sábado, 26 de noviembre de 2011

CRISIS DE IDENTIDAD Y DE LEGITIMACIÓN

Hasta la presente no se ha encontrado ninguna alternativa a los partidos, pero tampoco se ha hallado ninguna solución a su crisis de identidad y de legitimación. Me pregunto si esta cuestión no podría formar parte, entre otras de no menores pelendengues, de un conjunto de debates de todas las izquierdas (desde las expícitamente reformistas a las que se llaman alternativas) para abrir veredas que conduzcan a una democracia rejuvenecida. No creo que nadie pierda absolutamente nada si se abren círculos de discusión entre las izquierdas para hablar de ello. Ni siquiera los estados mayores.


Radio Parapanda: Elogio del Moralismo




martes, 22 de noviembre de 2011

EN TIEMPOS DE ZOZOBRA HAY QUE RENOVARSE

El PSOE no tendrá las cosas fáciles durante esta legislatura. Su principal argumento a lo largo de los dos últimos años ha sido este: lo que estamos haciendo y lo que haremos no se basa en el interés del partido sino en el de España. Ha sido la coartada para una gestión desacertada de la crisis económica. Esta ha sido la argumentación-burladero para poner en marcha una serie de putativas reformas que, además, intentaban argumentar que ellas serían elementos correctores de la crisis económica y, sobre todo, que harían desistir la bulimia de los mercados. Lo que no ha sucedido, ni podía suceder. Con tamaña dogmática el PSOE se ha encadenado también para esta legislatura.

De manera que, cuando desde las bancadas socialistas arremetan (ya veremos cómo lo hacen) contra las medidas del Partido popular, la respuesta la tendrán cantada: “hacemos tres cuartos de lo mismo que ustedes llevaron a cabo”. Es más, tal vez podrían afirmar que el interés de España no cambia con la mudanza de gobierno”. En esas condiciones lo único que habrá cambiado es el burladero que ha pasado de estar en sol y sombra para ser, ahora, de sombra. Tan sólo quedaría la voz autorizada, y sin ningún tipo de coartadas, de la izquierda que ha visto premiado su praxis así en la calle como en el parlamento. Pero esta voz no es suficiente. Cayo Lara lo ha dicho con austeridad románica: “Nosotros no podemos hacerlo todo”.

El PSOE tiene que desembarazarse de su inmediato pasado. Veremos en qué queda el desarrollo de su congreso: si es una rutinaria operación con los mínimos aderezos del disimulo o es una cesura capaz de abrir un nuevo iter en la política española. Ahora bien, dicen las cosas de la vida que cuando hay grandes desperfectos no se está en las mejores condiciones para proceder a renovarse. Lo que inspiró a un aguerrido Loyola a pontificar que “en tiempos de zozobra es mejor no hacer reformas”. Pero ni la tradición es una ciencia ni Loyola lo dijo inspirado por la Santa Paloma. Es decir, no conocemos teorema alguno que valide lo que susurra la tradición ya sea interpretada chusqueramente como por Loyola.

El problema está en lo que quiera ser el PSOE, porque de ahí vendrá un proyecto –sabiendo que un proyecto no es una suma de retales— y un radicalmente nuevo grupo dirigente que no haya estado implicado hasta las cejas (aunque lo haya estado hasta las ingles) en lo que ha sido ese subjetivo interés de España.

¿Qué por qué me meto en camisa de once varas? Pues porque a mis sesenta y ocho años no quiero que me amarguen demasiado la vejez. O sea, siguiendo el mensaje paulino, la caridad empieza por uno mismo.


Radio Parapanda. Democracia y crisis: salir de Termidor (A propósito de un libro de Gerardo Pisarello)



domingo, 20 de noviembre de 2011

¿CUÁNTOS KILÓMETROS TIENE LA TRAVESÍA DEL DESIERTO?






La victoria del Partido popular ha sido de las que hacen época; el descalabro del Partido socialista ha sido, como estaba previsto, espectacular así en sus tradicionales graneros como donde lo eran menos. El significativo incremento de votos a la izquierda alternativa (sin lugar a dudas merecido) no puede, sin embargo, compensar la debacle socialista. Así pues, se abre un nuevo recorrido en la relación de fuerzas en nuestro país.




