miércoles, 12 de febrero de 2014

CREAR TRABAJO PARA DAR FUTURO Y DESARROLLO AL PAÍS



Nota. Este es el texto (resumido) del Piano del Lavoro de la CGIL, un documento que alcanzará rango congresual en Mayo próximo.



«Piano del Lavoro» – Crear trabajo para dar futuro y desarrollo al País. (Síntesis)

Crear nuevos puestos de trabajo, situando su centro en el territorio, recalificando la industria y los servicios, reformando la Administración pública y el welfare con la ambición de dar sentido a la intervención pública como motor de la economía. Defender el trabajo en los sectores más tradicionales: la agricultura, la industria y el terciario. Todo ello apoyado por una reforma fiscal radical. En apretada síntesis, estos son los objetivos que contiene el «Piano del Lavoro – Crear trabajo para dar trabajo y desarrollo al País» de la CGIL.  La CGIL, después de 64 años del Piano del Lavoro de Giuseppe Di Vittorio, relanza un “segundo” Piano del Lavoro. De hecho, hay analogías en las condiciones de partida: Italia salía de una guerra devastadora; ahora, tras otra devastadora crisis económica, hay una necesidad de “reconstrucción” e innovación.  

De hecho, la propuesta de un Piano del Lavoro, como se lee en el inicio del texto, «nace de la firme convicción de que no se abrirá una nueva etapa de crecimiento y desarrollo si no se parte del trabajo y de la creación de empleo». Un trabajo que, sin embargo, durante años ha sido «despreciado y marginado» mientras, paralelamente, la crisis del sistema se iba haciendo estructural. «Quince años sin aumentar la productividad –dice la CGIL en el Piano--,  veinte años de beneficios orientados a las rentas financieras e inmobiliarias, diez mil millones de horas en cassa integrazione en los últimos años, cerca de cuatro millones de trabajadores precarios, son el cuadro del declive de nuestro país, de un proceso de desindustrialización que se ha acelerado intensamente en los cinco años de crisis» 

OBJETIVOS

La fotografía de la crisis es despiadada, así como la de los males que la han incentivado al igual que su rigorismo. «Es necesaria una gran revolución cultural que afronte, ante todo, el tema del País», se lee en el Piano del Lavoro. Por ello se deben concretar los objetivos que parten de la creación de nuevos puestos de trabajo, relacionados con: «una actividad de resaneamiento, recuperación, medidas de seguridad en el territorio y valorización de los bienes culturales; el desarrollo y la innovación tecnológica, que proteja dichos bienes artísticos; la reforma y renovación de la Administración pública y del welfare; la economía del conocimiento; la innovación y sostenibilidad de las redes infraestructurales».  

De igual manera, es un objetivo defender el trabajo, incluso recualificándolo, de los sectores más tradicionales (agricultura, industria y terciario) mediante: «la reorganización y creación de demanda pública; el apoyo a la investigación pública y la incentivación de la privada; la  cualificación de las inversiones incrementando la especialización productiva y la calidad en la industria y los servicios; una política que reavive el crédito; los vinculos de cualidad de la producción italiana, la regularidad y transparencia de las contratas eliminando el máximo a la baja».  Se trata de unos objetivos que no pueden prescindir de un trabajo «digno, sujeto a negociación, retribuido, protegido por las tutelas universales y la formación».   

TIEMPOS

El Piano del Lavoro debe actuar en un período de entre tres y cinco años, sobre dos segmentos: el primero está entre su puesta en marcha a medio plazo, el segundo a largo plazo previendo «reformas necesarias y opciones indispensables».

