lunes, 3 de octubre de 2016

Podemos: cuando las barbas del vecino veas pelar, no le quieras imitar


En la foto: Togliatti, Amendola e Ingrao



OK Ferraz es, de momento, la culminación de un trayecto que viene de muy atrás: crisis de proyecto político, de forma-partido, de liderazgo con todos los atalajes que conlleva en el terreno personal que han llevado al PSOE gradualmente a una considerable pérdida de representatividad y representación. La crisis es de tal magnitud que los comportamientos de los grupos dirigentes nos han recordado las tradicionales reyertas de los grupúsculos que en la historia han sido. Una primera sugerencia: todos los partidos, especialmente los de izquierdas, deberían estudiar a fondo el singular proceso del PSOE en los últimos años. Y, más concretamente, nadie debería decir que de ese agua no beberá.

Hablemos, pues, de Podemos. Y también, por extensión, de sus amistades confluyentes. A todos ellos les hemos tratado desde este blog con respeto y afecto crítico.

En Podemos siempre hubo un debate, a veces desordenado, que en ocasiones rayaba en lo caótico. Digamos que era lo lógico en una organización en sus primeros andares. Cuando Podemos entró espectacularmente en las instituciones tuvo que transformar la gelatina de sus planteamientos en concreción política. Normal: no sólo de alquimia vive el hombre. Naturalmente, los matices fueron afilándose a la hora de concretar asuntos tan sólidos como las políticas de alianzas en sus diversos niveles. En resumidas cuentas, se fue abriendo paso el tránsito de la poesía a la prosa. Entonces, la acumulación de matices se fue reagrupando en diversos corpus políticos paralelos. Hasta que, puesto el freno de la dispersión, la cosa se concretó en dos grandes matices, que –por simplificación voluntaria por nuestra parte— llamaremos los pablistas y los errejonistas.  Cierto, unos y otros son, a su vez, agregaciones no monolíticas, vale decir, agrupaciones diversas que, por el momento, tienen a Pablo y a Errejón como puntos de referencia, instrumentales o no.

Esa situación no es necesariamente mala. El Partido Comunista Italiano tuvo diversas alas –no estatutariamente reconocidas pero públicamente visibles--  con jefes de tronío cada una de ellas en personalidades como Giorgio Amendola y Pietro Ingrao que, en más de una ocasión provocaron los dolores de cabeza al mismísimo Enrico Berlinguer. Sin embargo, la sangre, en aquellos tiempos de estas grandes figuras, nunca llegó al Tíber. Digamos, pues, que no necesariamente pablistas y errejonistas están llamados a reeditar su particular OK Ferraz. La cuestión, que no está en la cortesía remilgada, puede estar en el debate que explicite sus contenidos concretos de la realidad de la calle. Cuando ese debate se transforma en teología es inminente que la polémica gire en torno a si los ángeles tienen testículos u ovarios. Este es un tema que, desde Orígenes, está sin resolver para mayor perplejidad de los sexólogos.  


Probablemente OK Ferraz abra una nueva situación política, que ya iremos viendo. Deseamos que el viejo partido sepa salir de este gran embrollo; Podemos, por su parte, debe aprender la lección. Porque, en caso contrario, alguien dirá: «El último en salir, que apague la luz».   

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