A partir de ahora surgirán voces, cerca o lejos del Guadalquivir –que diría García Lorca— afirmando: este ciclo de la derecha será largo, las izquierdas inician una larga caminata por el desierto. Es lo normal tal como ha ido la cosa ayer domingo. Sin embargo, tanto en el artificio político como en la ciencia matemática una gota de agua más otra gota no son necesariamente dos gotas.




En efecto, las cosas no pintan bien. Pero no sabemos a ciencia cierta cuántos kilómetros tendrá la caminata de las izquierdas. De manera que parodiando a don Umberto Eco: ni apocalípticos ni sepultados. Simplemente derrotados.



El itinerario, largo o muy largo, de las izquierdas dependerá (sólo y solamente) de ellas mismas. Esto es, de cómo valoren los resultados; de la capacidad honesta de autoverificación de las causas que le han llevado a tan gran estropicio: “la culpa, querido Casio, no es de las estrellas, es de nosotros mismos”; también de la regeneración y renovación de su proyecto. Y, ¿habrá que repetirlo ad nauseam, del tipo de relaciones que establezcan entre sí ese conjunto de islas separadas que son las izquierdas en la actualidad; por supuesto, de la manera de compartir vínculos, formales e informales, con la trama de movimientos sociales que todavía se mueven aunque sea en tropel.


O sea, que ponerse a recitar ¡Ay de mi Alhama! sólo será un tan patético como paralizante desahogo. Por lo tanto, llórese cuarenta y ocho horas, pero seguidamente denle vueltas a la cabeza y ábrase la caja de hacer el encaje de bolillos.




La izquierda alternativa no debe esperar la construcción de su propio itinerario sobre las astillas del PSOE. La autoreconstrucción de la izquierda alternativa vendrá de ella misma o no vendrá por las derrotas de otros. Creo recordar que eso es lo que pasó siempre.




Mis parabienes especialmente a Gaspar Llamazares y Joan Coscubiela: dos bravos candidatos, ya diputados, que han peleado (sabiamente) lo suyo. Brindo por ellos con cava Gaudeamus igitur de la cooperativa de Parapanda.







miércoles, 16 de noviembre de 2011

CONTRA LA PRIVATIZACIÓN DEL PODER POLÍTICO







Los gobiernos de Grecia, Italia y España han hecho lo que les dictaban los mercados; sin embargo, los problemas siguen agravándose. Ahora, otros doce países de la Unión Europea empiezan a sentir las cosquillas de los mercados en sus propias carnes. Hablando en plata: sigue rugiendo la marabunta. Sigue la marabunta tras la celebración del encuentro del G – 20 en Cannes. Así las cosas, parece de cajón que es oportuno cambiar las preguntas. Es decir, …


… ¿por qué los mercados iban a desistir de su voracidad tras la dimisión de Papandreu y la configuración de un gobierno técnico?; y tres cuartos de lo mismo, ¿por qué los mercados iban a dar un respiro al italiano Monti? Pues bien, ¿qué nos apostamos a que la presión de los mercados continuará ad nauseam? ¿Qué nos jugamos a que Francia, en menos que canta un gallo, se verá sometida a un zafarrancho de combate? Cosas veredes…


Primera consideración: el sometimiento político de los gobiernos nacionales a la continuada agresión a los mercados no sólo no ha resuelto nada sino que ha ido agravando la situación. Segunda consideración: los gobiernos nacionales no sólo no corrigen el punto de mira sino que doblegan todavía más sus espaldas. Todo ello ha desembocado, al decir de Jacques Délors, en que “
l’euro et l’Europe sont au bord du gouffre.” O del mismo Felipe González: “la UE està al borde de un abismo irreversible” . . Se trata de dos personalidades que nunca han sido vistos ni acusados de alarmistas.


Como tampoco es alarmista considerar que la economía se ha desembarazado de la política y lleva camino de la privatización descarada del poder político, disfrazado de poder técnico para no infundir sospechas. Porque, en el fondo, el gobierno técnico es una variante de la privatización del poder. Y comoquiera que, de un lado, hay fuertes intereses para que las excepciones griega e italiana se expandan por el patio de vecinos europeo, y, de otro lado, la política dimite de sus propias responsabilidades, puede llegar el caso que el gobierno técnico sea la regla y no la excepción. Lo que avisamos desde Parapanda como aviso para navegantes y excursionistas. Más todavía, tal idea puede encandilar a más de uno, basándose en la siguiente construcción de ideas: los partidos siempre van a la suya, pero los técnicos, que están al margen de unos u otros intereses, tienen unos comportamientos neutrales. Más o menos tan neutro como cualquier teorema, pongamos que hablo del referido al de la Poligonal convexa (envolvente y envuelta)


