miércoles, 31 de enero de 2018

Estoy hasta los cojones de todos nosotros



«Estoy hasta los cojones de todos nosotros», dijo en su día don Estanislao Figueras, que fuera el primer presidente de la primera República española. Una frase contundente, antológica, de lo que significa estar hasta el colodrillo por la intransigencia de los compañeros de partido. Posiblemente es lo que estará pensando Oriol Junqueras en la soledad de la cárcel. Ahora bien, estar atiborrado de sapos consumidos es cosa harto sabida por Esquerra Republicana de Catalunya. De ahí que el hartazgo  con el hombre de Bruselas ha dejado de estar soterrado y ha emergido a la superficie.

Con prudencia sobrevenida el presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), desconvoca el Pleno, previsto para ayer a las 15 horas, porque no es cosa de acumular agravios al Tribunal Constitucional. La reacción de los de Puigdemont es levantisca; se soliviantan y, en algunos casos, cruzan palabras gruesas con algunos diputados de Esquerra. El grupo parlamentario del hombre de Bruselas está empeñado en investirle como sea y a no importa qué coste. Por si las moscas habían convocado, a través de sus franquicias, «al pueblo» en el Parc de la Ciutadella. Todo un elemento de presión de quien no se fía de la mitad de la cuadrilla.

El ´desaire´ sufrido por Puigdemont pone en evidencia, de manera pública, que el músculo independentista ha sufrido un revés. Que tiene dos incidencias: la tirantez de las relaciones entre ambos partidos que ya no se disimula y la agria relación entre Puigdemont y el presidente del Parlament. La cosa ha llegado a límites impensables hasta hace unos días: todo un Joan Tardá linchado en las redes sociales con la misma furia que siempre estuvo reservada a los enemigos del pueblo de Cataluña. Aquí no se salva ni Dios.

Hoy el independentismo político, tras esas vicisitudes, está más débil. No será un servidor quien lo lamente. Pero esa debilidad, fruto de la desagregación, plantea un problema: la capacidad de interlocución se ha debilitado. La capacidad de negociación de los sujetos independentistas ha menguado. Pero, de la misma manera, eso complica también la hipotética capacidad de interlocución de la parte contraria. Sea como fuere con esos bueyes aramos.  

Dispénsenme una curiosidad: si el presidente del Parlament no puede comunicarse con Puigdemont, ¿cómo es posible que se siga manteniendo la estrafalaria tesis de que se puede gobernar desde Bruselas?


Cambio abrupto de tercio. Mientras se producen estas novedades y chicoleos el sindicalismo confederal debe ir a lo suyo. Lo más inmediato ahora es la preparación pormenorizada de las huelgas del día 8 de Marzo, Día internacional de la Mujer trabajadora. De la mujer trabajadora, no de la mujer a secas.  


martes, 30 de enero de 2018

Sindicato de los derechos, sindicato de solidaridad: el 8 de Marzo (2)


Sindicato de los derechos, sindicato de la solidaridad. Esta es, a mi entender, la base de la convocatoria de las movilizaciones ya convocadas para el próximo 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer trabajadora. Es, además, el basamento de lo que podríamos referir como «sindicato general», a saber, el que representa y tutela a todas las personas –mujeres y hombres-- del trabajo subordinado. Lo que nos lleva a una reflexión que tiene tintes inquietantes.

Mientras se mantengan déficits en los derechos o en el ejercicio de los mismos el sindicato será parcialmente general. En ese sentido, parece claro que el sindicalismo –al menos en lo atinente a la mujer trabajadora--  ha tenido no pocas limitaciones. De hecho, la historia del sindicalismo ha sido escrita, por lo general, en masculino. A pesar, incluso, de las importantes e históricas huelgas que ha sido protagonizadas por mujeres.

Hubo un momento, hace ya muchos años, que CC.OO. formuló que es un «sindicato de hombres y mujeres». Sin embargo, no se construyó un proyecto concreto para tal fin. Ni en los órganos de representación interna del sindicato, ni para sus representantes en los comités de empresa. Tampoco para la negociación colectiva. La cosa quedó en mera, aunque importante, insinuación. Las estructuras y los contenidos de los convenios seguían estando en masculino. El peso de la inercia de la historia lo frenaba todo. Estas auto limitaciones explican, al menos en gran medida, que hayan aparecido colectivos --sindicales o parasindicales-- de mujeres desligados de las organizaciones confederales.

Pero, de un tiempo a esta parte, no pocas mujeres han decidido ir al abordaje del sindicato. Desparpajadamente al abordaje. Ya no se trata de admitir el estatuto concedido --«sindicato de hombres y mujeres»--  sino de conseguir un nuevo ordenamiento: la paridad real, sin concesiones graciosas masculinas ´desde arriba´ burladas con subterfugios. Un nuevo ordenamiento, digo del sindicato tendencialmente general. 

De hecho, en los últimos congresos sindicales se ha podido constatar el número de mujeres que ocupan puestos de la mayor responsabilidad así en organizaciones territoriales como en las federativas. Un abordaje ciertamente incompleto pero que, afortunadamente, ya no tiene vuelta atrás.

Así pues, el 8 de Marzo, con sus reivindicaciones frente a nuestras contrapartes, tiene también una exigencia en el interior del universo sindical. A saber, la remoción de todos los obstáculos que le dificultan ser un sujeto plenamente general. Todo se andará, me dice la experiencia. 


Atentos a la curiosidad.-- La palabra sindicato proviene del griego clásico Συνδηκου (síndikou), un término que empleaban los griegos antiguos para denominar al que defiende a alguien en un juicio, al protector. Vale.


lunes, 29 de enero de 2018

Las huelgas del 8 de Marzo: ¡este es mi sindicato! (1)



Ya están convocados los paros en los centros de trabajo y estudio para el día 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer trabajadora: dos horas en cada turno. Este año será sonado. Unidad de acción del sindicalismo confederal y del movimiento feminista en torno a la equiparación salarial entre hombres y mujeres. Una jornada de gran trascendencia.

