lunes, 9 de febrero de 2015

AQUEL PABLO IGLESIAS, «EDUCADOR DE MUCHEDUMBRES»




 

(Esta foto es un homenaje a viejos dirigentes sindicales de Artes Gráficas de Comisiones Obreras; otro día será para ellas)

 

 

Escribe Luis Boscoso

 

 

«Las recetas que fracasan son las más socorridas y recurrentes», afirma precavidamente Juan de Dios Calero, reputado zahorí de Parapanda. Zahorí de ideas, por supuesto. Tal vez el maestro Calero llegó a esa conclusión tras comprobar hasta qué punto –y no sólo en el terreno económico--  las ideas que se ponían como solución a los problemas, viejos y nuevos, eran las mismas que las que provocaron los desastres que, decían, iban a resolver. El dicho no era otra cosa que el viejo apotegma de mantenella y no enmedalla. Lo que viene a cuento por lo que, días pasados, comentábamos en El PSOE y la cadena perpetua.

 

Pues bien, los firmantes del reciente pacto (llamado pomposamente de Estado) ya tienen una excusa para presumir de conexión popular: el diario El País publica hoy una encuesta, cuyo dato central es que la opinión pública española aprueba con un 67 por ciento la cadena perpetua, siempre que sea revisable. Así pues, vox populi vox Dei.  Está servido el viejo grito colectivo de antaño: «¡Vivan las caenas!».  [Pregunto: ¿sólo lo dijeron en Andalucía?]   

 

Que la encuesta sea fiable –no estoy capacitado para juzgar hasta qué punto lo es--  no impide que los datos  expresados sean una patología social y, más concretamente, lo que se ha dado en llamar «punitivismo justiciero».  Que es otra expresión de un zarrapastroso sentido común.  Digamos que es, en parte, legado de las viejas ideas ultramontanas y cómoda asunción de ellas por parte de sectores no irrelevantes de «el pueblo».

 

Hace años leí una biografía de Pablo Iglesias El Viejo. Su título: Pablo Iglesias, educador de muchedumbres (Ariel, 1977). Su autor, Juan José Maroto. [Disculpen que hable de el Viejo. Lo hago porque temo que la memoria del fundador del PSOE quede taponada por la del Joven de nuestros días]  El subtítulo del libro, «educador de muchedumbres», casa la mar de bien con la personalidad del histórico dirigente obrero, gráfico por más señas. Ciertamente, Iglesias y Anselmo Lorenzo fueron pedagogos de aquel proletariado de antaño, también de amplias masas urbanas y rurales. Y aquella pedagogía de masas contribuyó a la modernización de España tal como dejó sentado el mismo Ortega y Gasset en su conferencia en la Casa del Pueblo de Alcalá de Henares.  ¿Qué quiero decir con ello? Que el fundador del socialismo español no se instalaba en  las patrologías sociales; sino que, al contrario, las combatía enérgicamente. Por una sencilla razón: Pablo Iglesias veía la conexión entre la educación y el progreso que es una relación no pacífica ni dada definitivamente para siempre.

 

Lo que, tal vez, el PSOE de nuestros días --¿cuántos de sus dirigentes de cualquier nivel han leído la obra de Morato?--  no esté suficientemente al tanto del vínculo entre esta ley y el conjunto de la legislación del Partido apostólico. Del endurecimiento del conjunto de la política, especialmente en materias económicas, sociales y libertades públicas. De hasta qué punto la política del PSOE es una adecuación muelle a una pretendida respetabilidad, a una gobernanza cuyo objetivo es el mantenimiento de las viejas relaciones de poder. Más todavía, hasta qué punto dicha organización hace tiempo que se aparta apresuradamente de ser zahorí de ideas.  Y que parece estar subyugada por las normas de aquella etiqueta que decía: «buen porte y buenos modales abren puertas principales». De las que algún día se sonrojarán, pero entonces clamará la voz del rey Lear: «Ay del que se arrepiente demasiado tarde»,  (Escena IV, acto I).   

 

Apostilla.--  En cierta ocasión hemos oído a Lakoff,  el comunicólogo norteamericano, algo que Pedro Sánchez seguramente conoce: «Las encuestas no reflejan la exacta realidad. Los verdaderos líderes no recurren a encuestas para tomar posición, sino que dirigen a la gente hacia nuevas posiciones». Lo que hizo, en sus tiempos, aquel Pablo Iglesias con punto de vista fundamentado. 

 


Radio Parapanda.---  MEDIOCRIDAD POLÍTICA Y CORRUPCIÓN

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