Lo que nos llevaría a la afirmación del ingeniero Taylor: dado que mis sistemas de organización del trabajo son científicos, los sindicatos nada tienen que decir al respecto. Lo que traducido al cuadro político tiene su equivalente. Sería el reino de los filósofos de Platón, perdón, el reino de los técnicos de Taylor. Así las cosas, existe un fundado riesgo de que el gobierno técnico se convierta en fuerza intelectual dominante. La política no sería uno de los tantos reflejos de la economía sino algo que sería totalmente engullida por ésta.


Ahora bien, plantear la (necesaria) regeneración de la política está alcanzando ya ciertas cotas de retórica de baratillo. Pero tengo para mí que no vendrá de la política instalada. No es cuestión de pesimismo sino de realismo basado en los datos y las cosas de la vida. Podrá venir de la política que hacen los que están alejados de ella, esto es, de la política submergida. De la gente que participa, de manera activa e inteligente, en transformar esta realidad partiendo de cómo es dicha realidad. Por supuesto, también ejerciendo todos los derechos democráticos: el más inmediato es el próximo domingo. Pero hay más, en la presión sostenida para la reforma de la política y para frenar el acelerado proceso de cooptación de ésta por la economía. Yo lo haré por Joan Coscubiela, y espero que muchos salgan del limbo manierista de votar en blanco o abstenerse garrulamente.


Quiero decir que la clave está en la gente. Fíjense en un detalle: se han retirado las firmas que se anunciaban en la pocilga del programa televisivo La Noria, presionadas por los internautas esencialmente. Sin embargo, la audiencia aumentó. ¿Se me entiende lo que quiero decir? Lo siguiente: en Italia el demagogo oligárquico ha sido substituido por un “governo tecnico”, impuesto desde fuera de la política (1). Pero el humus del demagogo oligárquico sigue vivo y coleando. Esperemos, no obstante, que no suba su audiencia como esa pocilga televisiva que se ha citado anteriormente. Es posible que ahora me explique mejor.



(1) Aquí tiene información de quién es quién en el gobierno Monti: http://www.ilmanifesto.it/approfondimenti/ritratto-di-governo/





Radio Parapanda. ¡No sé a quién votar! (y IV), docet Manolo Martínez Morales.


domingo, 13 de noviembre de 2011

ESTO ES CIU ... Y EN ESO SE HA CONVERTIDO SU TELEVISIÓN



Convergència i Unió tiene aún una aura democrática de “socarrel”, a diferencia del PP. Le viene de la etapa de Pujol y la antigua guardia, aquéllos que lucharon por las libertades democráticas bajo en franquismo. Ciertamente CiU ha sido siempre una especie de conchabeo, de difícil caracterización, en tanto que a políticos democráticos y de visiones más o menos progresistas se mezclaban franquistas reconvertidos y, en la Cataluña profunda, carlistas no reconvertidos. Ocurre, sin embargo, que esos jóvenes que actualmente son el núcleo duro de Convergència ocultan bajo su nacionalismo una clara visión neoliberal (lo que, obviamente, no quiere decir que la antigua CiU hiciera ascos a la derecha, ni mucho menos).


La prueba la encontrarán en el actual Gobierno de la Generalitat, el “gobierno de los mejores”, como lo caracterizó Artur Mas en su día. Gobierno de los sedicentes mejores conformado por mediocridades del aparato –que apenas salen en televisión, como no sea para descalificar a la izquierda, y sin hacer un sola propuesta-, una vicepresidenta que no llegó nunca a titularse y un catedrático de economía formado en Estados Unidos, de gran prestigio académico por sus dogmática, pero a quien la gestión de la hacienda pública le viene grande. Y por supuesto, en aquellas áreas en las que tiene gran peso lo público dos grandes personajes que creen en las privatizaciones: enseñanza (Irene Rigau) y, especialmente, sanidad, con Boi Ruiz, ex presidente de una patronal sanitaria, que recientemente tuvo la ocurrencia de afirmar que “
la salud es un bien privado que depende de uno mismo, y no del Estado” y el hombre se quedó tan tranquilo. ¡Ah!, se me olvidaba: en empresa y ocupación un tal Xavier MENA, vinculado a ESADE y todo su aparato propagandístico y mediático (otra cosa es el nivel científico). Sin duda: el gobierno de los mejores.


