miércoles, 18 de noviembre de 2015

«Tenemos mayoría para iniciar el proceso, pero no creo que la tengamos para finalizarlo».




¿Se está produciendo un meandro en la estrategia de algunos dirigentes políticos secesionistas catalanes, concretamente en la cúpula del partido de Artur Mas, presidente en funciones de la Generalitat? Para responder, no definitivamente, a dicho interrogante valdría la pena leer atentamente lo que ha declarado el fiel Franscesc Homs en la cadena de la SER: «lo que me motiva a presentarme a las elecciones es la apertura de un ciclo de diálogo y pacto» (1). Homs, como es sabido, es el principal vocero de Artur Mas. Por otra parte, conviene prestar no menor atención a otra respuesta que da en la misma entrevista: «Tenemos mayoría para iniciar el proceso, pero no creo que la tengamos para finalizarlo».  Que, a buen seguro, habrán despertado no poca estupefacción en sus socios de la coalición Junts pel Sí que siempre han disfrazado la gallina de pavo real. Hasta el extremo que un verboso Joan Tardà ha contestado a Homs de esta manera: "déjate de puñetas".  

Tanto si es meandro o finta no conviene echar en saco roto las palabras de este Homs. Representan, sea dicho con todas las cautelas, una micro discontinuidad en lo que hasta la presente ha dicho la fuerza política secesionista más importante en el terreno institucional de Cataluña. Más todavía, es Artur Mas en diferido quien lo ha dicho.

Ya  es sorprendente que se reconozca la extraña relación entre tener fuerza para abrir un proceso y no disponer de ella para acabarlo. Es como si un capitán de industria nos dijera que se ve en condiciones para abrir una gran empresa y simultáneamente se declarara incompetente para llevarla a buen puerto. ¿Cómo interpretar tan angustiosas y extravagantes palabras? Cada cual es muy libre de llegar a las conclusiones que estime oportunas. Por mi parte ofreceré una hipótesis que mostraría la lógica política de las mismas. En primer lugar, ningún político de la responsabilidad institucional de Homs va a un medio, sabiendo las repercusiones que tiene lo que va a decir, sin haberse preparado a fondo y sin la correspondiente chuleta en el cuadernillo de notas. Nuestro hombre fue a la emisora de radio sabiendo lo que quería decir. Y lo dijo.

Homs se dirigía a sus parciales. En realidad lo que podría prepararse –hablo en condicional--  es lo siguiente: mirad hemos llegado donde hemos llegado; no podemos rendirnos, pero los de la CUP no quieren acompañarnos y nos boicotean con lo que nosotros no podemos aceptar, es decir, la renuncia a la presidencia de Artur Mas; y aunque tengamos fuerza para abrir el proceso, no tenemos la fuerza suficiente en votos para asegurarnos un buen final.

Ahora bien, este Homs ¿se dirige solamente a su tropa o está enviando una señal a Madrid pidiendo el auxilio de una apertura de negociaciones? Entiendo que habla en ambas direcciones. Son las ventajas de la lengua bífida.

En todo caso, soy del siguiente parecer: Madrid no debería desoír ese lenguaje. En realidad es un llamamiento para que Pécuchet y Bouvard hablen a calzón quitado (2).

Por supuesto, siempre habrá quien les diga a Mas y sus adláteres que para empezar un negocio hay que saber cómo mantenerlo y sostenerlo. Lo que me parece lógico y normal. Pero, dicho lo cual, hay que aprestarse a empezar el encaje de bolillos. Pensar en el ¡ay de los vencidos! sería un disparate político

Naturalmente, esta hipótesis que comentamos tiene enormes riesgos para el partido de Artur Mas. De hecho se abriría una quiebra –tal vez una ruptura-- de relaciones con Esquerra republicana, que se haría con los caladeros electorales de Convergéncia, ya transformada en otra organización, de un lado; y de otro lado, podría golpear al nuevo partido con una sonada escisión. Así es que lo que barrunto tiene esas lagunas. Pero, entonces, ¿cómo interpretar las palabras de Homs?  





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