jueves, 1 de febrero de 2018

Esto se ha acabado…



«Aixó s´ha acabat…» Le señala Puigdemont a Toni Comín, naturalmente a través de twitter. Primera hipótesis: se trata de un mensaje robado, dicen los dos hombres de Bruselas. Segunda hipótesis: se ha pactado, cualquiera de los dos o ambos, con el reportero la difusión del mencionado mensaje; o sea, puede haber gato encerrado.  En todo caso, estamos ante un texto catártico: una catarsis al baño María. Que surge de la sofocación tras constatar que ya no controla al presidente del Parlament de Catalunya que ha ajornat lo que, en principio, iba a ser la sesión de investidura.

Pero ¿qué es exactamente lo que se ha acabado?

No son pocos los que atribuyen al texto la muerte del independentismo: ya hemos oído el repicar de las campanas de dirigentes políticos y tertulianos de diversa laya. Hay que ser más precavidos. De momento, lo más visible es el encontronazo público entre Esquerra Republicana de Catalunya y los devotos de Puigdemont. Lo que insinúa –digo insinúa, de momento--  una nueva fase. Este encontronazo también tiene su expresión en el twitter: «los nuestros nos han sacrificado, al menos a mí». Fuego a discreción.

De momento podemos tener las siguientes seguridades: que seguimos sin saber qué piensa hacer exactamente el hombre de Bruselas; que las relaciones entre las diversas fuerzas políticas independentistas se han deteriorado mucho; que dentro del PDeCAT están surgiendo voces críticas contra del numantinismo de Puigdemont.

No está descartado que Puigdemont se desdiga de sus palabras. Hasta es posible que las disfrace dándonos otra interpretación. De hecho, algunos de sus devotos ya lo están haciendo. Pero, en todo caso, ese «aixó s´ha acabat» encierra una verdad como la catedral de Girona: el procés, tal como se había concebido, está muerto. Derrotado y auto derrotado. A partir de ahora –con o sin el hombre de Bruselas--  las cosas serán, están siendo ya en parte, diferentes.

Ya veremos de qué manera se va a expresar el independentismo a partir de ahora. Si la crisis entre los partidos que lo conforman se agudiza –de un lado, para salvar los muebles y, de otro lado, para conseguir la hegemonía del cantar de gesta--  será muy dificultosa la dirección política de ese neoprocés. Se pasará a una serie de movimientos desordenados y a una proliferación de chiringuitos pugnando entre sí por la dirección y control de todo lo que parece que se mueve. Y, ciertamente, siguiendo las viejas tradiciones: la revolución, como Saturno, devora a sus propios hijos.  

Y de aquí a una situación anómica. A una Brigada Brancaleone, versión medieval del ejército de Pancho Villa, sin orden ni concierto. Con lo que la capacidad de mediación e interlocución será casi imposible. Para eso está Mariano que, siguiendo las tradiciones, se esforzará en  volver a meter la pata. Forma parte de la dramaturgia de lo que estamos viviendo desde hace años.

Radio Parapanda.— De nuevo en los ciber quioscos Pasos a la Izquierda: http://pasosalaizquierda.com/?p=3497.



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