jueves, 19 de junio de 2014

EL FIASCO DEL DISCURSO DEL SEXTO FELIPE



Lo diré sin tapujos: no me ha gustado nada el discurso del sexto Felipe. Por lo demás, el concepto de fondo, «Monarquía renovada para un tiempo nuevo», además de retórico, me parece tan viejo con el Pont Neuf del Sena, que chocantemente es el más antiguo. Ni siquiera una insinuación de las características centrales de esa renovación.

Francamente, sólo he visto en la intervención del nuevo rey un conjunto de «orquídeas verbales», de juanramoniana memoria. Más todavía, dicho con borbónico casticismo: ni chicha ni limoná. Ya veremos qué opinan al respecto los monárquicos de toda la vida o los de nueva adhesión; ya iremos viendo que dicen los republicanos cimbrios.

Lo más decepcionante ha sido su clamoroso silencio sobre la crisis y sus efectos. Tan sólo una caritativo «cercanía a los golpeados por la crisis». Ni siquiera se ha aproximado a lo que viene diciendo el Papa Francisco. Más todavía, ni una sola palabra sobre la corrupción. Educadamente considero el discurso como un perifollo.

Quienes habían pronosticado que el sexto Felipe tendría un “detalle” con las lenguas catalana, vasca y gallega se han quedado sólo con la propina del final de la intervención: «Muchas gracias» en las lenguas de Espríu, Xavier de Lizardi y Rosalía. De manera que lo rácano, si breve, dos veces rácano.


Sólo una novedad: la ceremonia no ha estado acompañada de rito religioso alguno. Esta novedad, que no negamos, se la recordaremos a quien corresponda cuando, en otras posibles ceremonias futuras, salgan a relucir los hisopos. Lástima, sin embargo, que el sexto Felipe haya acudido a su proclamación con vestimenta militar.   

Radio Parapanda. NO PASA NADA SALVO ALGUNA COSA

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