TV-3 ha tenido siempre muchos defectos. Pero ha sido, sin ningún género de dudas, la televisión más imparcial desde sus orígenes. Lo fue en los gobiernos de Pujol y lo ha sido con los gobiernos del Tripartito. ¡Cuántas veces he tenido que oír las envidias no ocultas de amigos de Madrid o Valencia por sus respectivas televisiones autonómicas y sus elogios a TV-3!


Lo que ocurre es que ya hace bastantes meses que los jóvenes turcos neoliberales de CiU han tomado posesión y han empezado a desplegar sus redes. Y cabrá recordar, por si alguien lo ha olvidado, que los neoliberales no son precisamente muy respetuosos con la objetividad informativa. Debo confesarles que miro los informativos de TV-3. Y que desde ya hace algunos meses algo huele a podrido en Sant Joan Despí. Pero el otro día, en concreto el pasado viernes, se acabaron de encender todas las luces de alarma.


¿Recuerdan ustedes el debate del verano sobre el pago del PIRMI y el sistema de pago instaurado por cheque y toda la polvareda que se armó?.
Las explicaciones entonces del Conseller Mena pasaron por imputar el despilfarro de la renta mínima por el gobierno del Tripartito, aducir que el cuarenta y dos por ciento de los beneficiarios eran extranjeros y que muchos habían vuelto a su país de origen y, pese a ello, seguían cobrando las ayudas públicas. Los papeles pusieron en su boca, incluso, que 9.000 marroquís cobraban la renta sin vivir en Cataluña.


Pues bien, han pasado los meses. Y el tema fue objeto de nueva noticia el pasado día 11 del presente mes en el informativo del mediodía de TV-3. Si quieren acceder a dicha noticia pueden hacerlo en
http://www.324.cat/video/3801490/altres/Telenoticies-migdia--11112011. Si miran el video de ese telenoticias (después de una anuncio publicitario, por cierto en castellano) vayan al minuto 23.19. El presentado afirma que tres meses después de la revisión del PIRMI la Generalitat no localiza a más de dos mil beneficiarios, indicando a continuación que se había publicado un edicto con el nombre de los beneficiarios que no se habían localizado. Y aquí viene lo estupendo: esa noticia va acompañada de la imagen del Diario Oficial de la Generalitat en el que aparecen nombres de personas citadas: si miran esas imágenes podrán ver cómo aparecen varios nombres localizados entre las letras AC-AG, tras un fundido, de las letras HAM-HER y, tras otro fundido, de las letras SOT-TA. Podrán comprobar como la inmensa mayoría de nombres que allí aparecen 49 nombre susceptibles de ser árabes, 19 con apellidos más o menos españoles y 12 son nombres extranjeros no arabizantes, generalmente europeos. Cuando vi la noticia pensé que tal vez el Conseller culpando “al moro” tenía alguna razón.


Sin embargo, ese edicto está publicado en el Diario Oficial de la Generalitat del día 10 de noviembre (
http://www.gencat.cat/diari/6002/11300066.htm) Y la curiosidad me llevó a clasificar los 2355 nombres que aparecen en él. Pues bien, haciendo una interpretación amplia de nombres árabes (incluyendo también urdús y otros asimilados) a mi me salen 836 nombres (un 35,5 % del total). Y nombres españoles –o que utilicen los dos apellidos con nombres españoles, lo que también incluye buena parte, aunque no todos, de posibles inmigrantes hispanoamericanos- el resultado es de 1355 (es decir, el 57, 5 % del total) Sin embargo, en las imágenes que “alguien” escogió en el listado, más del sesenta y uno por ciento eran nombres “arabizantes” y apenas el 24 % españoles.


¿Casualidades? ¿Será que estoy muy sensible? No lo sé, pero en todo caso no deja de ser un dato significativo. Especialmente, si se pone en relación con las manifestaciones de nuestro honorable Conseller cuando estalló la crisis del PIRMI. La impresión que tuvo el ciudadano que vio ese día TV-3 es que la inmensa mayoría de supuestos defraudadores eran árabes, presumiblemente magrebies (en relación con las manifestaciones efectuadas por el señor Mena). Y eso no se corresponde con lo que salió publicado en el DOGC.


