diversas grandes ciudades de los Estados Unidos, empezando por la que se dio cita ante el Capitolio, lideradas por las mujeres. Menos todavía se han analizado las importantes concentraciones en un buen número de ciudades del mundo. Por supuesto, no han impedido que el hombre rubio dé su brazo a torcer. Pero sí estamos en condiciones de afirmar que Trump no es imbatible y que la presión ciudadana no es tampoco calderilla.

Que Trump no consiga sus objetivos dependerá de la presión de masas en los Estados Unidos y de la postura de los gobiernos de la mayoría de países. Y esta postura dependerá, a su vez, de las movilizaciones ciudadanas en cada país para obligar a sus gobiernos a no ser la prótesis del hombre rubio. En otras palabras, aquí la palabra la tiene esa dama tan inquietante como es doña Correlación de Fuerzas. En todo ello tienen una enorme responsabilidad las fuerzas democráticas y progresistas. Es decir, partidos, sindicatos, asociaciones y todo aquello que se organiza activa e inteligentemente.

Avisamos: la resignación no es una actitud pragmática. Es estúpidamente torpe. Dañina para quienes la practican. Y recurriendo al tópico: ni apocalípticos, ni integrados. Ser apocalípticos significa que la maldición bíblica llegará, y, por lo tanto, es la antesala de la derrota. E integrados representaría que lo mejor en esta ocasión es quitarse de en medio y cultivar florecillas en el jardín de cada campanario. Ser pragmáticos quiere decir plantar cara. Se recuerda, por otra parte, el famoso concepto de Pietro Ingrao: «indignarse no basta».

Me permito una sugerencia a las izquierdas, al menos las domésticas: tengan en cuenta que la relativa pequeñez de lo que se traen entre manos no es lo suficientemente relevante para frenar a ese Trump.


La sangre derramada en Atocha




En la foto: pocas horas después de los asesinatos de los abogados madrileños, los trabajadores de centenares de empresas en Cataluña mostraron su indignada protesta. En la foto, los trabajadores de Pegaso en la factoría del barrio de La Sagrera (Barcelona).


Nos dice Antonio Baylos:



«Entender de qué se trata, por tanto, cuando hablamos de la matanza de Atocha y por qué hoy 40 años después es importante elaborar reflexiones sobre este hecho tan doloroso. No sólo, como correctamente mantiene la Fundación Abogados de Atocha, tomando el verso de Paul Éluard, porque “si el eco de su voz se debilita, perecemos”, sino porque el asesinato de nuestros camaradas es un símbolo del sufrimiento y del dolor que una gran parte de la sociedad española hubo de pasar para obtener el goce de los derechos democráticos que permite entender cómo el sueño de la libertad se materializó, gracias precisamente a esos sacrificios, en un marco real de preservación de derechos ciudadanos. Que puede ser sin embargo restringido y limitado, como está sucediendo en nuestro país con especial incidencia a partir de la crisis. La insatisfacción ante una democracia de baja intensidad no debe proyectarse hacia atrás, descargando en el pasado la impotencia de la izquierda de hoy para cambiar el mundo revocando el estado de cosas existentes.»







martes, 24 de enero de 2017

Aznar, ese lúgubre reincidente.



El hombre de las Azores lleva unos días muy ajetreado. Con dos comparecencias públicas en poco menos de un par de semanas parece desmentir a propios y extraños que estaba amortizado. Ayer volvió a las andadas para volver a sentar cátedra sobre las dolencias existenciales de España. Tan obsesiva contumacia me permite proponer esta hipótesis. Queda dicho, hipótesis.

No parece, pues, que el caballero tenga como único objetivo participar en la lucha de ideas y esparcir el maná de la casquería ideológica a los creyentes y a los gentiles. Aquí hay algo más. Es la reacción visceral de quien se siente ninguneado y, según cómo, agredido  por los suyos. Por ejemplo, la verdad aznariana del Yak 42 fue puesta en entredicho por el Alto Rajoyato y los parches sor Virginia sobre la cuestión catalana han puesto al hombre de las Azores al borde de un ataque de meninges. Era obligada, pues, la reacción del caballero.  Es su guerra de trincheras.  