Esa justísima reivindicación se encuentra en un contexto que la favorece. 1) Los acontecimientos de Islandia y Alemania, de los que ya hemos hablado en otras ocasiones. 2) Las movilizaciones de las mujeres norteamericanas. 3) El avance considerable de las mujeres en los puestos de responsabilidad del sindicalismo español. 4) La actualidad de la cuestión salarial.  Y 5) La coyuntura económica.

Acción decidida y oportunísima. Alguien, sin embargo, ha querido verla como un acto de mero soporte de los sindicatos a los planteamientos del feminismo, como un acompañamiento formal. De ninguna de las maneras, es una jornada de plena y consciente implicación. Es un conflicto social de las mejores tradiciones del sindicalismo.  Manos a la obra, pues. Porque estamos en puertas de otra de las grandes solemnidades del sindicalismo y de la democracia.

«Ya se oyen los claros clarines», dijo Rubén Darío, poeta excelso.  Nosotros lo veremos. Este es mi sindicato.


domingo, 28 de enero de 2018

El Tribunal Constitucional ha hablado



Digamos las cosas sin tapujos: el Tribunal Consitucional ha dejado dicho lo que, desde ciertos sectores del independentismo no se atrevían a plantear: sólo y solamente si el candidato Puigdemont se presenta en el Parlament puede ser investido. Conviene desarrollar lo dicho para que no se extrañen los perplejos.

En torno a la cuestión legitimista se han enfrentado dos estrategias: una de manera clara y por lo derecho; otra, de modo agazapado. Los legitimistas con Puigdemont a la cabeza; los otros en Esquerra y algunos sectores del PDeCAT. Vayamos por partes.

Primero. Puigdemont y sus devotos se han enfundado en el hecho sucesorio que, a su juicio, eran las elecciones del 21 de diciembre. Así las cosas, el hombre de Bruselas era el heredero de sí mismo. Las elecciones sólo eran una acreditación formal de ello, no unos nuevos comicios. Este grupo de políticos reincidían en algo que les llevó, antes de la aplicación del artículo 155, a tantos errores de bulto: el menosprecio a los poderes de los aparatos del Estado. Algunos lo descubrieron en prisión y procedieron a la «gran rectificación». Los demás, especialmente el de Bruselas, siguieron jugando infantilmente al escondite. El Tribunal Constitucional ha hablado, pero no es seguro que Puigdemont y sus devotos tomen buena nota de ello. Ya veremos.

Segundo. En contra de esos parroquianos se alinearon dirigentes políticos de Esquerra y, en menor medida, del partido del propio Puigdemont. Lo hicieron con medias palabras e insinuaciones, que apuntaban oblicuamente a proponer a un candidato que consideraban limpio, no al hombre de Bruselas. Sin embargo, nunca se atrevieron a decirlo sin tapujos: temían las iras «del pueblo», que les señalaría como traidores. Este sector ´realista´ sabía, además, que los aparatos del Estado no se iban a cruzar de brazos. Y con un sentido de la doblez se dijeron: apoyaremos formalmente a Puigdemont hasta que el Tribunal Constitucional nos lo quite de encima. Por supuesto, después lo criticaremos.

Visto lo visto podemos concluir de este modo: se ha agudizado la pugna entre, de un lado, Puigdemont y sus devotos y, de otro lado, Esquerra Republicana de Catalunya. Lo que tendrá sus repercusiones en esta legislación-barullo que se podría abrir en la sesión de investidura. Si es que se abre, naturalmente. Porque la cosa sigue estando en el aire.  

Propuesta: el Senado de Roma envió al pueblo de los volscos una delegación para convencer a Coroliano, huido de Roma, de que depusiera su actitud. En dicha delegación figuraba la esposa y los hijos del mentado Coriolano. Estamos hablando del siglo V antes de nuestra era. La historiografía moderna afirma que Tito Livio, en su relato sobre Coriolano, no tenía buenas fuentes. Sea verdad o no, la propuesta sería: envíese a Bruselas una delegación de optimates catalanes para convencer a Puigdemont que deje de dar la tabarra. 




sábado, 27 de enero de 2018

Rajoy en su laberinto



El gobierno español siempre se tomó la cuestión catalana en clave de reyerta: los hunos contra los hotros. Además, este conflicto político durísimo   siempre fue visto por el hombre de Pontevedra pensando más en ciertos sectores, no sólo de su propio partido, partidarios del castizo leña al mono hasta que hable inglés. De ahí que el sintagma «soluciones políticas» no tenga cabida en el diccionario rajoyano. Por otra parte, las covachuelas de la Moncloa tienen el don de errar precisamente en los momentos más relevantes de dicho conflicto. Y, si hemos de ponernos trascendentes, diremos que don Mariano no cuenta con esa cualidad que Maquiavelo recomendaba a los gobernantes: «la virtù». La virtù o la voluntad y la inteligencia, la acción y la destreza, el conocimiento y la sagacidad, pero no la presunción, el arrojo y la competencia, pero no la temeridad. Don Mariano es la antítesis de todo ello. Es el hombre de los traspiés en las grandes solemnidades.

Muchos han sido, ciertamente, tales errores. Los dos más recientes han sido: a) la pedestre reacción contra el 1 de Octubre; b) la presentación, ahora, del «recurso preventivo» contra la investidura de Carles Puigdemont. De la primera hablamos en su día. En todo caso, parece claro que el problema del hombre de Pontevedra no es que tenga mal bajío, sino que no tiene virtù.

