sábado, 3 de enero de 2015

ETICA Y EDUCACIÓN PARA GOBERNANTES



«Ética i educació per a governants» es una obra de un sabio persa, Abadallah inb Almuqqafa (720 – 753), que ha sido traducido magníficamente al catalán (versión malloquina) por Margarida Castells Criballés [Angle Editorial, 2014]. Del persa se ha dicho que es un predecesor de Maquiavelo. Que haya que salvar todas las distancias de tiempo y lugar no parece que niegue la mayor. Pues bien, me propongo razonar por qué entiendo que debe ser estudiado con atención el mencionado tratado de Almuqqafa (1).

Una advertencia previa: así como el objeto del estudio de Maquiavelo en El Principe es la relación de éste con la política de su tiempo y, por supuesto, con los acontecimientos y avatares políticos, amén de las enseñanzas que el pasado depara, la obra de Almuqqafa es, más bien, algo parecido a lo que posteriormente se llamó «espejo de príncipes y caballeros», esto es, un manual  de instrucciones de carácter interno. A saber, qué relación debe tener el ministro o el consejero con el príncipe.  

Comoquiera que, en tiempos de Almuqqafa, el príncipe --se decía-- tenía un origen divino, los consejos que este sabio prescribe en su obra son de total supeditación: el príncipe, tenga o no razón (cosa que nunca se plantea en el libro) debe ser obedecido. Y en ese pedestal se construye todo el mandamiento almuqqafiano. Así pues, la lógica del autor es impepinable. Cuestión distinta es la utilidad que todo ello tenga en estos tiempos y en los venideros. De ahí que saque esta conclusión: el libro del sabio persa debe leerse a la contra.  

Vivimos tiempos autoritarios: desde el autoritarismo en el centro de trabajo hasta la política se están consolidando actitudes y formas de ser bonapartistas.

El príncipe –quiero decir: el secretario general, presidente o como se llame al primer dirigente— está substituyendo a los grupos dirigentes y al conjunto de la organización. Incluso en las formas de comunicarse hacia fuera incluye un repetido «yo», que se acerca en el fondo al «nos» mayestático. Esta es la forma, el fondo es que cualquier tipo de ocurrencia banal o no importa qué propuesta que se indica desde el arengario del príncipe es asumida como la voz de la organización. Este es un estilo que se incrementa mientras declina la gramática de la organización. Así pues, los grupos dirigentes siguen –no sólo sin atreverse a rechistar sino como cosa natural— las prescripciones de Almuqqaffa, a quien no sólo no han leído sino que ni siquiera conocen que el sabio persa murió descuartizado por orden del príncipe sin agradecerle los servicios prestados.

Por sorprendente que parezca el método de las primarias para elegir al primer dirigente de la organización –lo he dicho en repetidas ocasiones en esta misma tribuna, gnándome la antipatía de no pocos--  confiere un áurea presidencialista al elegido por dicho plebiscito. Este áurea acaba transformándose en bonapartismo con la anulación de los grupos dirigentes y de las estructuras intermedias. Lo chocante del caso es que las primarias aparecen como el no va más de la participación como la panacea para evitar los procesos de burocratización. Y ha llegado la exageración a tales extremos que una dirigente de IU (Madrid) ha declarado que «si Izquierda Unida hubiera hecho primarias en las europeas, no se habría dado el fenómeno de Podemos». Y se ha quedado tan pancha con esta manera de explicarnos a nosotros algunas de sus vicisitudes. O sea, no importa (o importa menos) la literatura programática, el proyecto europeo, que el hecho de hacer primarias.

Acabo trayendo a colación un sabio santaferino, Juan de Dios Calero, cuya ley más conocida es: las organizaciones pequeñajas corren el peligro de la grupusculización; las grandes tienen una tendencia natural a la burocratización. Pues bien, ambos peligros no se confrontan con el ungüento amarillo de las primarias. Fijénse ustedes que los consejos de Almuqqafa, que hoy se siguen casi al pie de la letra, comportan un elogio de la burocratización, aunque no fuera ello la intención del sabio persa. El neobonapartismo de hoy puede ser paradójicamente aumentado por las primarias.

(1) Este ha sido el regalo de Reyes que me ha hecho Helios, tal vez con alguna retranca.

 

Radio Parapanda.--   COLOR LOCAL (desde Grecia)




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