La reacción de quien atisba el signo de los tiempos que vienen de Norteamérica con ese Trump encima del pódium. De quien cree que en un corrimiento más explícito todavía de la ultra derecha en Europa. El hombre de las Azores piensa que puede tener otra oportunidad en la guía del país.

Aznar no tiene programa político. Por ahora. Lo suyo es España, hundir a Cataluña y bajar los impuestos. Lo suficiente para introducir en ese triángulo equilátero unas cuantas variables. Un proyecto de garrafón, pero rociado con muchos billetes, billetes, billetes verdes. El hombre rubio de la Casa Blanca no será tacaño. Y, a partir de ahí, iniciará su operación Reconquista.

Se ha dicho antes: se trata de una hipótesis. Pero, equivocada o no, es posible. En todo caso, ahí la dejo como modesto aviso para navegantes incautos. Especialmente para pilotos de cabotaje.


Nota bene. Como es natural, la foto que preside esta entradilla nada tiene que ver con lo que se dice. Es simplemente un recordatorio de notable interés. 

lunes, 23 de enero de 2017

La desvergüenza del Departamento de Sanidad de la Generalitat

El consejero de Sanidad de la Generalitat de Cataluña, Antoni Comín, no ha heredado de su padre, Alfonso Carlos Comín, la vergüenza, el pundonor y el rigor. Y si alguna vez tuvo esas virtudes se le fueron evaporando al calorcillo de sus ambiciones. Eso sí, ha tomado en préstamo vitalicio las trapacerías de aquellos a quienes muy gustosamente acompaña. Y la inutilidad de la gestión anterior del Departamento donde chicolea desordenadamente.

¿Por qué hay tan elevado número de personas en las lista de espera? Comín el Joven responde torticeramente: «Cuando Cataluña sea independiente se acabarán las listas de espera». Habló Blas, punto redondo. Ahora, se ha superado. «Más de una vez, teniendo plaza en un box de urgencias, la enfermera decide dejar a un enfermo, sin familiar acompañante, en el pasillo.» Bravo, ahora la culpa la tiene el maestro Armero, vale decir, las enfermeras. Que reincide:   «Esa permanencia en el pasillo responde a la decisión de la enfermera, que quiere tener al paciente a la vista» (1). Tozudo el consejero y desvergonzado su libro de estilo.

Comín el Joven desvía su propio caos y su contumaz inepcia hacia las enfermeras, insultando su profesionalidad y sus códigos deontológicos. Pero los extremos han llegado tan lejos que, según dicen fuentes solventes, el caballero duerme a pierna suelta, esto es, sin remordimientos de conciencia. Definitivamente, la tarjeta oro hace estragos. Más todavía, de él se tardará mucho en decir aquello de «dichosa la rama que al tronco sale». 

           1)   http://www.economiadigital.es/es/notices/2017/01/comin-enfermeras-88530.php




domingo, 22 de enero de 2017

Procedimiento sindical. Organización para la acción.

Pedro López Provencio



El último empleo que tuve por cuenta ajena, antes de jubilarme, fue el único al que accedí sin que yo lo solicitase previamente. Me vinieron a buscar. Pero pronto comprendí que no podría hacer el trabajo principal que había acordado con quien me lo ofreció. Todo cambio organizativo que no se encauza en los primeros meses ya no se hace. Se acomodan a “lo que hay” y se posponen indefinidamente las “complicaciones” de cambiarlo. Lo urgente no deja lugar a lo necesario. Así, acabé mi vida laboral haciendo tareas de jurista.

Por eso cuando, en el primer lustro de este siglo, la parte catalana de las CCOO se propusieron contratar a un Gerente, presenté mi solicitud. Y mi cabeza se puso a funcionar en esa dirección. Preparándome por si me preguntaban qué podría aportar. Pero no me lo preguntaron. Quien estaba al otro lado de la línea telefónica solo se interesó por el por qué quería el trabajo. Le dije que porque me hacía ilusión y porque estaba harto del que tenía. No debió resultar adecuada mi respuesta. No me dieron el trabajo. Ahora escribo lo que pudo ser mi aportación. De forma muy resumida. Por si fuese de utilidad.