Error caballuno, pues, el recurso preventivo. Justamente en un momento en que el procés va dando vueltas sobre sí mismo, cuando las diferencias políticas en su interior  son más que visibles y en el momento en que empezaban a lloverle severas advertencias al hombre de Bruselas desde las filas amigas, conocidas y saludadas. Ahora bien, tengo la impresión que este disparate se ha cocinado para contraprogramar los efectos de las palabras de Ricardo Costa en el tribunal que juzga una parte de la trama Gurtel. Para neutralizar sus efectos devastadores. Vuelo gallináceo de quien no sabe salir de su laberinto. 

Sin embargo, el recurso preventivo no cuela. El Consejo de Estado, a través del bisturí de Landelino Lavilla, le lleva la contraria. Es entonces cuando la ausencia de virtù del hombre de Pontevedra vuelve a ponerse de manifiesto: el gobierno se mantiene erre que erre y eleva el recurso al Tribunal Constitucional. Otro error de bulto, porque ahora no puede echarle en cara a nadie que desoiga los consejos del Tribunal de Garantíes Estatutaries de la Generalitat no de los letrados del Parlament de Cataluña. En resumidas cuentas, es una dramaturgia absurda.

En apretada y provisional conclusión: la mayor responsabilidad de la crisis política española la tiene el hombre de Pontevedra. No sólo no la resuelve sino que la agrava. De hecho la llamada astucia de Puigdemont es una variable dependiente de la ausencia de virtù de Rajoy. En suma, así se las ponían al séptimo Fernando, el rey felón.




viernes, 26 de enero de 2018

La corrupción y la CEOE


«Gente nueva y rápidas ganancias» (Cántico XVI de la Divina Comedia) donde Dante denuncia ásperamente la corrupción de las nuevas familias florentinas. Imagino lo que el poeta habría escrito si viviera hoy y ver por televisión a Ricardo Costa o a algunos encausados en la trama del Palau de la Música. Hubiera dicho algo parecido sin concesiones y directamente a la yugular. Dante no se andaba con chiquitas.

Sin embargo, la CEOE es de otro parecer. No recuerdo que haya dicho algo significativo sobre el particular. Las organizaciones empresariales son muy comedidas en ciertas cuestiones. Silencio. Un extraño mutis porque los establos del Partido Popular y Convergència son el resultado de la fusión mafiosa de un sector del dinero empresarial y la política de dichos partidos. En eso siempre hubo indistinción entre Madrid y Barcelona.


Nunca entendí el silencio de la CEOE frente al fenómeno de la corrupción. Y de hecho no me lo explico. Aunque sólo fuera porque provoca una serie de distorsiones en la economía, aunque fuese por los evidentes casos de competencia desleal entre las empresas que litigan, por ejemplo, por concesiones de obra pública, aunque solo fuera por cuestiones de imagen, la CEOE tendría que haber sido beligerante. Aunque sólo sea para proteger a los empresarios que no aceptan las mordidas –en algunos casos dentelladas--  el empresariado orgánico tenía, tiene que velar por los intereses de sus representados, afiliados o no. Es evidente que no lo ha hecho. Su silencio, digámoslo sin ambages, no ha ayudado a la lucha contra esa lacra.  Ni a la limpieza de todos los establos que han sido y continúan siendo. En resumidas cuentas, la economía de mercado tiene sus propias leyes; el mercado de la corrupción cuenta con sus propios códigos, así en Madrid como en Barcelona.  


jueves, 25 de enero de 2018

Los establos del Partido Popular


Los establos de Augiás, llenos de inmundicia, estaban más limpios que las covachuelas del Partido Popular. Lo sabíamos, pero Ricardo Costa ha venido a corroborarlo. Su denuncia ha señalado con nombres y apellidos a los jerarcas del partido valenciano, empezando por los de Francisco Camps, presidente de la Generalitat valenciana y Juan Cotino, presidente de sus Cortes. Mucho me temo que no haya zotal en las tiendas para tan necesaria limpieza.

«Sí, el PP se financiaba por orden de Camps», ha declarado ante el Tribunal el que fuera secretario general del partido en Valencia. Más toda una batería de acusaciones que han dejado sin respiración a los grupos dirigentes del PP. Un partido que está implicado en diversas tramas de corrupción.

Hasta hace cierto tiempo hemos hablado, al menos en lo atinente al PP, de la relación directa entre su política y el dinero. Más tarde apareció una novedad: ya no se trataba sólo de un vínculo o relación sino que el partido se hacía dinero y el dinero se hacía partido. Ahora se trata de una fusión como ponen de manifiesto Gurtel, Lezo y sus múltiples conexiones y franquicias. Con todo ello el partido ha construido una potente máquina, horizontal y vertical, de poder. Son los establos del Partido Popular. El caso valenciano no es el único, pero si es el más conspicuo de todos ellos.

Los establos del PP financiaron sus campañas electorales. Lo ha dicho quien manejaba los hilos bajo las órdenes de sus superiores Camps y Cotino. Así pues, fueron unas elecciones trucadas que, vistas desde ahora, arrojan unos resultados ilegales. De aquellos resultados vinieron el expolio de las arcas públicas, las privatizaciones de importantes áreas sanitarias y un océano de  impunidad.


Ahora es imposible resarcir tanta podredumbre. Pero sí es necesario encontrar un artificio jurídico represivo contra el partido, en tanto que tal, y, por supuesto, contra sus jerarcas. Un artificio contundente de resarcimiento contra la inmensa distorsión de los establos. Es necesaria una novación legislativa que indique que, una vez probado por los tribunales, el partido que haya acudido a unas elecciones cargado de estiércol, debe ser inhabilitado durante una o varias legislaturas.   Vale.


miércoles, 24 de enero de 2018

Puigdemont o las prisas de un atolondrado



Andreu Claret, periodista de raza, explica en un reciente artículo un sucedido que le ocurrió con Carles Puigdemont. De ella sacaremos algunas conclusiones provisionales.

