domingo, 23 de octubre de 2016

… «De lucha y de gobierno»





1.--  Potente artículo el de Antonio Baylos en su blog; su expresivo y rotundo título es Cosas que no nos gustan (1):  http://baylos.blogspot.com.es/2016/10/cosas-que-no-nos-gustan-i.html. Las fuerzas políticas de izquierdas harán bien en meditar a fondo lo que indica el catedrático castellano-manchego. Es sobre todo una observación fuerte a las fuerzas emergentes echándoles en cara, amable y contundentemente, algunos infantilismos que ya no sólo son inútiles sino contraproducentes. Helo aquí:

«No nos gusta que las fuerzas emergentes del cambio político minusvaloren la potencialidad de lo institucional democrático y sustituyan su impotencia en ese espacio por una invocación retórica a la lucha y a la movilización social».

Lo compartimos. Es más, diremos que resume brillantemente la filosofía política de la Escuela de Parapanda,  que se dice heredera de las mejores enseñanzas de Togliatti, esto es, la vinculación entre la acción colectiva y la presencia en las instituciones democráticas. Es una premisa para –docet Bruno Trentin--  «transformar las cosas». Digamos, en un aproximado intento de aclarar el asunto, que no se trata de una cuestión temporal –esto es, primero una cosa, la movilización, y después la otra, la presencia en las instituciones. Es, dicho con Einstein, el espaciotiempo. Espaciotiempo. La simultaneidad de lo uno y lo otro en el espacio de la acción política. 

2.--  Hace ya muchos años que se está poniendo en entredicho el carácter y la forma del partido político. A pesar de tantas sugerencias, no pocas de ellas desordenadas, el partido político insiste en llamarse Andana. No sólo se resiste a escuchar las voces que le llaman a su auto reforma sino que se pone tapones en los oídos para no escuchar nada que no le venga de su auto referencialidad. De ello saco una primera (aunque provisional) conclusión: de dicha sordera le vienen al partido político todas sus patologías.

El partido –nos estamos refiriendo al de izquierdas--  necesita un profundo repensamiento y una auto reforma que le marque las reglas de juego en su interior y en las relaciones con la ciudadanía. En ese sentido, entiendo que hay una pre condición. Me atrevo a decir que sine qua non. A saber, la que el viejo Togliatti planteó en su tiempo: «partido de lucha, partido de gobierno». Válida, a mi entender, tanto cuando se está gobernando en las instituciones como en la oposición. Sin esta pre condición –me permito ese descaro— no habrá reforma de la política, ni la osada reforma de la sociedad que Trentin plantea con insistencia en toda su obra. Me pongo en jarras y pregunto: ¿es una propuesta antigua? Por supuesto, tan antigua como física de partículas. Ahí está la física de partículas viendo pasar el tiempo como la calle de Alcalá.


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