Y porque este otoño, en Barcelona, escuché a Javier Pacheco. En la presentación de su candidatura al cargo de Secretario General de las CCOO de Catalunya. Y también la aportación de Aurora Huerga en ese mismo acto. Y porque, en la ponencia “Hacemos un sindicato cercano” del plan de acción del 11 congreso de CCOO de Cataluña, se dice: "Organizar el sindicato para reforzar la acción sindical en la empresa y la acción social en la calle. Una organización más horizontal y participativa, basada en equipos de dirección colectivos y liderazgos compartidos. Que trabaja en equipo y por proyectos, con planificación, priorización de objetivos y evaluación de resultados. Que fomenta la cooperación interna entre las estructuras sindicales. Que incorpora la ética, la transparencia y el rendimiento de cuentas en todas sus actuaciones. Una organización feminizada que se compromete con la paridad y con la promoción de la participación y la visibilización de las mujeres tanto interna como externamente".

Cosas parecidas también dicen los "comunes". Todo ello me ha inducido a recuperar y actualizar lo que empecé a pensar hace ya más de una década. Cuando aspiré a programar y coordinar el trabajo de la organización de CCOO. Para que cumpliese mejor con sus objetivos. Procurando utilizar tan eficaz y eficientemente como fuese posible todos los recursos que tienen. Sin ampararme en que siempre se necesitan más. A fin de obtener los máximos beneficios alcanzables para los trabajadores. De acuerdo con las directrices de la Dirección del Sindicato.




sábado, 21 de enero de 2017

La amenaza a los funcionarios catalanes



El 6 de febrero arranca el juicio contra el ex president de la Generalitat, Artur Mas, Joana Ortega, ex vicepresidenta, e Irene Rigau, ex Consejera de Enseñanza. Ya saben ustedes por qué.  El jueves pasado, un grupo de entidades soberanistas han llamado, en rueda de prensa, a que los ciudadanos «asuman la posibilidad de solicitar un día festivo» para participar en la movilización de apoyo a los encausados. A su vez, Jordi Sánchez, una de las cabezas visibles del movimiento secesionista ha remachado el clavo con unas palabras que merecen el mayor detenimiento: «Nada más lejos de una voluntad de coaccionar, toca estar».

Comoquiera que siempre hay personas que leen en diagonal repito: «Nada más lejos de una voluntad de coaccionar, toca estar».  La pregunta, nada inocente, es esta: ¿a qué se debe esta cautela de que no hay «voluntad de coaccionar»? Más todavía, ¿quiénes son los hipotéticos coaccionados? Y también: ¿quién es el sujeto coaccionador?

Vamos a descartar a unos cuantos. El trabajador de la empresa privada no es el coaccionado, aunque –por si las moscas--  puede sentirse inquieto. Los quiosqueros, taberneros, pescaderas y peluqueras tampoco son los destinatarios del aviso. Quedan, pues, los funcionarios públicos y laborales de la Generalitat y de los ayuntamientos, que gobiernan los secesionistas. «Nada más lejos de coaccionar, toca estar». La excusa que no se ha pedido es una acusación manifiesta, decían los viejos manuales de retórica.

Nadie les ha conferido autoridad a estos matones para ejercer coacción alguna. Así es que lo grave del asunto es que quienes amenazan se sienten auto legitimados para avisar con tan elíptica contundencia. Más todavía, ¿en qué consiste tal amenaza? En algo tan eficaz como meter miedo, a lo que pueda pasar, a lo inconcreto, a que todo ello pueda ser posible. Afirmo que eso va más allá de lo meramente totalitario.

Ahora bien, comoquiera que hay que darle una cierta concreción física a la amenaza, añadiremos algo más: a todos aquellos que van a participar en los actos de protesta se les pide que se inscriban en una lista. No es una cuestión técnica: se trata de saber quién está con Dios y quién con el Diablo. Aquellos funcionarios que no se inscriban serán señalados. Y lo que es peor: se sentirán señalados. El miedo organizado a tener miedo.

Hasta la presente nadie ha caído en el detalle de ese «nada más lejos de una voluntad de coaccionar».  Nadie lo ha desautorizado.

