lunes, 16 de diciembre de 2013

EL SINDICATO: SU DIMENSIÓN SOCIAL Y SUS LÍMITES

Los trabajadores se afilian a un sindicato a través de un vínculo que es de naturaleza social. Los ciudadanos lo hacen a un partido político a través de un vínculo que, me excuso por la obviedad, es de naturaleza política. Digamos que «lo social» une a los asalariados, mientras que «lo político» los separa. Lo social es, pues, un nexo unitario; lo político es de separación. Aclaremos que no se trata de límites del sindicalismo, sino de dimensión de su personalidad.

Ciertamente, el sindicalismo confederal español ha ido asumiendo nuevas intervenciones en determinados espacios que tradicionalmente estaban reservados a los partidos políticos. Por ejemplo, en lo relativo al Estado de bienestar. Pero, lo hizo en clave social, y desde esa identidad fue conquistando derechos e instrumentos que llamamos bienes democráticos. Ahora, desde esa misma condición social el sindicalismo confederal está librando una batalla gigantesca. 

Por ello, el sindicalismo debe ser muy cuidadoso a la hora de introducir determinadas opciones de naturaleza política en sus planteamientos, especialmente cuando éstas pueden dividir o separar a los trabajadores de Cataluña o los que Cataluña con los del resto de España. ¿Habrá que recordar que la tentación del pansindicalismo ha sido una fuente de problemas innecesarios entre los trabajadores y de éstos con el sindicato? ¿Tendremos que recordar que, cuando hemos desbordado la dimensión social, se han creado fuertes laceraciones en el interior de la casa?

Yendo por lo derecho: el sindicato, en este caso Comisiones Obreras, no puede ir más allá de lo que ha dicho oficialmente hasta ahora sobre el «derecho a decidir». Optar por cualquiera de las posiciones que defienden los grupos políticos, sería en este caso: a) sobrepasar la personalidad del sindicato, y b) generar una división en el seno de los afiliados.


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