«Era el 25 de mayo del año pasado, con motivo de la reunión del Consejo Consultivo del Diplocat del que yo formaba parte. Pocos días antes de que anunciara la fecha (1 de octubre) y la pregunta del referéndum ("¿Quiere que Catalunya sea un estado independiente en forma de República?"). La reunión, en principio, estaba destinada a consultar, con supuestos expertos, la reacción de los europeos a la nueva estrategia unilateral.
»Algunos, pocos, le dijimos que fatal, sobre todo cuando desveló que la preparación del referéndum iba a ir acompañada de leyes excepcionales, las de la llamada desconexión y la propia ley de la consulta. Personalmente, le dije que las simpatías que había cosechado el 'Let Catalans Vote!' (¡Dejen votar a los catalanes!) se perderían con la unilateralidad. Y le pregunté a qué venían tantas prisas por echarse al monte. Ya se pueden imaginar la respuesta, porque no es ningún secreto. Mariano Rajoy y la gente. Rajoy no nos deja otro camino y la gente nos pide que no dejemos pasar esta oportunidad. "'Tenim pressa'", había dicho Lluis Llach».

Primero,  algunos expertos –entre ellos el mismo Claret— desaconsejan al entonces presidente una línea de intervención tan temeraria. Segundo, la respuesta nada tiene que ver con la prudencia política: «la gente aprieta», una gente –todo sea dicho--  que ya había sido excitada desde arriba. Tercero, «tenim pressa» (tenemos prisa).

O sea, la prisa como elemento central de la estrategia del gobierno catalán. No es cuestión de la correlación de fuerza en presencia, ni el panorama europeo con sus encajes de bolillos, ni la actitud del Departamento de Estado, que ya habían avisado con determinación. Es la prisa que, además, no les deja organizar la preparación del día después. Es la prisa como adjetivo de los atolondrados.  Lo que parece claro es que ni Puigdemont ni sus paniaguados había leído a Suetonio, que atribuía a Augusto esta frase: «Apresúrate lentamente». Sólo un atolondrado no haría caso de este oxímoron.

Pues bien, el hombre de Bruselas sigue sin escuchar a los (también pocos) que ahora le reclaman prudencia: sigue en sus trece como aquel Papa Luna que murió «solo, fané y descangayado». Un atolondrado que no escuchó la advertencia de Claret, que sabía a ciencia cierta de qué hablaba.

Radio Parapanda.-- Lectura de la tesis doctoral de  Juan Ignacio Marín  el viernes 9 de febrero en la Facultad de Derecho de la UAB. La hora será entre las 11 y las 12. El título de dicha tesis es: INTERVENCIÓN DEMOCRÁTICA Y AUTORITARIA DEL ESTADO EN EL RECONOCIMIENTO Y EL EJERCICIO DEL DERECHO A LA SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO EN ESPAÑA. Están ustedes invitados.



martes, 23 de enero de 2018

Barcelona y Cataluña


Ada Colau va a poner en marcha una campaña internacional «de imagen» de Barcelona. La llevará a cabo --¿quién lo diría?--  un grupo de operadores privados. Nada que objetar.  Será, a mi entender, una campaña complicada: de un lado, los aspectos positivos que referirán los publicistas; de otro lado, la potente interferencia que supondrá la situación política de Cataluña. Por una parte, las necesarias manos de pintura de la publicidad de Barcelona; por otra parte, el fango que le echará la persistente batalla del independentismo.

Mientras los operadores publicistas intentarán enviar mensajes de las innegables bondades de Barcelona, habrá una cohorte de aguafiestas que intentarán joder la marrana. Sin ir más lejos, ayer mismo Colau hacía pública la campaña; simultáneamente el hombre de Bruselas conferenciaba en Copenhague. Penélope tejiendo de día y destejiendo de noche. Puigdemont, en efecto, sigue con su tónica contumaz de no dejar títere con cabeza. Puigdemont o Don Cristobica de la cachiporra. Arremetió contra todo. Y haciendo abstracción de las leyes de la búsqueda de aliados volvió a arremeter contra la Unión Europea.

Tiempos de desestabilización. De una parte, el independentismo se va desgajando en banderías (los rectificadores y los montaraces, o entre florentinos y trabucaires, dixit Andreu Claret) que empiezan a tirarse los platos a la cabeza; de otra parte, todos ellos contra el resto de los mortales. Tiempos de embrollo que pueden llevar al hombre de Bruselas a forzar nuevas elecciones, si es que Esquerra se desdice de lo dicho: que aceptarán el dictamen de los Letrados del Parlament de Cataluña, contrario a la investidura de Puigdemont por la vía del karaoke.

La segunda cuestión, imprescindible a mi juicio, el consenso de la ciudadanía de Barcelona con el equipo de gobierno está por ver. Cuando se puso en marcha la campaña Barcelona posa´t guapa, bajo la alcaldía de Pasqual Maragall, el consenso del equipo de gobierno con la población fue enorme. No parece ser esta la situación actual.

Así pues, como mínimo estas dos variables (situación política catalana y el bajo nivel de consenso con la población) son dos elementos que deberían tener en cuenta los operadores de la campaña de imagen de Barcelona en todo el mundo.  