Es preocupante el genoma de quienes han planteado esa amenaza, quienes la justifiquen por activa, pasiva y perifrástica. Y cretinos hasta el colodrillo aquellos que callen. La sombra del somatén es preocupantemente alargada.   

jueves, 19 de enero de 2017

La parábola descendente del socialismo andaluz



Javier Aristu nos informa de la publicación del Estudio General de Opinión Pública en Andalucía que publica el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía de la Universidad de Granada. El documento completo se puede descargar aquí. Aristu aprovecha la ocasión para comentar los datos en su blog, En campo abierto, que muchos consideramos  un referente de primer orden. Las señas del kiosko las tiene usted en https://encampoabierto.com/2017/01/18/estudio-electoral-en-andalucia/.

Al hilo del escrito de Aristu me vienen a la cabeza las siguientes cavilaciones colaterales. Los datos no parecen halagüeños para los socialistas andaluces y, más en concreto, para Susana Díaz en unos momentos en que, según dicen los mentideros más o menos informados, podría dar el salto para optar a la dirección del PSOE. Voces habrá en el socialismo meridional que le aconsejen quedarse en Andalucía, al menos mientras no aparece una personalidad clara para substituirla. Naturalmente, eso no es cosa nuestra. Lo que no parece objetable es que Díaz es, en la parte que le toca, responsable del agotamiento de su partido en Andalucía. 

Entiendo que el estancamiento del socialismo meridional no está ligado tanto a la crisis del famoso Ok Ferraz como al agotamiento de un modelo político. Un agotamiento que no parece que es percibido por el grupo dirigente andaluz o, en el peor de los casos, no sabe cómo remontar esa parábola descendente. Naturalmente, la espasmódica situación interna del partido es un elemento añadido, a lo anterior, al agotamiento del proyecto socialista.  

Si los datos se mantienen en el tiempo –o se agravan--  todo indicaría (nos advierte Aristu) que, en las próximas elecciones, o se gobernaría en coalición o sobre la base de pactos de legislatura. ¿Con quién? Ahí está la madre del cordero. Digamos que, en Andalucía, hacer una gran coalición con el Partido Popular sería enormemente indigesto para un amplio sector del electorado andaluz. Por ahora, no se vislumbra posibilidad alguna de pactar con Podemos. Ambas formaciones organizan tesoneramente su mutua incompatibilidad al grito de muérete para que yo viva. En todo caso, uno de los dramas que se están consolidando es la imposibilidad de que socialistas y podemitas tengan  unas relaciones políticas medianamente razonables. O caja o faja parece ser la idea fuerza.

Quedaría, pues, la opción de Ciudadanos, una formación política extremadamente versátil. No descartándose ahora un pacto de legislatura. Ahora bien, en esas condiciones todo indicaría que el ubícuo partido atrapalotodo está declinando.


miércoles, 18 de enero de 2017

Cataluña ingresa en la Unión Europea, dicen.



El Gobierno catalán sigue confundiendo su propio  culo con las témporas de la Unión Europea. Ahora, su vicepresidenta y portavoz,  Neus Munné ha vuelto a la carga: «La UE no puede ni dará la espalda al referéndum» (1). Por supuesto, nunca lo argumentó,  ahora tampoco. Normal: nunca se atribuyó sensatamente capacidad de razonamiento a los esfínteres. Entonces, ¿por qué se insiste? Sería cosa de esbozar algunas hipótesis, siempre aproximadas sobre el particular.

En primer lugar, cabe la posibilidad de que la doña lo crea. Lo que demostraría que, en la más amable de las suposiciones, sea una ingenua. En segundo lugar, puede que esta señora sea más ignorante de lo que algunos le suponen. Y, finalmente, no es descartable que la arenga tenga un carácter de agitación y propaganda para el consumo interno y elemento de cohesión de sus allegados. Que, según los más avisados, sería la hipótesis más probable. Sin que ello implique merma alguna de su ingenuidad e ignorancia. Y representaría que todo el tinglado de esta nueva farsa estaría montado sobre la base de artificios mil.

Primero fue el divino Romeva: «en cinco minutos de proclamarse la independencia, la Unión Europea concederá el ingreso a Cataluña», afirmó con esta chuchería del espíritu. Pregunté por qué. La respuesta fue chocante: «Hombre, es una licencia, una metáfora». Y, tal vez por ello, el flamante poeta fue nombrado Conseller de Asuntos Exteriores. Más adelante, la consigna en ristre se convirtió en una organizada engañifa. O, por mejor decir, en un dogma teologal que deben creer a pies juntillas los creyentes y los gentiles.

