sábado, 10 de marzo de 2018

Después del 8 de Marzo, ¿qué?




España no es un país de mierda como algunos propalan. Las gigantescas movilizaciones de calle y los paros en los centros de trabajo y estudio lo han demostrado el día 8 de Marzo. Aquí se ha desarrollado la acción colectiva más importante de Europa. Quede claro: no estamos en la España que los estetas de la generación del 98, con mayor o menor exageración, pusieron a caldo. Este 8 de Marzo ha venido a recordar los potentes mimbres que tiene la sociedad española. De manera que es conveniente recordar a nihilistas y chuchurríos que vale la pena tener confianza en las potencialidades que dispone ese océano de hombres y mujeres de nuestro país que ha estado en movimiento. Sin caer, ciertamente, en el papanatismo. Quien se instale en el pesimismo debería hacerlo al por menor, nunca al por mayor.

Mucho se escribirá sobre el carácter y desarrollo del 8 de Marzo de este año. Y, más todavía, mucho deberá hacerse para que el espíritu de esa jornada permeabilice todos los estratos sociales. Ahora bien, mucho debe hacerse ahora, ahora mismo. Porque no es cierto que las exigencias tengan un carácter simbólico. Son demandas concretas en todos los terrenos: morales, culturales, sociales, económicos y políticos. O sea, del arco iris de las diversas plataformas que han estado en pie de paz en el proceso anterior a la jornada y en el desarrollo concreto de la misma. El más importante –lo recordamos a desmemoriados, nihilistas, pejigueras y tiquismiquis cántaro— de Europa y, prácticamente, de Occidente. Este movimiento de movimientos tiene además una característica: su independencia de todos los sujetos que no sean él mismo. Independencia de proyecto, de normas, costumbres y, por qué no, de gestos. Lo que le hace difícilmente ser instrumentalizado.

Este movimiento de movimientos puede y debe consolidarse. He escrito en mi 8 de Marzo 2018, una opinión de urgencia: «Se avanzará, en  mi opinión, bajo tres condiciones: a) la unidad social entre mujeres y hombres, b) la unidad de los grupos dirigentes de todos los movimientos que han participado en esta gigantesca movilización del 8 de Marzo, y c) de la capacidad de sacar utilidades concretas de la gran movilización de hoy, Ocho de Marzo del Dieciocho». Entiendo que estas tres condiciones son las imprescindibles para que tan famosa jornada no se convierta en una ocasión perdida.

 

La última condición merece un mayor abundamiento. Este es un momento oportuno para sacar rentabilidad de la movilización de la jornada. El factor tiempo es, en este caso y ocasión, de la mayor importancia. Alguien debería ser un sujeto de negociación de las propuestas. Alguien debería arriesgarse a sacar cosas en limpio y hacer una serie de propuestas de negociación. Por ejemplo, las que como apunta Antonio Baylos hoy en su blog: «La brecha salarial y la exigencia de una ley de paridad retributiva, la precariedad y la reforma de la contratación temporal y a tiempo parcial, los planes de igualdad y los protocolos de abuso y de violencia en el trabajo…» 

 

Esta es una ocasión de oro para el sindicalismo confederal en todo aquello que le corresponda, que no es poco.




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