El “primer tiempo” debe encarar la emergencia «en coherencia con la idea de que el trabajo genera también procesos de reducción de las desigualdades y de inclusión social». De ahí, la necesidad de concretar un plan extraordinario en el Piano del lavoro para iniciar pronto la creación de puestos de trabajo para los jóvenes, especialmente en el Mezzogiorno, poniendo en el centro la recuperación (con financiación pública y privada) del territorio con modalidades innovadoras que, junto al resaneamiento, afronten la seguridad y la prevención. Este programa debe contemplar: «la asunción de jóvenes cualificados; la recualificación y el incremento de fondos de fiscalidad para contratar jóvenes y mujeres vinculados contractualmente por tiempo indeterminado; la construcción de un plan extraordinario para el empleo juvenil mediante la intervención pública para producir bienes y servicios colectivos públicos».

El “segundo tiempo”, a desarrollar a medio plazo, debe afrontar «las reformas estructurales necesarias, las opciones imprescindibles». Según el Piano de la CGIL los proyectos operativos deben basarse en «una  condición general del País, que sea atractiva para las inversiones, eficaz y productiva, que permita multiplicar el valor de los proyectos que  produce». Por eso son «indispensables las reformas estructurales bajo la bandera de la equidad social, de la inclusión social y de la promoción social».

Para la CGIL, las reformas deben orientarse a la enseñanza (entre la propuesta por una enseñanza pública, nacional y laica, incrementando la obligatoriedad de la enseñanza hasta los 18 años), la administración pública y los servicios públicos locales y la vuelta a la legalidad. Entre las reformas debe estar, además, un renovado protagonismo de la intervención pública. 

«Salir del añejo debate  –se dice en el Piano del Lavoro--  de que lo público debe retirarse de la economía o, en su versión última, reducir su perímetro, forma parte de la revolución cultural. Si se quiere construir un nuevo modelo de desarrollo o, dicho de una manera más brutal, si queremos frenar el declive y responder a la desindustrialización, activando el crecimiento del País, es esencial la intervención pública; no sólo es necesario sino esencial».  Y señala las directrices, partiendo de la política industrial, pasando por las infraestructuras (materiales e inmateriales) para llegar al welfare nacional y local.

TRABAJO Y NEGOCIACIÓN

De cara a la negociación que debe ser tutelado y cualificado (lo que en inglés se llama “decent work, o sea, el trabajo digno), la CGIL sostiene: la necesidad de facilitar fiscalmente, especialmente en las áreas retrasadas, la contratación de jóvenes parados de larga duración con un contrato estable; la regularización de los trabajadores migrantes; la extensión universal de la tutela por maternidad; la introducción del crédito para la contratación estable en los sectores verdes y azules. 

Para todo ello es necesaria también una “verdadera reforma” de las políticas activas del trabajo y el aprendizaje permanente, así como la necesidad de redefinir los amortizadotes sociales, efectivamente universales, debe prever una «renta de continuidad» entre un trabajo y otro.  

En lo atinente al plan de la negociación, la CGIL reitera la plena aplicación del acuerdo interconfederal del 28 de junio de 2011 y propone la experimentación de formas de participación de los trabajadores en las opciones de la empresa, en la definición de los objetivos  y en sus realizaciones.  En la negociación colectiva impulsará también el objetivo de promover nueva ocupación estable y formas atípicas de empleo. Ello exige que las empresas aumenten las inversiones, asuman el valor del trabajo como objetivo estratégico, realicen innovaciones del proceso y del producto, dediquen más recursos a la investigación, favorezcan las agrupaciones de empresa y el crecimiento de sus dimensiones para reforzar la capacidad de responder a la competencia internacional. Todo ello de cara a generar más crecimiento del País.