El president Josep Tarradellas lo avisó en su día: «En política es pot fer tot, menys el ridícul». Muy pocos le hacen caso al viejo zorro. Dicho sea con el tono más respetuoso.



domingo, 15 de enero de 2017

Patxi López y Susana Díaz frente a frente (o de lado)



Cruzó el Manzanares y, como César en el Rubicón, nos dijo por lo bajinis que «la suerte está echada». Patxi López se llama y es de Baracaldo. De momento Susana Díaz no lo ha hecho, aunque sus parciales dan por sentado que no tardará en reaccionar. Cada hora que pase sin que la Díaz diga algo es tiempo que corre a favor del primero. Ambos lo saben.

La Operación Patxi tiene sentido. De un lado, frena las potencialidades que pueda tener Pedro Sánchez; de otro lado, puede concitar que las bolsas de hostilidad a la andaluza se orienten a su favor. Todo esto en teoría, ciertamente. Quiero decir, dejando de lado los cabildeos que irán apareciendo en lo sucesivo. Con sus variadas candilejas y atrezzos. Aquí hay mucho en juego.

Si se mantiene la pugna hasta el final entre López y Díaz es presumible que no funcionen los controles desde arriba. Quiero decir que los principales –barones, señoríos y merinazgos—no lo tendrán tan fácil. De una u otra forma no son pocos que sienten hasta qué punto la servidumbre voluntaria ha llevado al partido a su parábola descendente.

Patxi López no las tiene fáciles. Ferraz tiene las manos muy largas. Y algunos ya han avisado que no se quedarán quietos. Don José Blanco, llamado Pepiño por sus allegados, ha grabado en mármol sus intenciones en un encontronazo con el representante de los fraticelli, José Antonio Pérez Tapias, que «los estatutos los interpreto yo, porque los hice yo».  Abro paréntesis: no me imagino a Fernando de los Ríos hablando de esa guisa.

En todo caso, no les será cómodo a ambos enhebrar un sólido discurso propio: son demasiados los silencios compartidos, los ademanes compartidos.  A lo largo de muchos años. 

Radio Parapanda. La Socialdemocracia que viene. Una política progresista de transformación, para un mundo en transformación. En este kiosko: http://pasosalaizquierda.com/?p=2130  Que harían bien en leer ambos candidatos.

 



viernes, 13 de enero de 2017

Comisiones Obreras, patria querida




Celebraciones importantes en Asturias, patria querida. El nacimiento de la comisión obrera en la Mina Camocha hace sesenta años y el del fallecimiento del líder obrero Juan Muñiz Zapico, el querido Juanín hace cuarenta años. Como tiene que ser. Por todo lo alto. No podía faltar Nicolás Sartorius en los actos convocados. En los pozos de la minería inició sus primeros andares como abogado laboralista.

Pues bien, vamos a hablar de una serie de mensajes que ha enviado Sartorius desde allí. Entresaco una parte muy significativa de lo que ha declarado a la prensa. «Para saber qué hacer con cierto detalle hay que estar en la sala de máquinas. Los sindicatos han vivido momentos muy difíciles, con una crisis durísima. Es difícil hacer sindicalismo con un 25% de paro. Además, ha habido una ofensiva tremenda para desprestigiar a los sindicatos. Se cometieron errores, sí, pero ahora es el momento de recuperar, de dar paso a la ofensiva, de retomar el impulso. Al igual que la economía se va recuperando, hay que recuperar derechos, gastos, salarios sociales. Hay que poner pie en pared y recuperar todo lo perdido» (1). Completamente de acuerdo.

Por otra parte, Sartorius provoca indirectamente una serie de reflexiones que enlazan aquel pasado con nuestro presente: para saber qué hacer con cierto detalle hay que estar en la «sala de máquinas». O lo que es lo mismo: en la sala de máquinas estuvo la generación fundadora de Comisiones Obreras y en la misma sala sus actuales dirigentes. Hicimos lo que pudimos y supimos. En condiciones terribles, cierto. Pero –como afirma Nicolás Sartorius--  no es fácil hacer sindicalismo hoy. No sólo es el 25 por ciento de desempleo, que por supuesto añade enormes complicaciones. O como ha señalado Manolo Zaguirre en este mismo blog: «sindicalismo en estos tiempos horribles». Es sobre todo –y fundamentalmente-- el gigantesco proceso de innovación y reestructuración de los aparatos productivos y de servicios, de toda la economía en la globalización. Las dificultades de hoy provocan en no pocas personas no pocos retortijones de nostalgia. Es ese tan recurrente como inútil –y, sobre todo falso— lamento que, iracundo o de modo trémulo, exclama: «Antes, antes, antes sí que se luchaba; antes, antes, antes si había sindicalistas». Repito, ese ay de mi Alhama es inútil y falso.

