domingo, 9 de junio de 2013

DAR LA PALABRA A LOS TRABAJADORES

(Dos notas muy condensadas)


Tras una etapa de áspera confrontación entre los sindicatos italianos parece que las cosas se están redimensionando hacia una situación distinta: de entendimiento y de, tal vez, de vuelta a la unidad de acción. El acuerdo sobre la representación sindical, de un lado, y, de otro, la convocatoria de la manifestación nacional en Roma para el día 20 de junio («lavoro è democracia») podrían ser dos elementos de gran relevancia en esta –esperemos— vuelta a la cultura unitaria, que dio los mejores frutos al sindicalismo italiano. 

El acuerdo por la representación ha sido comentado en este mismo blog por el amigo Mimmo Carrieri  REPRESENTACIÓN Y REPRESENTATIVIDAD SINDICAL EN ITALIA  y en términos parecidos  se ha expresado Landini, el secretario general de la FIOM. Seguramente no habrá pasado desapercibida la observación que hace Carrieri en torno a la CSIL que «parece tener la intención de dar una interpretación de movimiento a su tradicional visión asociativa y a moverse sin reticencias en la búsqueda de un consenso en todos los estratos del universo del trabajo y no sólo entre sus afiliados». Esta es una novedad en este sindicato.


El acuerdo permite una relación más democrática entre el sindicalismo confederal y el conjunto de los trabajadores que, ante cada convenio, deberán manifestar con su voto la decisión de firmarlo o no. Esperemos que esta práctica merezca una reflexión a los sindicatos europeos y se contagien de ella. En todo caso a un servidor le plantean una serie de importantes consideraciones.

Un sindicalismo que ponga el acento en dar la palabra al conjunto de los trabajadores, en la línea de las normas que han convenido las confederaciones italianas,  requiere una profunda transformación en la línea de la «refundación» que ha planteado Toxo. Por paradójico que pueda resultar, un sindicato que dé la palabra a los trabajadores necesita una mayor capacidad de liderazgo, de relación capilar entre los grupos dirigentes y las personas afectadas por los procesos de la convocatoria. Debe entenderse, en todo caso, que esa expresión, «dar la palabra», no es un estatuto concedido. Es un nuevo derecho que adquiere el conjunto afiliativo y los trabajadores en general. Lo que supone un sindicato que es más sindicato. Que transciende las reglas tradicionales del tradicional asociacionismo, concretando nuevas normas obligatorias y obligantes.

Por lo demás, dar la palabra a los trabajadores no exime de responsabilidad a los grupos dirigentes de cualquier nivel. En absoluto quiere decir estar a la espera.  Vale la pena, en relación a lo que estamos diciendo, traer a colación al maestro de sindicalistas Vittorio Foa, que acostumbraba a decir: «Para que los trabajadores confién en los sindicatos, éstos deben confiar en los trabajadores»: uno de los quiasmos más macizos que se hayan pronunciado en la historia del sindicalismo.    



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