LA SOSTENIBILIDAD ECONÓMICA

Para poner en marcha el Piano del Lavoro son necesarios recursos destinados principalmente a proyectos prioritarios, a programas de creación directa de empleo; apoyo a la ocupación, reforma del mercado de trabajo y amortizadotes sociales; un Nuevo Welfare; políticas fiscales. Se trata de unos recursos de cerca de 50 mil millones durante el trienio del 2013 – 2015, en parte añadidos y en parte substitutivos de los ya previstos. Esta cantidad se puede recuperar mediante: la reforma orgánica del sistema fiscal, la ampliación de las bases imponibles, una mayor progresividad en la imposición tributaria en su conjunto;  la reducción de los costes de la política y de los residuos; la reorganización de las instalaciones y las transferencias a las empresas; la utilización programada de los fondos europeos;  el fraccionamiento de las
inversiones de los criterios de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento; la utilización de los Fondos de pensiones para favorecer la canalización de los flujos de ahorro hacia la financiación de las inversiones a largo plazo, garantizando los rendimientos de la Seguridad social; una diversa concepción de la Caja de Depósitos y Préstamos, tomando como ejemplo la Caisse des Dépots francesa, que debe consolidar su misión de catalizador de las inversiones a largo plazo bajo proyectos de desarrollo e infraestructurales, ya sea por las Administraciones públicas o por las sociedades industriales, convirtiéndose de esa manera en uno de los sujetos esenciales para la innovación y la reorganización de Italia. 

IMPACTO DEL PIANO DEL LAVORO

El “big push”, el gran impulso del plan de la CGIL hacia políticas de desarrollo sostenidas por una nueva intervención pública producen un impacto macroeconómico que ha sido calculado por el Centro Europa Ricerche (CER). En síntesis, sobre la base de los recursos recuperados mediante las reformas propuestas en el Piano (fiscalidad, gasto público, fondos europeos, etc) se ha hecho una simulación de las siguientes medidas económicas del 2013 al 2015: proyectos y programas prioritarios equivalentes a 5 mil millones de euros; apoyo al empleo, 10 mil millones de euros; reembolso de impuestos, 15 mil millones; plan para un nuevo welfare. La activación del Piano del Lavoro podría generar un crecimiento del PIB del orden del +3,1% trienalmente y del + 2,9 % de aumento del empleo, llevando la tasa de paro al nivel anterior a la crisis.

UNA RADICAL REFORMA FISCAL QUE CAMBIE EL EJE DE LOS IMPUESTOS 

La centralidad del trabajo lleva consigo el tema fiscal. La CGIL sostiene la necesidad de una reforma del fisco, basada en una mayor progresividad, cambiando el peso de los impuestos de las rentas fijas a la riqueza  improductiva y parasitaria, con una mayor imposición sobre las transaciones financieras especulativas de las grandes fortunas y rentas financieras, reequilibrando los impuestos y la carga fiscal a favor del trabajo y de la producción de bienes y servicios. 

Vista al detalle, la propuesta prevé: un plan estructural de lucha preventiva a la evasión y a la elusión fiscal y contributiva y a la economía submergida; la introducción de un impuesto estructural sobre las grandes fortunas; la mejora de los impuestos sobre transaciones financieras internacionales (TTF); una diversa imposición sobre las rentas financieras (como alternativa al previsto incremento del IVA; la introducción de tasas ambientales coherentes con la indicación europea, tomando como base «si contaminas, pagas» y con la previsión de dinámicas de premio.

Son unas propuestas que van en paralelo a las de revisión de la estructura del IRE o de incremento y unificación de las actuales cuotas de las rentas del trabajo y de las pensiones; una reducción de la prima alícuota del IRPF del 23 % al 20% y del tercero del  38 % al 36 %; la creación de un instrumento de apoyo único para las familias  anagráficas con hijos integrando las actuales asignaciones para el núcleo familiar y la detracción del IRPF con hijos a cargo; un bonus fiscal para los que no pueden disfrutar totalmente las detracciones.   

MUTUALIZACIÓN DE LA DEUDA EUROPEA

La crisis de la deuda soberana en la eurozona exige una intervención decisiva y estructural orientada a hacer sostenible las deudas de los diferentes estados miembros con el fin de reordenar la situación económica, financiera y fiscal entre los Estados más “fuertes” y los más “débiles”. La intervención consiste en la retirada gradual por parte del Banco Central Europeo, modificando oportunamente el estatuto y los tratados de los dos fondos salva-estados, ESM y EFSF, de títulos de Estado por casi unos 1.900 millardos de euros (una cifra aproximada a la suma del 20 % del PIB de cada país).  

Traducción de JLLB


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