lunes, 6 de octubre de 2014

TOXO Y LA REGENERACIÓN DEMOCRÁTICA



Cuando cuatro y el cabo hablaban de la «regeneración democrática», el primer dirigente de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, estaba ya afónico de tanto insistir en ello.  Recordemos que la ocasión más solemne de ello fue en el Informe General del décimo congreso del sindicato en febrero de 2013.  No fueron pocas las ocasiones en las que el sindicalista insistió en tan importante cuestión, incluso en años anteriores. Ahora, la cosa adquiere mayor relevancia, si cabe, por dos motivos: a) el agotamiento (tal vez definitivo) de una forma concreta de hacer política y sus conexiones con la corrupción; b) los recientes rasguños que ello ha provocado en el interior del sindicalismo confederal. Por cierto, en ese mismo contexto congresual, Toxo afirmó con rotundidad: «la crisis de confianza frente a la instituciones también nos afecta como sindicato». Fueron palabras valientes tanto por su atrevido contenido como por el momento y el lugar donde se pronunciaban.

Toxo es una persona prudente. Lo que indica que aquellas palabras no fueron expresadas al tuntún, de manera imprevista. Ahora bien, lo cierto es que no tenemos un texto orgánico, propositivo (al menos que yo sepa) donde se exprese qué entiende el secretario general de Comisiones por regeneración democrática, con cara de sindicato, con qué contenidos y con quiénes llevar adelante esa operación.  Tan sólo disponemos de un proyecto de intenciones que todavía no se ha hecho verbo ni carne.

Los recientes rasguños del sindicalismo no admiten más demora, entiende un servidor. Y puestos a echar una mano sugiero dos primeras grandes líneas de unas primeras aproximaciones: 1) el proyecto debe arrancar de la centralidad del trabajo, de su calidad y buena cantidad; 2) la vinculación entre los medios y los fines así en la política como en el sindicalismo.

No soy de los que piensan –si es que hay alguien por ahí--  que, en no pocas ocasiones, se hacen planteamientos grandilocuentes (como, por ejemplo, la regeneración democrática) para adornar los discursos. La personalidad austera de Toxo no se corresponde con ello. Pero, simultáneamente, debo decir que todavía estamos en ayunas en relación al proyecto debido. Es algo que no se puede demorar so pena de que algunos –de los muchos que están interesados en ello--  pretendan hacer ver que los rasguños son una metástasis.


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