viernes, 12 de octubre de 2012

LA POBREZA EN LA ESCUELA PÚBLICA



Hèlios López

Mi escuela pública se llama Àngela Bransuela. Lo primero que me contaron los nuevos compañeros de trabajo fué la historia vital de esta mujer, era a mediados de abril del 2009, y al escucharla fuí sintiendo admiración y la alegría de estar allí presente. Doña Àngela Bransuela Nonell nació en Mataró el día 8 de agosto de 1883 y murió en la misma ciudad el día 14 de noviembre de 1965. Cuando tenía cinco años murió su madre y poco después sus dos hermanas mayores. En 1905 se casó con Don Manuel Plana Boneri y nueve años más tarde enviudó con cinco hijos. Doña Àngela Bransuela, conocida cariñosamente como Angeleta, empezó a trabajar con el fin de levantar y alentar la chiquillería hacia un futuro. Superando privaciones y obstáculos personales y también gracias a la solidaridad de muchas personas pudo escolarizar a todos sus hijos y proporcionarles una educación.  Años más tarde, su hijo Don Manuel Plana Bransuela, farmacéutico, en agradecimiento a todas las personas que habían ayudado a su madre, donó unos terrenos a la ciudad situados en el actual barrio de Vista Alegre. Su deseo era que en ese preciso espacio se levantara una escuela pública y que ésta andara con el nombre de su madre: Àngela Bransuela. Todos los días del año su mirada, enmarcada en un cuadro, preside el despacho de dirección. Es una mirada magnética y atenta a la justicia que por su lado derecho me transmite firmeza y perseverancia y por su lado izquierdo afecto y optimismo. Y así fué cómo el 15 de septiembre de 1976 esta voluntad empezó a caminar, haciendo más grande la Ciudad del Saber y la Ciudad del Trabajo.

Mataró hoy hace bandera de un magnífico y merecido Tecnocampus para la ciudad y para la comarca del Maresme, con el activo de una envidiable red de centros educativos públicos diseminados en cada barrio: guarderias municipales, escuelas de infantil y primaria, institutos, escuelas de adultos, una escuela oficial de idiomas y otros centros y recursos municipales que incentivan la formación del ciudadano en múltiples cursos, talleres y seminarios. Esta es la arquitectura humana de la Ciudad del Saber que hemos construido entre todos.

La escuela Àngela Bransuela lleva muchos éxitos en sus alforjas y cada año se renueva con fuerza e ilusión para seguir siendo uno de los faros de la Ciudad del Saber. Sin embargo, hay un gran enemigo que se está colando muy rápidamente, y no por la puerta falsa, no por la puerta de atrás. Este enemigo es la pobreza, y su fin es insaciable: robarnos y privarnos la luz de un faro muy especial, una luz valiosa que nos enriquece, nos fortalece en un crecimiento colectivo y personal impagable transmitiendo y compartiendo ideas, valores, actitudes, sentimientos, conocimientos, recursos, habilidades, autoestima y bienestar. La pobreza es un monstruoso y alargado parásito de siete cabezas, con múltiples caras y garras que en su primer asalto ha puesto un pie en la Ciudad del Trabajo y ha entrado, en los siguientes asaltos, en muchísimas familias, en comunidades de vecinos, en numerosas calles y barrios de nuestros pueblos y ciudades. La pobreza hoy no es sólo la pobreza material – falta de recursos-, es también una pobreza intelectual – falta de ideas - y espiritual – falta de motivaciones, ilusiones, aspiraciones- en el ámbito colectivo y personal. Hoy la pobreza es más hostil que nunca y ha declarado, en todos los frentes, con todas sus armas y municiones, la guerra contra la emancipación y el progreso del ser humano.

Mi Àngela Bransuela se sacude, cada día, este alimaña trepadora, remando sin parar, con el trabajo organizado, meticuloso y coordinado de: maestros, psicólogos, logopedas, psicopedagogos, monitores de comedor, de extraescolares, de acogida matinal, padres y madres. Pero este bicharraco roza, araña, clava o penetra sus garras en algunos niños que veo, saludo, hablo y trato en el día a día del curso escolar, hurtándoles o privándoles de aquellos ingredientes vitales y necesarios para su crecimiento. La actividad del casal de verano en mi escuela – terminadas las clases lectivas, un equipo de monitores organiza y construye un proyecto socioeducativo de un mes, subvencionado por el Ayuntamiento de Mataró – ha tenido los últimos veinte años una media de 100 niñ@s y con un balance y unos resultados exitosos. El verano del 2011 quedó en 50 niñ@s. El verano de 2012 se anuló por “falta de demanda”. En efecto, la palabra tecnocrática “falta de demanda” tiene un efecto pseudobalsámico ya que maquilla, esconde, tapa, camufla, desvía, distrae o desplaza una realidad objetiva más profunda. 