Hasta personas a las que se les supone fundamento, como es el caso de Staíno, desde L´Unità ha atacado a la dirección de CGIL con las mismas palabras, debido al desacuerdo profundo entre el sindicato y el Partito democrático. Su acusación es: «No sois como Lama y Trentin». Pero, en la época de ambos, el mismo Staino les vcoferaba diciendo: «No sois como Di Vittorio».  O sea, el eterno antes, antes, antes. Pues claro que cada cual es como es, y Di Vitttorio, Lama y Trentin eran como eran. Y el actual grupo dirigente de la CGIL es como es. Todos ellos son hijos de su tiempo, todos ellos empeñados en la defensa de los intereses de los trabajadores y de la transformación del trabajo. Antes hubo errores, ahora también. Antes hubo aciertos, ahora también en tiempos horribles. Cada cual en y desde la sala de máquinas.

Mi generación tuvo las cosas relativamente fácil. O, si se prefiere, no tan difícil como en estos tiempos de ahora mismo. Que nadie se escandalice de ello. Ahora la cosa se ha complicado enormemente. Los sindicalistas de hoy están combatiendo en un paradigma que nada tiene que ver con el de aquellos entonces. A decir verdad, las enseñanzas que dejamos sirven para poco –o como dirían en la Vega de Granada--  naíca de ná. La transformación de época (tecnológica y de estructura de la clase, entre otras) nada tienen que ver con aquel fordismo cuartelero al que nosotros nos enfrentamos. Y, dígase con orgullo, si complicado (como nos fue) era crear un sindicato, más difícil todavía es mantenerlo y extenderlo a lo largo de toda la geografía. Y es lo que se está haciendo en estas condiciones tan terrible. ¿Hay que hacer las cosas mejor? Por supuesto. Pero impugno la mayor: que antes, antes, antes era una maravilla, con unos sindicalistas como Hércules y, ahora, ahora, ahora son de pexiglás.

En conclusión, una cosa es el análisis serio y fundamentado de las cosas y otra son las consecuencias de los dolores de próstata de algunos y de la picazón del acné de otros. 


   

«La corrupción cronificada»

Màrius Carol, director de La Vanguardia, titula así, La corrupción cronificada, su billete de hoy. Sin remilgos, ni medias tintas. Un título de estas características en un medio tan templado como este diario barcelonés es toda una enérgica denuncia.  Carol, citando datos del Consejo General del Poder Judicial, que es una institución que no se dedica a repartir octavillas ni a lucir pancartas, nos dice que «entre julio de 2015 y septiembre del 2016  los tribunales españoles procedieron o abrieron juicio oral por delitos de corrupción contra 1.378 responsables públicos». Fin de la cita.

Otros medios nos indican que por Comunidades autónomas,  las que tienen un mayor número de personas acusadas por corrupción son Cataluña, 303 personas; Andalucía con 153 procesados y Madrid con 145. Les sigue Canarias, 105; Cantabria, 100 y Baleares, 70. Valencia -51- o Galicia -20-, que son comunidades de los que se ha sacado un gran número de corruptos en los últimos meses, registran una cifra menor de implicados debido a que los autos de procesamiento de estos procedimientos no entran en el periodo estudiado. 

Los datos son tan elocuentes que no precisan comentario alguno. Eso, al menos en esta ocasión, lo dejo en las manos de ustedes que, hace tiempo, perdieron los dientes de leche. Tan sólo una pregunta: ¿hay zotal en el mundo para limpiar esta enorme pocilga? Ni los establos de Augías pueden competir con esta marranera.

