domingo, 12 de marzo de 2017

Compañera Secretaria General




(Homenaje a Nella Marcellino)



He perdido la cuenta del número de mujeres que optan a dirigir el sindicato de Comisiones Obreras, algunas de ellas en organizaciones importantes como, por ejemplo, Andalucía. Esta es una novedad que llamaremos cualitativa. También en UGT. Hasta la presente nada vetaba formalmente que la mujer pudiera acceder a la responsabilidad de secretaria general, pero las inercias, los malos usos y costumbres –todo ello en clave de poder--  no lo favorecían. La ramplona normalidad abogaba porque un hombre, aunque fuera el menos indicado, se hiciera con las riendas de la organización. La cosa se está rompiendo, afortunadamente. La discriminación implícita está siendo hecha añicos. Que todavía no haya llegado al pináculo no desmiente lo anterior.

Esta situación, que someramente indicamos, se da en un contexto general extraordinariamente complicado para la acción colectiva. De un lado, el gigantesco proceso de reestructuración e innovación de los aparatos productivos y de servicios en unas coordenadas contradictorias, esto es, de globalización y renacionalización, cuya muestra más visible es la vieja Europa. De otro lado, la desestructuración del trabajo asalariado tal como lo hemos conocido y la ruptura del ciclo largo de conquistas de los derechos sociales, dentro y fuera del centro de trabajo. De una parte, el sindicato-hombre que iba perdiendo visión para afrontar los desafíos de tantas emergencias y patologías. De otra parte, el lucro cesante que significaba el despilfarro de tener en el almacén las potencialidades y las nuevas miradas que tiene la mujer sindicalista. El sindicalista, dueño de la casa; la sindicalista, de realquilada.

Estamos, pues, ante una novedad. Que también se está dando en la CGIL, especialmente tras la elección de Susanna Camusso.  Y, como señalamos, ahora en España. Podemos decir que, así las cosas, nuestro sindicalismo se está poniendo al día. Esta es una cesura de notable significación. Por fin se va abriendo el camino al sindicato general y a una plena confederalidad. Queridos compañeros –vosotros, hombres--  no tengáis miedo de lo nuevo.


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