domingo, 24 de marzo de 2013

RAIMON OBIOLS, EL HOMBRE QUE LEÍA DEMASIADO


Raimon Obiols es uno de los políticos catalanes más prestigiosos desde hace más de cincuenta años. Es una persona que afectuosamente podríamos calificar como «rara avis»: tiene una sólida formación intelectual, cosa infrecuente en esas alturas, una enorme preocupación por la cultura y una patológica pasión por la lectura, extraña en sus colegas de actividad pública. En cierta ocasión, en un debate parlamentario, Jordi Pujol le espetó a modo de censura: «Lo que le ocurre a usted es que lee demasiado»; Obiols le replicó: «Nunca lo suficiente». Por lo demás, nuestro hombre tiene una importante obra escrita; yo destacaría tres libros que, hoy por hoy, siguen teniendo una gran actualidad: «Los futuros imperfectos», «Catalunya oberta» y «Patria humana, globalización en el siglo XXI». Lo chocante del caso es que sus cofrades de partido, por lo general, no los han frecuentado lo suficiente y algunos ni siquiera los han leído en diagonal.  Vale la pena decir que, me consta, Obiols ha escrito de su puño y letra todos sus libros, lo que tampoco es frecuente en los dirigentes políticos que acostumbran a tener una serie de escribas sentados a su disposición: «es lo mínimo que se puede decir».

Precisamente «El mínim que es pot dir» es el título de su autobiografía. Todo un título tan austero como su mismo autor.  Es un libro de reciente publicación que me ha sorprendido gratamente porque más que una autobiografía al uso tiene, por así decirlo, un carácter marcadamente «coral». Por supuesto, es la autobiografía de Obiols pero, contrariamente a los cánones del género, el personaje central no aparece desmesuradamente y ni siquiera acompañado sino participando, como se ha dicho, «coralmente».

Tan sólo una cosa me ha sorprendido. No aparece en este libro, de 447 páginas, el nombre de Justo Domínguez. Y lo mínimo que se puede decir es que lo encuentro chocante. Justo Domínguez fue secretario general de UGT de Catalunya entre 1983 y 1990 y Obiols lideró el socialismo catalán entre 1983 y 1996; es decir, ambos dirigentes compartieron siete años dirigiendo, uno, el sindicato y el otro el partido. Así pues, nos quedamos sin saber, desde la óptica de Obiols, el carácter de aquellas relaciones entre el sindicato y el partido que, durante el mandato de Justo, significan en una discontinuidad; esto es, en la fatigosa búsqueda de la independencia del sindicato con relación al partido «hermano»: una situación que se ha ido consolidando en UGT, siendo Justo el que puso la primera piedra en esa construcción. Fueron, todos lo sabemos, unas relaciones conflictivas que terminaron con la salida de la escena del sindicalista. Con o sin relación con la ausencia de Justo en esta autobiografía tampoco aparece en la obra la gigantesca movilización catalana (también en toda España) del 14 de diciembre famoso. Lo cual no deja de ser, de igual modo, un tanto chocante. Y un tanto sorprendente porque Raimon Obiols ha sido, en mi opinión, el dirigente socialista catalán que ha tenido mayor sensibilidad social desde unas posiciones inequívocamente de izquierdas.

En todo caso, para un servidor ha sido un placer haber visitado la autobiografía del «hombre que leía demasiado». De aquel que respondió con un «nunca lo suficiente».  
           

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