Radio Parapanda. Me congratula informarles que ha salido ya el número 7 de la revista Pasos a la izquierda. Sus señas están en el siguiente kiosko: http://pasosalaizquierda.com/?p=2407


lunes, 9 de enero de 2017

¿Acabará siendo el Tribunal Constitucional el recadero del Partido Popular?



Voces todavía oficiosas informan que don Andrés Ollero suena para presidir el Tribunal Constitucional.  De manera que el Partido Apostólico, tieso que tieso, reincide en colocar en la cúspide de tan alto tribunal a otro de los suyos. A Francisco Pérez de los Cobos, que accedió al primer puesto de esa magistratura todavía con el carnet del PP en la mano, le puede suceder Ollero. Que fue diputado por dicho partido en sucesivas legislaturas y portavoz en algunas comisiones. Una personalidad de fuertes convicciones tridentinas en materias religiosas y de derechos civiles. Un conspicuo militante del Opus Dei. Recordemos que en julio de 2012 el Congreso de los Diputados designó a Andrés Ollero como Magistrado del Tribunal Constitucional, y que dicho nombramiento suscitó una viva polémica. Don Javier Pérez Royo, catedrático de Derecho constitucional de la Universidad de Sevilla, escribió un artículo en El País afirmando  que la previa actuación política del nuevo Magistrado habría de ser un motivo de incompatibilidad (1). El PP, impasible el ademán, se dispone ahora a rematar la faena. Las nieblas de Brumario se espesan todavía más.

No estamos, sólo ni principalmente, ante la politización de la justicia, sino ante la extensión y consolidación del Partido Popular en los aparatos más sensibles del Estado. Ante un Estado, cuyo gobierno coopta la cúpula del Tribunal Constitucional pro domo sua.  Montesquieu en el féretro. No «ya atado y bien atado», sino amarrado con fuertes sogas para que no se mueva el aire. No queremos creer que sea parte de un acuerdo entre Hernando & Hernando. Todavía queremos atribuir a uno de ellos medio kilo de dignidad. Pero no ponemos ni el dedo meñique en el fuego.

A partir de ahora se recrudecerá el sermonario del Partido Popular loando a Ollero. Justificando el derecho de este caballero a presidir el TC. Veremos a sus jóvenes capitanes seguir esas muletillas. Y oiremos cómo farfulla Ciudadanos, que se quería comer el mundo de la regeneración, diciendo «no me llames Dolores, llámame Lola». 

Díganme alma de cántaro si reclamo un posicionamiento de toda la oposición contra tamaña desmesura; un posicionamiento que, de manera eficaz, impida el nombramiento de Ollero como presidente de tan importante magistratura. En caso contrario lo pagarán en sus propias carnes.
      

sábado, 7 de enero de 2017

La pérdida de la inocencia



Como todos los años mi familia y un servidor íbamos a Granada a ver la cabalgata de los Reyes Magos. Nuestra amiga Carmela Moles vivía en un primer piso enfrente de la Plaza del Carmen. Una maravilla para un niño de seis años. Yo abría los ojos de par en par. Y en un momento dado me fijé en Melchor. Aivá. Resulta que era Espejo. Espejo era un mozo que se ganaba la vida sacando agua de los pozos de Santa Fe para la limpieza y mantenimiento de las tabernas. También iba vendiendo aguardiente para que los que trabajaban en las alamedas tuvieran algo que echarse al coleto. Todo un personaje famoso. Para los niños era nuestro héroe. Mucho más que Garicúper, ¿dónde va a parar? Cuando Santa Fe estaba todo nevado, Espejo se paseaba por la calle en mangas de camisa. Y muy servicial. Yo le obligaba a llevarme a cucurumbillo* en bicicleta. Toda una temeridad que enfurecía a mis mayores.

Pues sí. Era Espejo quien con unos vestidos reales y con su corona regia y todo iba tirando caramelos a diestro y siniestro. Algo chocante: iba sin barba, algo que quita dignidad a la realeza de los magos. Entonces, irreflexivamente, grité con todas mis fuerzas: «¡Espejo, Espejo, que estamos aquí»!. Y Gaspar me tiró unos caramelos de aquellos que llamábamos de martillo. Cuando la tita Pilar –mi madre adoptiva--  me dijo «no sé qué hacer contigo» tuve la certeza de que Gaspar era Espejo.

