domingo, 17 de enero de 2016

Nuevo cuadro político y recuperación del sindicalismo



Homenaje a Eleuterio Quintanilla

Me digo por lo bajinis que el sindicalismo confederal tendría que afinar el punto de mira con relación a las novedades que han aparecido en la escena. Seguro que los grupos dirigentes lo tienen en la cabeza. En mi opinión son dos: a) la tímida recuperación económica (gracias esencialmente a la bajada del precio del petróleo y la evolución del euro) que no acaba de llegar a los bolsillos de la gente corriente y moliente; b) el nuevo cuadro político de nuestro país que, más allá de la configuración de un nuevo gobierno, permite una mayor versatilidad de las relaciones del sindicalismo con las fuerzas políticas.

En el fondo se trataría de esbozar un proyecto factible (un banderín de enganche en toda la regla) en torno a dos grandes e imprescindibles cuestiones: de un lado,  la mejora de los poderes adquisitivos –salarios, sueldos y pensiones--  que, en los últimos años, han sufrido una enorme erosión en todos los sectores; de otro lado, el diseño de una agenda de reformas tanto en los aspectos del derecho laboral como en lo atinente al Estado de bienestar. En suma, es conveniente pasar de la actual trinchera a la movilidad del campo abierto. Si todo está en efervescencia política, ello debería tener su congruencia en el terreno de lo social. Más todavía, si la ciudadanía ha legitimado un nuevo cuadro parlamentario, no es menos cierto que el conjunto asalariado ha vuelto a depositar su confianza con las recientes elecciones sindicales en sus representantes.

Digamos, pues, que nos conviene dar un nuevo salto adelante, bien medido, teniendo en cuenta nuestras fuerzas y la relación de ellas con nuestros aliados potenciales. Tal vez, la primera gran tarea pedagógica del sindicalismo confederal esté en meter en la cabeza a las fuerzas políticas que la cuestión social está indisolublemente ligada a la cuestión democrática; en caso contrario estaríamos ante una democracia demediada. Y por supuesto, de este hipotético trayecto sindical se podrían sacar las lecciones y los primeros apuntes de la profunda renovación que necesita el sujeto social.


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