En todo caso, lo fundamental para el gran despegue de la ciudad no está en la campaña, sino en lo que apunta Manuel Gómez Acosta:  "El debate en el mundo de las ciudades se centra en su competitividad, es decir en su capacidad para generar oportunidades, captar empresas y talento y su idoneidad para la creación de riqueza e innovación, gracias a la capacidad de atracción del efecto aglomeración. Por ello Barcelona no puede ser un anacronismo en las metrópolis europeas. Barcelona debe reconvertirse, mantener una identidad, que sea una mezcla inteligente de diferentes actividades: turismo, conocimiento, start-ups, cultura abierta y cosmopolita alejada del rancio nacionalismo. Con tolerancia y mestizaje. Barcelona debe emitir señales que permitan recuperar la confianza de los inversores y de sus millones de visitantes".    Lo dice en https://cronicaglobal.elespanol.com/pensamiento/batalla-barcelona_111932_102.html



lunes, 22 de enero de 2018

La recuperación favorece cuatro veces más a los ricos que a los trabajadores



Nota.--  Esta es una condensación del Informe Oxfam sobre la desigualdad en España. El artículo es de Piergiorgio M. Sandri en La Vanguardia de hoy. Ideal para que los sindicalistas tomen apuntes y los hagan servir en informes, reuniones, escritos y demás.

Beneficios boyantes, pero salarios menguantes. Son los rasgos de la actual recuperación económica, que está beneficiando a unos pocos e incrementando las desigualdades. Con el resultado de que la clase media es cada vez más pequeña. Algunos datos, proporcionados por el último informe de Oxfam Intermón que se presenta hoy en Barcelona, ayudan a entender el fenómeno, que también será objeto de debate en el Foro Económico Mundial de Davos que empieza mañana.

El buen momento que parece vivir la economía española no se está repartiendo de forma equilibrada. La brecha social se ensancha. Entre el 2007 y el 2016, mientras que el 10% más pobre ha visto disminuir su participación en la renta nacional en un 17%, el 10% más rico lo ha visto incrementarse en un 5%. La mayoría de los euros procedentes del crecimiento económico, para los más pudientes.

Si se observa la evolución desde el comienzo de la recuperación (2015), se descubre que la mayoría de los euros procedentes del crecimiento económico van a parar en los bolsillos de los más pudientes. Ellos consiguen embolsarse cuatro veces más dinero que la franja más pobre de la población. En el último año esta disparidad es todavía más visible: el 1% más rico capturó el 40% de toda la riqueza creada; el 50% más pobre apenas el 7%.

“El reparto favorece esencialmente a ejecutivos y empresas, a coste de la reducción del coste salarial”, denuncia Lara Contreras, responsable de contenidos de Oxfam Intermón. Basta tener en cuenta una cifra muy llamativa: los beneficios de las compañías en España crecieron en el 2016 un 200% respecto al año anterior mientras que el coste laboral por persona trabajadora tuvo una variación negativa (-0,1%) y se mantiene estancado desde el 2012.

Esta tendencia viene de lejos. Porque el boom de la economía española y la mejora de la productividad de los últimos años se ha reflejado en un incremento de ganancias y dividendos empresariales, mientras que las retribuciones no han participado, en mismo grado, de la distribución del pastel.

“El reparto favorece esencialmente a ejecutivos y empresas”. En efecto, la participación de los salarios en la renta disponible bruta ha caído un 0,5% desde el año 2000 hasta el 2016. En cambio, los dividendos han incrementado su participación un 60%. Esta divergencia indica cómo las empresas (y sus accionistas) ya han olvidado la crisis, pero los asalariados todavía se están lamiendo las heridas. La remuneración de los trabajadores no ha recuperado todavía los niveles de aquel entonces. Sin embargo los beneficios empresariales sí lo han hecho dos años antes y se situaban, en el segundo trimestre del 2017, un 8,3% por encima de lo registrado en el primer trimestre del 2009.

Las razones de este desajuste son múltiples. En la práctica, desde el primer trimestre de 2012 la productividad por hora trabajada ha crecido diez veces más que el salario promedio. Y allí está el problema. Los sueldos están paralizados, ya que las compañías han optado por ganar competitividad a base de un menor coste laboral. Externalización de los servicios y trabajos precarios son moneda corriente. Algunos colectivos, como mujeres y jóvenes, pagan la factura. El sueldo anual de un trabajador de 26 años hoy es un 33% inferior al del 2008, con un ascensor social bastante estropeado.

Gabriel Zucman, profesor de la Universidad de Berkeley, se pregunta si no habría llegado el momento de premiar el trabajo en lugar del capital. La política fiscal está en el punto de mira, porque el sistema redistributivo español es poco efectivo. En España, los impuestos y transferencias reducen la desigualdad en un 30%, mientras que el promedio de la UE se sitúa en el 40%. Por cierto, como muestra de todo ello, el 83% de la recaudación fiscal en el 2016 provino del IVA, el IRPF y otros impuestos, cuando el de sociedades aportó el 12% del total (10% menos que en el 2007).


Para que la recuperación sea más inclusiva, Lara Contreras defiende “la mejora del salario mínimo y la vigilancia sobre la elusión fiscal de las empresas”. Ah, hoy ya son 25 los multimillonarios españoles en la lista de Forbes.

domingo, 21 de enero de 2018

El sindicalismo debería ...



El sindicalismo confederal catalán ha estado implicado en determinadas fases del procés. El tiempo dirá si para bien o para mal. Ahora las cosas han cambiado radicalmente. Ahora se está en esta coyuntura: la investidura del President y la formación del nuevo gobierno. Es una investidura dificultada por las fantasías egocéntricas del hombre de Bruselas, el apoyo granítico (hasta la presente) y los titubeos de Esquerra. Si Puigdemont no entra en razones se corre el riesgo de entrar en una fase de mayor confusión e inestabilidad con las repercusiones en el terreno de la economía, ya suficientemente maltrecha.

Es una situación que no interesa a la gran mayoría de la población, hecha la excepción de quienes afirman que «mi reino no es de este mundo», una de las frases del evangelista Juan que más estragos, en mi opinión, ha provocado en la historia de la humanidad.  No parece, sin embargo, que el hombre de Bruselas quiera desbloquear el problema. Por lo que nada hay seguro.

