miércoles, 25 de enero de 2017

Trump y doña Correlación de Fuerzas

Escribe El Dómine Cebra

Una gran mayoría de analistas políticos dan por sentado que Trump puede llevarnos a una gran catástrofe. Ciertamente, las primeras decisiones del mandatario norteamericano indicarían que no se equivocan demasiado. Ahora bien, dichos planteamientos son vistos con una concepción determinista o como si fuera una ineluctable catástrofe natural. Y muy pocos han hablado de la importancia de las movilizaciones en diversas grandes ciudades de los Estados Unidos, empezando por la que se dio cita ante el Capitolio, lideradas por las mujeres. Menos todavía se han analizado las importantes concentraciones en un buen número de ciudades del mundo. Por supuesto, no han impedido que el hombre rubio dé su brazo a torcer. Pero sí estamos en condiciones de afirmar que Trump no es imbatible y que la presión ciudadana no es tampoco calderilla.

Que Trump no consiga sus objetivos dependerá de la presión de masas en los Estados Unidos y de la postura de los gobiernos de la mayoría de países. Y esta postura dependerá, a su vez, de las movilizaciones ciudadanas en cada país para obligar a sus gobiernos a no ser la prótesis del hombre rubio. En otras palabras, aquí la palabra la tiene esa dama tan inquietante como es doña Correlación de Fuerzas. En todo ello tienen una enorme responsabilidad las fuerzas democráticas y progresistas. Es decir, partidos, sindicatos, asociaciones y todo aquello que se organiza activa e inteligentemente.

Avisamos: la resignación no es una actitud pragmática. Es estúpidamente torpe. Dañina para quienes la practican. Y recurriendo al tópico: ni apocalípticos, ni integrados. Ser apocalípticos significa que la maldición bíblica llegará, y, por lo tanto, es la antesala de la derrota. E integrados representaría que lo mejor en esta ocasión es quitarse de en medio y cultivar florecillas en el jardín de cada campanario. Ser pragmáticos quiere decir plantar cara. Se recuerda, por otra parte, el famoso concepto de Pietro Ingrao: «indignarse no basta».

Me permito una sugerencia a las izquierdas, al menos las domésticas: tengan en cuenta que la relativa pequeñez de lo que se traen entre manos no es lo suficientemente relevante para frenar a ese Trump.


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