domingo, 27 de abril de 2014

DE MENSAJES Y DISCULPAS. A propósito de un estilo mediático



Por lo que estamos viendo se ha generalizado la técnica mediática de lanzar la pedrada y, horas más tarde –una vez armada la zahúrda— pedir disculpas por lo que, de manera involuntaria, no se quiso decir lo que se dijo, aunque se dijera a cosica hecha lo que se dijo.  Los primeros en iniciar la operación fueron politicastros de bajo coturno y politiquillos de medio pelo. Como es natural dicho estilo prendió forma y ahora lo utiliza cada quisque. La última en utilizarlo ha sido la hasta hoy desconocida presidenta del Círculo de Empresarios.  

Comoquiera que sus declaraciones son harto conocidas no seremos nosotros quienes le hagamos publicidad a esta dama. Basta decir que con ese estilo que se va repitiendo ad nauseam se ha entrado en una barra libre, cuyas cocteleras no auguran nada regularmente bueno. Peor todavía, lo que se persigue por parte de quienes lanzan estos mensajes es que se subtituya el debate informado por el insulto o el retruécano. Mientras tanto, en determinados sectores va calando la parte dura del recado que envía quien horas más tarde pedirá disculpas, aunque no por lo que se plantea en dicho recado sino en el insulto que lo acompaña. Es como si yo escribiera, por ejemplo: «Las derechas de caspa y brillantina deberían devolver a los de abajo toda la plusvalía absoluta y relativa que han robado. Es lo menos que se les puede pedir a estos hijos de calostros mercenarios». De donde el avisado lector sacará sus debidas conclusiones acerca de dónde se encuentra el recado o mensaje y qué parte cubre la dulce invectiva.

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