El resultado ha sido que las numerosas familias en paro han pasado el verano con los hijos a tiempo completo y no pocos abuel@s han sido un punto de acogida de los niet@s más allá de lo sostenible en sus fuerzas, su tiempo y su economía disponible durante esta estación. La política de becas y ayudas de comedor del Consell Comarcal del Maresme y de libros y de necesidades educativas especiales de la Generalitat los últimos dos años ha sido para despistar y desesperanzar a las familias. Llegan tarde, para menos unidades familiares y mal dotadas económicamente. En mi escuela el precio del tiquet infantil del comedor por niñ@ / día no becado, de la empresa subcontratada, especialista en cáterings y comedores de comunidades era el año 2010 de 6 €, el año 2011 de 6,15 € y este curso de 6,48 €. En otras escuelas públicas de Mataró se paga hoy 6,80 €. Mi pregunta es: ¿no puede haber un precio social único en Mataró?. ¿Por qué esta disparidad?. Sí, ya lo sé, la comparación no es pertinente o quizá sí: hoy el menú A del restaurante chino de la avenida Alfonso X El Sabio de Mataró vale 6, 25 €, y és más competitivo teniendo en cuenta además que Doña Irene Rigau, Consejera de Educación del Gobierno de CIU en la Generalitat, ha despojado el valor y la función educativa y social del comedor escolar y anulado la tarea pedagógica de sus monitores que conocen, detectan y controlan qué niñ@s sólo comen los platos del menú infantil como plato único y central del día. 

La actitud de muchas famílias, y ya hace un mes que han empezado las clases, es de ansiedad, de rabia contenida al preguntarme día tras día ¿cuándo llegan los impresos de beca de los libros?. El día 31 de octubre finaliza la utilización de los tiquets de beca de comedor del curso pasado y no parece existir puente que empalme para este curso. Desde hace dos años para acá son más los padres y madres que llevan y recogen los niñ@s al cole, antes era más visible el abuelo y la abuela como persona enviada por la família. Hay movimientos migratorios llamativos de famílias enteras, o de miembros puntuales de una família: vuelven a Marruecos, a Ecuador, o a Perú como efecto de rellamada o de reasentamiento del país de origen para más tarde volver, con el proceso de desescolarización del niñ@ y el retraso educativo que conlleva para luego volverlo a escolarizar en mi escuela o en cualquier otra de Catalunya. En otros casos famílias que vuelven a Andalucía o a Extremadura, donde calculan que es más sostenible vivir allí. Hay un baile de expedientes e informes de aquí para allà: notas, faxes, cartas certificadas, correos electrónicos. 

El aumento de trastornos, síndromes y enfermedades mentales está subiendo en los niñ@s y hay semanas que noto una intensa demanda de entrevistas de supervisión, de seguimiento y contactos por parte de los maestros con las famílias, con el equipo directivo para acordar el pago de la quota de material. Descuelgo el teléfono y hay días que Cáritas llama dos o tres veces preguntando por un caso familiar. Se palpa un ambiente de fragilidad en aquellos niñ@s que se ven desplazados de: las nuevas tecnologías, no pueden acabar ciertas tareas, actividades o deberes ya que no disponen de ordenador en casa y sus habilidades digitales son limitadas, de salidas y excursiones porque los padres no las abonan por estrechezes económicas y se sienten excluidos. Me asombra el ver niñ@s de 9 años que asumen precozmente la responsabilidad de llevar a su casa a su herman@ de 4 ó 5 años. Me deja perplejo el comprovar niñ@s de 10 años de mirada adulta y seria como saben llevar bien su mochila, como saben tener cerradas sus emociones.

La Ciudad del Saber como alta torre de luz está sufriendo una oleada de asaltos gigantescos. La pobreza que se cuela en las aulas es un tsunami no registrado en ninguna agenda política en este país. Creo que es imperativo abrir un debate de largo recorrido, una reflexión causal, omnicomprensiva, constructiva y global sobre este tema así como una radiografia que nos enseñe la interacción de todos los componentes que intervienen. ¿Por qué no constituye una gran mesa con la presencia de instituciones y agentes sociales y se diseña una hoja de ruta ambiciosa y monitorizada para expulsar la pobreza de nuestras vidas?.

Otra oleada no menos amenazadora, intensa y sumergida a la principal es cómo el management se introduce en la escuela, cómo la Ciudad del Saber se queda sin luz propia, andando desdibujada y desplazadamente a una posición subalterna a los dictados de los mercados.


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