Si hemos quedado en que a la gran mayoría de la población no le conviene esta incierta aventura, es de cajón que al sindicalismo confederal y a sus representados tampoco le interesa. Hay un enorme paquete de asuntos pendientes, algunos de ellos de principalísima importancia como la aplicación del Pacto por la industria. De manera que el sindicalismo no puede ser un espectador, sino un agente activo en desbloquear el problema. 

¿De qué manera? Con su propia personalidad. Exigiendo la formación de un gobierno estable. Señalado con todo el desparpajo que se desprende de lo dicho por quienes han protagonizado la «gran rectificación»: todo dentro de la Constitución. 


sábado, 20 de enero de 2018

Ese inquietante Ernest Maragall



«Aquest pais serà sempre nostre». Del discurso de Ernest Maragall como presidente de edad en el Parlament de Catalunya.

Algunos analistas han subrayado la incontinencia verbal y la desmesura de un discurso petardista más propio de un caporal de somatent que de un dirigente político. Han puesto, además, el énfasis en la ruptura del protocolo: un presidente de edad debe ser más ceremonioso y nada trabucaire. Pero don Ernest es como es: radicalismo de progre y exhibición de lengua. A la vejez, viruelas.

Para mí, no obstante, la parte inquietante de este discurso es: «Este país será siempre nuestro». Nostre o nuestro, tanto monta. ¿Quiénes configuran ese nuestro? Y, por extensión, ¿quiénes están excluidos de ese nuestro, de ese nosotros? Comoquiera que don Ernest es una persona sofisticada, hijo y nieto de grandes figuras de la literatura catalana; dado, además, que es persona principalísima en la política desde hace algunas décadas, cabe entender que el uso del término nuestro ha sido utilizado de manera apropiada a lo que el caballero entiende quién son esos nosotros, los amos del país. No ha sido, pues, un desliz, sino una opción clara, a queriendas y sabiendas. Ese nosotros queda referido al bloque independentista.


Don Ernest no chochea. Dice lo que tiene en el colodrillo desde hace tiempo. Cuando lo oí, sentado en mi butaquilla, se me pusieron los pelos como escarpias.  Pues va a ser que no, caballero. Este país será de todos o de nadie. Como lo oye.  

viernes, 19 de enero de 2018

Puigdemont el Papa Luna chico




Junts per Catalunya sigue insistiendo  ad nauseam en que, a pesar de lo que digan los letrados del Parlament de Catalunya, el hombre de Bruselas tiene que ser investido por la vía telemática como President de la Generalitat. ¿Propaganda? No, al principio se trataba de temeraria agitación. Y de algo más directo y preocupante: ejercer una presión hacia los letrados con la idea de que estos se sintieran vigilados. Con la idea de intentar arrugarlos. No lo han conseguido.

Ahora es, de un lado, el empecinamiento para arrastrar a Esquerra Republicana de Catalunya y, más concretamente, de hacerla corresponsable de tan temeraria propuesta; y, de otro lado, exigir a la Mesa del Parlament, recientemente constituida, que autorice la investidura telemática. Pero la Mesa sabe a pies juntillas que no puede arriesgarse a ello, so pena de que se prorrogue el artículo 155.

La posición oficial de Esquerra es, también, investir al hombre de Bruselas, que se mantiene en sus trece. Aunque hay voces para todos los gustos que, dando a entender que efectivamente Puigdemont es el candidato, insinúan que al final el «interés supremo» (Joan Tardá) hará que finalmente pueda ser otra persona. Por otra parte, el pintoresco Rufián bromea sobre la inconveniencia de un candidato telemático. En todo caso, es destacable que Oriol Junqueras no haya dicho todavía esta boca es mía. Así las cosas, Esquerra sigue siendo una olla de grillos. Las voces de unos anulan las de los otros.

Parece claro, pues, que Junqueras no dirige los grandes movimientos del partido. Ejerce solamente de Reina madre desde la prisión. (Aprovechamos la ocasión para desear su rápida puesta en libertad). Con lo que está sumiendo a sus parciales en un embrollo de considerables dimensiones. De hecho, esta ausencia de liderazgo lleva a su partido a ser subalterno del hombre de Bruselas. Pero comoquiera que este caballero no tiene política, Esquerra se queda sin plumas y con un confuso cacareo.  Con lo que a la crisis de liderazgo se le añade la crisis de proyecto tras la «gran rectificación» que se ha operado por parte de conspicuos dirigentes independentistas: todo en el marco de la Constitución.


Ya veremos cómo acaba este baile de máscaras. De momento sigue la ópera bufa: Puigdemont en su ridícula grandeur escribe a Junqueras: «Un preso no puede ser president de la Generalitat». El Papa Luna, redivivo, avisa a sus cardenales que él es el único vicario de Cristo, nuestro Señor.


jueves, 18 de enero de 2018

Puigdemont contra Salvador Espriu



Algo tuvo que barruntar Salvador Espriu cuando dejó escrito estos versos potentes que tradujo primorosamente al castellano José Agustín Goytisolo:

A veces es necesario y forzoso
que un hombre muera por un pueblo,
pero jamás ha de morir todo un pueblo
por un hombre solo:
recuerda siempre esto,  Sepharad.

Ni una duda socrática: el poeta va directamente al grano. Ni una duda hamletiana: Espriu lo afirma con rotundidad. Algo, digo, se maliciaba uno de los catalanes más grandes del siglo pasado. Espriu, sin embargo, nunca fue un hombre cómodo para el nacionalismo.

