lunes, 3 de noviembre de 2014

Primer acto: el déficit tecnológico. Segundo acto: una propuesta del profesor Baylos sobre el derecho del trabajo.



Homenaje a Giuseppe Di Vittorio en el aniversario de su muerte.

 

1.-- En muy repetidas ocasiones hemos denunciado el déficit tecnológico que tenemos en España. Pues bien, tan escuálidos niveles han descendido más todavía; la cosa está a la altura del betún: el 30 por ciento de las firmas españolas han bajado la inversión tecnológica, he aquí la referencia   http://economia.elpais.com/economia/2014/10/31/actualidad/1414790242_697530.html.  La pócima que abunda es la consideración de que la eficiencia empresarial, privada y pública, pasa por los dogmas de la reducción de los salarios y los hachazos de los recortes. Es como si un matasanos recomendara a un enfermo de cáncer de pulmón que se fumara al día un cartón de celtas cortos

 

Hace tiempo, un lúcido Joaquim González advertía: «La realidad nos demuestra [ … ]  que desde la chatarrería –esto es, desde la empresa que no innova o no es obligada por la acción colectiva a ponerse al día--  se está fisiológicamente o en puertas de la crisis o en crisis permanente y es por esto que tampoco tengo dudas que mí interpelante sabe muy bien, que desde ese territorio, el de la empresa vieja, no se mejoran las condiciones de trabajo de los asalariados y sus familias. Y, por extensión, tampoco la economía general, ni las conquistas del Estado de bienestar ya que a estas alturas --observando los efectos devastadores de la crisis y en estas páginas no creo que nos debamos recordar--  que esta ha golpeado con más saña allá donde el modelo productivo era o es aproximadamente pura chatarrería». La referencia está en EFICIENCIA Y PRODUCTIVIDAD. En polémica con López Romito (dejando de lado a Schumpeter). Veamos: nuestro amigo Quim González está alertando por igual a empresarios y sindicatos de los efectos del problema: se está fisiológicamente o en puertas  de la crisis o en crisis permanente con lo que las conquistas del Estado de bienestar están doblemente amenazadas.  

 

Tengo la impresión que no saldremos del atasco histórico de nuestro déficit tecnológico si no nos remontamos a las causas del mismo, de manera que sugiero que quien corresponda escudriñe en esa dirección. Lo cierto, en todo caso, es que dicho «atasco histórico» y endémico, como no podía ser menos, afectó también al pluriverso de las izquierdas políticas y sociales. Éstas, promotoras de  la equidad social, nunca construyeron una relación entre innovación tecnológica y unas políticas sociales dignas de ese nombre. Ahora, cuando se trata de entender que ya no se trata sólo ni principalmente que la tecnología esté ligada, como tradicionalmente lo fuera a sólo los procesos productivos,  sino al saber difuso, aparecen en España nuevos problemas, nuevas complicaciones: los que se refieren a la recualificación de los procesos formativos e innovadores de un saber que, a diferencia de otras “materias” cuando se usa no se consume sino que se multiplica.


2.-- Tiene razón el profesor Antonio Baylos cuando  reclama «el diseño del nuevo modelo de derecho del trabajo que, en cuanto a sus contenidos y sus formas de desarrollo, se acomoden a los principios del Estado social y del reconocimiento del trabajo como eje de atribución de los derechos de ciudadanía. Abrir ese debate es oportuno, y este blog  [Según Antonio Baylos] contribuirá dentro de sus modestas fuerzas a impulsarlo y difundirlo» (1). Es una importante declaración de intenciones porque está reclamando que los juristas del trabajo no se limiten a explicar cómo están las cosas sino, partiendo de ello, cómo deberían ser. Y en ese deber ser está la madre del cordero. Hasta donde yo me recuerdo esta es la primera invitación que se hace al aparato reflexivo de las izquierdas a escudriñar en el mundo de la innovación tecnológica, vinculada al trabajo que cambia y a sus relaciones con el cosmos de los saberes.   

Ahora bien, no hace falta decir que el debate que propone el profesor Baylos no debe ser autorreferencial, porque el sujeto de los iuslaboralistas no son ellos mismos sino el conjunto asalariado en todas sus tipologías; lógicamente tampoco puede ser una construcción artificial, al margen de los procesos de cambio del trabajo y de sus consecuencias. Así pues, ese «nuevo modelo», para ser tal –esto es, nuevo--  debe ser el cuerpo jurídico que resulte de los contenidos de una negociación colectiva radicalmente nueva, ya que como alguien ha dicho los agentes sociales son legisladores implícitos. Para ser claros como el agua clara: si se mantiene la actual negociación colectiva con sus contenidos, mayoritariamente envejecidos, no hay posibilidad de un derecho del trabajo de nueva planta. Si se mantiene la actual negociación colectiva, el sindicato y el derecho del trabajo se convertirán en un péplum de cartón piedra que sólo servirá a los últimos mohicanos.

3.--  No se trata de establecer semejanzas, pero si el derecho del trabajo se desarrolló junto a la evolución del compromiso políticosocial keynesiano-fordista, ahora es preciso reescribir un nuevo pacto social en torno al trabajo y a la innovación asumiendo una transformación radical del proceso de desarrollo: más desarrollo, compatible con el medio ambiente; más derechos propios de esta fase histórica; más saberes para todos; más participación  activa e inteligente. En ese contexto puede y debe tener encaje la propuesta del profesor Baylos.  Pero el sindicato debe ser un sujeto que exprese su alteridad propositiva, partiendo de las plataformas reivindicativas, en este contexto de la innovación tecnológica, dejando atrás el sindicato “de los manguitos”.   

Para mayor abundamiento en el tema, véase  LA PARÁBOLA DEL SINDICATO.



1 comentario:

Daniel F. dijo...

Bueno siempre es más facil recortar salarios y echar la culpa al empleado que hacer autocritica, ocurre en el aspecto economico y en el politico.
La desindustrializacion de España lo pagaremos muy caro, o mejor dicho, lo estamos pagando muy caro.