sábado, 12 de diciembre de 2015

La mafia china "catalana" y sus relaciones con El Corte Inglés y otras compañías de postín




Cada vez que se habla de la moderna esclavitud hay quien arruga la nariz en señal de asombro y desconfianza. ¿Cómo es posible? Eso es cosa de los sindicatos que siempre están dando la tabarra, parecen decir. Sin embargo, ahí está. No sólo en tierras lejanas sino aquí, en nuestro patio, en la mismísima Cataluña. ¿Han leído ustedes el amplio reportaje de El País de hoy: Talleres de la mafia china de Cataluña cosieron ropa de las grandes cadenas? Ya lo ven, no es una maledicencia de los sindicatos para incordiar, es la verdad judicial de una dramática historia que viene del 16 de junio de 2009 en la ciudad de Mataró.

Ese día los Mossos d´ Esquadra registraron 71 locales de confección de ropa regentados por chinos. Encontraron un cuantioso número de etiquetas identificativas, lo que demuestra que no pirateaban los productos sino que trabajaban para grandes firmas comerciales, tales como El Corte Inglés, Zara, Inditex y otras no menos acreditadas. En total, unas 633 marcas españolas. El mecanismo es el siguiente: las marcas españolas contratan a proveedores nacionales quienes subcontratan a intermediarios chinos y estos distribuyen los pedidos a los talleres clandestinos.

La verdad jurídica acredita lo siguiente: «se trabaja de lunes a domingo, sin festivos, durante quince (15) horas al día … dormían en sótanos  cuatro horas, comían sólo espaguetis y arroz, no tenían ventanas ni higiene». Ganan 25 euros al día.  Un total de medio millón de personas en toda Cataluña, la gran mayoría de ellos en situación irregular. Todo ello delante de nuestras pacatas narices. Como en los tiempos de Dickens.

¿Entienden ustedes por qué siempre desconfié de esas baratijas de la responsabilidad social de la empresa que se inventaron para no infundir sospechas? Tales grandes compañías con la mano diestra firman esos protocolos mientras que con la siniestra negocian con las mafias, de allende y aquende los mares, para la sobreexplotación de centenares de miles de personas. Son unas empresas que –imitando la gramática de la gangpolítica--  han afirmado que «no nos consta» que eso sea, también, cosa de ellas.

Oigan: que no es un infundio de esos incordiantes sindicalistas. Véanlo en http://economia.elpais.com/economia/2015/12/11/actualidad/1449866439_022916.html  Que no recuerdo que haya sido referido en las campañas electorales pasadas o presentes. Vaya, vaya…  



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