No hace falta añadir nada más. El poeta lo ha dicho. Ahora bien, me pregunto si Puigdemont leyó alguna vez estos versos. O si, aprovechando su voluntaria estancia en Bruselas, ha abierto ese libro. Hazlo, testarudo y recuérdalos:


A vegades és necessari i forçós
que un home mori per un poble,
però mai no ha de morir tot un poble
per un home sol:
recorda sempre això, Sepharad.
Fes que siguin segurs els ponts del diàleg
i mira de comprendre i estimar
les raons i les parles diverses dels teus fills.
Que la pluja caigui a poc a poc en els sembrats
i l'aire passi com una estesa mà
suau i molt benigna damunt els amples camps.
Que Sepharad visqui eternament
en l'ordre i en la pau, en el treball,
en la difícil i merescuda
          llibertat. 





miércoles, 17 de enero de 2018

Sobre las pensiones.



1.-- «Han cambiado la forma y los cimientos de las cosas». Son palabras de Pier Soderini, gonfaloniere, al Consejo Grande de la ciudad-estado mientras el ejército de Nápoles al mando del virrey Cardona asediaba Florencia. Faltaba poco para que cayera la república y volvieran los Médicis al poder (1). Primera conclusión: cuando todo cambia hay que obrar en consecuencia. Lo que viene a cuento por la importantísima cuestión de las pensiones en España.

Llevamos unas semanas de ajetreo con el tema de las pensiones. Desde el gobierno se lanzan confusos y contradictorios mensajes sobre el particular. Pedro Sánchez propone la creación de un impuesto a la Banca para propiciar ingresos y el sindicalismo confederal ha reiniciado las movilizaciones. De hecho, Unai Sordo llama a los sindicalistas a «creced y multiplicaos» por toda la geografía en defensa y mejora del sistema público de pensiones. Mientras tanto, los fondos de pensiones aguardan carroñeramente que todo se vaya al garete. De esa forma se harían con ingentes masas de capital para gestionarlo sin reglas ni controles.

2.--  Las propuestas del Gobierno, todavía no concretadas, y las de Pedro Sánchez no tienen en cuenta, sin embargo, que han cambiado la forma y los cimientos de las cosas. Sus propuestas siguen dejando de lado los grandes cambios tecnológicos en curso, la deconstrucción del empleo, la radical mutación de las pirámides de edad y, en suma, el nuevo paradigma de reestructuración de los aparatos productivos y de servicios. De toda la economía. Esas propuestas siguen instaladas en el antiguo régimen económico. De ellas no se puede esperar nada sostenible y eficazmente duradero. Es más, tienen el siguiente despropósito: la desvinculación con las políticas de creación de empleo y la mejora de los salarios.

3.--  Comisiones Obreras cuenta, a mi entender, con una razonable propuesta en lo atinente a las pensiones. Dicho programa debe ser un banderín de enganche para movilizar, durante una primera fase, al conjunto asalariado. Sería un elemento de freno de la degradación de las pensiones. Y, desde ahí, proponer, en una segunda fase, un proyecto instalado en el nuevo panorama postfordista de la globalización interdependiente. Un proyecto unitario de todo el sindicalismo confederal. Así las cosas, el Pacto de Toledo o se renueva profundamente o se convertirá en una quisicosa ineficaz.

4.--  Tengo para mí que las derechas, económicas y políticas, solamente son partidarias de parches sor Virginia. Su objetivo es el traslado de enormes cantidades de dinero a  los capitales privados. Lo que no está claro, al menos todavía, es de qué manera las izquierdas sociales y políticas se van a enfrentar a ello. La política de resistencia tiene sus límites, y cada ´momento resistente´ sin alternativa se deja  perder plumas en el camino. Aflórese, pues, la alternativa, el proyecto para la primera fase. Y construyan  la nueva arquitectura de la Seguridad Social, con sus vínculos y compatibilidades, en el cuadro de estos tiempos.

Nota.--  En la foto podemos ver, junto a Marcelino a Jordí Ribó, Quico Blanch, Antoñito Jiménez y Conchi Castellanos en la Piher de Badalona. 

(1)         El discurso de Soderini puede leerse en el libro La sonrisa de Maquiavelo, de Maurizio Viroli (Tusquets Editores)


martes, 16 de enero de 2018

3 %: Tuvo razón Pasqual Maragall



Tuvo razón Pasqual Maragall: hubo tres por ciento. Lo que no pudo probar en su día lo ha hecho el Tribunal. Seis millones y medio de euros en mordidas. Y comoquiera que la distancia no es el olvido (aunque así lo dijera Lucho Gatica), nosotros lo traemos a colación: hubo tres por ciento. Del saqueo del Palau de la Música sacó Convergència buena parte de sus aperos y su oscura intendencia. Paradoja: una serie de actos mas sucios que los establos de Augiás llevaron a los convergentes a la dirección política e institucional de Cataluña. Tres cuartos de lo mismo sucedió con el Partido Popular. Y de dichas guías, sancionadas como ilegales por los tribunales, se desprende una enorme devastación de los bienes democráticos aquende y allende el río Ebro y una cruel política de recortes presupuestarios.

Con la sentencia del Tribunal quedan manchados los herederos de la vieja Convergència. Y Artur Mas, que puso la mano en el fuego por la honrdez de su tesorero, queda achicharrado. No le vale la «doctrina Rajoy», o sea, que nada sabía, que nada le constaba. Por supuesto, tampoco le vale al  hombre de Pontevedra. Porque ambos, Mas y Rajoy, desde el panóptico de sus puentes de mando, no sólo estaban  al corriente sino que dirigieron las operaciones. Seis millones y medio de euros en mordidas. Pues bien, el Tribunal ha demostrado el «de dónde saca pa tanto como destaca». De las mordidas, que en este caso eran dentelladas. Ni siquiera Drácula mordió con tanta contundencia.