En conclusión: la pérdida de la inocencia tiene algunas explicaciones que no son gratuitas. Que lo sepan los que practican  el adoctrinamiento. 




        * A cucurumbillo es un granadinismo equivalente a llevar en hombros. Como a los toreros en famosas ocasiones. 


viernes, 6 de enero de 2017

Caso Trillo: o regeneración o el precipicio de la degradación



Primer tranco

Federico Trillo merece una total reprobación. Sin paliativos. Sólo sus amigotes de francachela política le justifican o ponen paños calientes a su actuación antes, durante y después del asunto del Yak-42. Hemos hablado de ello en http://lopezbulla.blogspot.com.es/2017/01/no-solo-fue-trillo-tambien-aznar-aquel.html. Y, como Pereira, sostenemos lo dicho. Ahora bien, tras las martingalas de Mariano Rajoy y sus alabarderos sobre el particular, me parece conveniente introducir algunas variaciones (en el sentido musical del término) sobre lo dicho.

El Consejo de Estado ha emitido un informe sobre el caso Trillo. La condena es tan severa como tremendo fue el comportamiento del entonces Ministro de Defensa. Que dicho personaje reaccione de la manera que lo ha hecho entra dentro de la lógica de esas personas sin honor ni vergüenza alguna. Trillo es ansí. Sin embargo, ahora el problema principal lo tiene el Gobierno. Que tal vez no quiere reaccionar honorablemente porque Trillo conoce todas las vísceras del PP y, capataz de sus problemas con la Justicia, sabe que puede tirar de la manta e, incluso, llevársela. O sea, el hombre de Pontevedra sabe que Trillo sabe hasta dónde llega la inmundicia de la cofradía.

Segundo tranco

Tenemos un problema. Los altísimos niveles de corrupción y degradación de la vida política española están concretando un panorama de, digamos, normalización. Y más singularmente en el Partido Popular. Estos escándalos se dan en un contexto asimétrico: la opinión pública y determinados medios de información los miran con absoluta severidad, pero la vida política no acaba de censurarlos con la contundencia y eficacia que merecen. Y menos ahora, pues temen que, tras la recuperación en Mayo de la facultad del presidente de disolver las Cámaras, el hombre de Pontevedra vuelva a convocar elecciones generales.

Más todavía, el potencial que suscitó hace ya un tiempo la exigencia de la regeneración de la vida política ha desaparecido. ¿Dónde está esa demanda que enarbolaron, tiempo ha, los dos partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos? En el fondo del mar, matarilerilerón. El primero está sumido en sus distracciones internas; el segundo, temeroso de que una buena parte de su electorado vuelva a la casa paterna o a sus domicilios particulares.

Y no obstante el caso Trillo y la cómplice amabilidad del Partido Popular vuelven a poner en primera página la regeneración de la vida política e institucional. Sin ella, España seguirá siendo un terreno enfangado.

Tercer tranco

El Parlamento no puede mirar para otro lado. La oposición no puede mirar a otro lado. Nadie que tenga honor puede mirar a otro lado. So pena, todos ellos, de ser una algofifa. Tampoco ese Trillo, tire o no tire de la manta, puede ser un servidor público. De ninguna de las maneras debe acceder al Cuerpo de Letrados del Consejo de Estado. Se dice que el hombre de Pontevedra obligó a Juan Manuel Soria a renunciar a su reingreso en la Administración Pública. Sea verdad o no, el caso es que estábamos en un proceso electoral y a Rajoy no le convenía otro escándalo añadido. Ahora, Rajoy está en el baldaquino de la presidencia del gobierno y la contingencia política es otra. Pero, entonces, hemos de convenir que la regeneración política está al albur de las contingencias. Y don Mariano, siempre pendiente de los marramiaus del hombre de las Azores.

O la regeneración política e institucional o el precipicio de la degradación. 

Cuarto tranco

Hubo alguien en tiempos antiguos que dejó escrito: «Hágase justicia aunque se hunda el mundo» (Fiat iustitia et pereat mundus). El gran jurista catalán Francesc Casares –socialista, reputado iuslaboralista, hombre bueno— contradijo dicho aforismo, y nos enseñaba que: "No hay que aplicar la ley aunque el mundo se hunda, sino que hay que aplicarla para que el mundo no se hunda". Casares, padre noble de la izquierda.