Un delito no es amnistiado por los electores, aunque el partido alcance la mayoría absoluta. Entonces, ¿quién y cómo se penaliza la comisión de un delito por parte del partido, en tanto que partido? Cuando el partido se convierte en una trama criminal ¿qué medida debe serle aplicada? Ahí lo dejo, consciente de mis limitaciones.


De Millet y Montull, optimates de Cataluña, hablaremos otro día. Entre los dos consuegros se llevaron cerca de veinte millones de euros. De Ferrovial, absuelto por prescripción del delito, también hablaremos otro día. De momento hemos de valorar la perspicacia del independentismo: hace tiempo que ha retirado de la circulación la paremia de «España nos roba». Porque se ha demostrado que la Gürtel tenía una franquicia en Cataluña.


lunes, 15 de enero de 2018

Centenario Marcelino Camacho



El 21 de Enero se inicia en Madrid la conmemoración del centenario de Marcelino Camacho, el dirigente más carismático de la lucha antifranquista. Paradoja: quienes han intentado oscurecer la lucha de las clases trabajadoras en la conquista de las libertades no han podido, sin embargo, borrar del mapa la figura del padre noble de Comisiones Obreras. Yendo por lo derecho: no se concibe la reciente historia de nuestro país sin el compromiso ético y político de Marcelino, que él convierte en pasión e inteligencia. Un dirigente que, además de respetado, fue querido por multitudes de personas. Nunca hubo distancia entre Marcelino y los trabajadores. Siempre cercanía, una proximidad afectiva: se diría que sentimental. De ello, precisamente, hablaría años atrás Antonio Gramsci: «el nexo sentimental con la gente».

El Centenario Camacho no puede ser sólo el obligado recuerdo de la figura, por decirlo con Thomas Mann, de un «hombre de gran formato». Ni puede quedar circunscrito a Madrid. Porque las repercusiones del proyecto camachiano y su testimonio moral atraviesan toda España. Y porque su maestría guarda una estrecha relación con las disciplinas que afectan a la acción colectiva del movimiento de los trabajadores. Hablo del iuslaboralismo y de la economía. O lo que es lo mismo: no sólo el sindicalismo es deudor de la figura de Marcelino, también el Derecho del Trabajo y las ciencias sociales están vinculadas a su figura.


Un centenario que, sobre todo, deba provocar la renovación de un proyecto sindical que, como hizo Marcelino, signifique una discontinuidad con las cosas de ahora. De un Marcelino del que se ha hablado, por lo general, de su figura como resistente, y muy poco de su proyecto.  


domingo, 14 de enero de 2018

¿Qué pasará en Cataluña? Una hipótesis




Ya veremos cómo arranca la legislatura catalana. De momento las cosas no pintan nada bien. La mayoría parlamentaria independentista tiene fuertes contrastes en su interior; la oposición tiene muy poco que pelar. En todo caso, empiece como empiece –si es que arranca, todo hay que decirlo-- no augura la placidez necesaria para levantar Cataluña.

Los problemas de la gobernabilidad están fundamentalmente en el independentismo: de un lado, la pugna entre los herederos de Convergència y Esquerra Republicana de Catalunya; de otro lado, el guirigay en el interior de los nuevos convergentes. Centrémonos, en primer lugar, en esto último.

Puigdemont, al igual que el Papa Luna, se mantiene en sus trece. Ha convertido su castillo de Peñíscola en un hotel de Bruselas. Desde allí lanza urbe et orbe sus encíclicas con la intención de que sean de obligada reverencia. De ese modo está provocando tensión pastoral con los de Junqueras y, especialmente, con los del, por ahora, su propio partido, el PDeCAT. Ambos conflictos no son irrelevantes. Es más, ya no están submergidos, son públicos. Además, esta litigiosidad se suma a la «gran rectificación» de exponentes principalísimos del independentismo –por cierto, dirigentes de ambos partidos— que está sumiendo en el desconcierto a una buena parte de la feligresía militante del procés.

Zafarrancho en re mayor entre los hombres de Puigdemont y el grupo dirigente del PDeCAT. El hombre de Bruselas va por libre. Ha construido un discurso que choca abruptamente con el partido. Más todavía, ha convertido su colegio cardenalicio en una especie de Encomienda de ultramar. Con lo que el pacto se va resquebrajando. Paco o apaño. El PDeCAT convino en que Puigdemont haría la lista electoral a su imagen y semejanza; a cambio los dineros del resarcimiento electoral los gestionaría el partido. Fue, en principio, un equilibrio de debilidades porque las primeras encuestas negaban el pan y la sal al PDeCAT. Puigdemont le dio la vuelta a la tortilla y se convirtió en el Papa Luna.

El hombre de Bruselas sigue en su fortaleza. El PDeCAT teme ser fagocitado por Puigdemont. Pero, no se olvide, en el grupo parlamentario también hay diputados de obediencia estricta de partido que, silentes ahora, en un momento dado tendrán que decir esta boca es mía.

Ya veremos qué pasa en la sesión de investidura, si es que se produce. En todo caso, el cuadro parece ser éste: un conflicto a dos bandas y la amenaza del Estado. Alguien tendrá que deponer las armas. O el Papa Luna o los otros. La inestabilidad, sin embargo, está asegurada. Ni (formal) la mayoría parlamentaria, convertida en retales, ni la oposición, que es un conjunto de tapas variadas, algunas de ellas asaz indigestas. Y si la inestabilidad se consolida parece claro que sus consecuencias serán más funestas. Se enquistarán los viejos problemas y surgirán otros nuevos.

De momento suenan los versos famosos de La Divina Comedia: «Aysierva Italia, hostería cruel / nave sin timonel en tempestad / no dueña de más tierras, sino burdel». Ay, sierva Cataluña…  Quien se felicite de esta situación es un irresponsable.