Por cierto, Conseller: ¿Los 9000 marroquíes que según usted cobraban el PIRMI y no residían en Cataluña han vuelto todos?

viernes, 11 de noviembre de 2011

ES LA ÉTICA, SO ESTÚPIDOS

Ha muerto Zsa Zsa Gabor.


Miquel A. Falguera i Baró. Magistrado Tribunal Superior de Justícia de Catalunya



Confieso que apenas oigo o leo las noticias y debates electorales. Me aburre y me cansa el simple ruido, sin ningún tipo de propuesta de estructura futura de nuestro país, que es lo que está ocurriendo en estos días (con la única salvedad de lo que dice Joan Coscubiela, en medio de los gritos y las descalificaciones del resto)


Con todo, lo que más me preocupa no es esa ausencia de debate sobre el diseño del futuro de nuestra estructura productiva o sobre el modelo del Estado del Bienestar. Ni tan siquiera me inquieta excesivamente la ausencia en el circo electoral del futuro de Europa –en un panorama cada vez más inquietante y fracturado-. Lo que me resulta del todo sorprendente es que nadie haga mención a la necesidad de una nueva ética privada y pública.


De las nefastas consecuencias del neoliberalismo la peor, desde mi punto de vista, es eso que se ha venido a llamar como “capitalismo popular”: es decir, la implementación en todas las capas sociales –y no sólo entre los opulentos, que es lo suyo- de individualismo descarnado, la falta de solidaridad con los demás, el propietarismo a ultranza, la paranoia del crecimiento económico a cualquier precio, la ostentación pública sin vergüenza.


Decían nuestro padres que “más vale pobre, pero honrado”. Era ésa una propuesta ética en toda regla, en la que nos formamos muchas generaciones y que, a la postre, venía a ocultar todo un principio de alteridad. La honradez y los valores por encima de todo, como regla de conducta personal.


Eso es hoy una entelequia. De tal manera que quien adecua su forma de vida y su actuación personal a tan sano principio de civilidad es tildado de raro, una especie de anomalía extraña. La honradez, la austeridad, el afán de autosuperación a través del trabajo y del esfuerzo personal parecen ser cosas del siglo pasado. Lo que hoy se ha instaurado es la lógica pequeño-burguesa del exhibicionismo impúdico de una supuesta riqueza sin esfuerzo (de una falsa riqueza: estaba construida sobre humo)


En estos días se critica mucho a Alemania. Sin duda que cabrá achacar a la Merkel su dogmatismo neoliberal y su cerrazón en las políticas de contención del gasto público en momentos de crisis, lo que se está convirtiendo en el mantra suicida de la Unión europea. Pero ocurre que se olvida algo importante: mientras aquél país en los momentos de crecimiento económico siguió invirtiendo en su modelo productivo y no cayó en la tentación especulativa (un piso en el centro de Berlín costaba la mitad que uno en Barcelona), en el sur de Europa hipotecamos a nuestros hijos –y probablemente a nuestros nietos- para gastárnoslo en lujo, viajes onerosos, bodorrios de ricos, automóviles de supuesta gama alta y chalecitos adocenados –la supuesta “calidad de vida”-. Aunque cabría matizar esta última afirmación: quién así obró no fueron las clases opulentas, fueron las autoproclamadas clases medias. Los “gordos” (los gordos de verdad) siguieron desplazándose por la ciudad en transporte público o en utilitarios, no en vehículos de cientos de miles de euros que poseen guardados en garajes. Sin embargo, las “clases medias” utilizaban sus estúpidos 4 x 4 para llevar al niño al colegio. Colegio, por supuesto, concertado. O, si uno se paseaba determinadas poblaciones en las que la especulación hizo estragos, podía asistir a una interminable sucesión de Mercedes.


Lo que se nos venía encima era a todas luces evidentes hace ya más de un lustro: ¿qué sociedad se podía permitir el lujo que un bien de primera necesidad como la vivienda se fuera encareciendo sin límite en base al simple crédito de futuro? ¿qué futuro aguardaba con la suicida tendencia a la simple especulación basada en un sector como la construcción, con escasa aportación de valor añadido, mientras el sector industrial se desmantelaba y apenas se invertía en nuevas tecnologías y enseñanza?


Cualquier mente mínimamente organizada podía llegar hace cinco años –y antes- a la conclusión que ese modelo era demente y que podía tener perniciosos efectos sobre nuestro futuro. Sin embargo, era ésa una conclusión que nadie quería escuchar. ¿Se imaginan qué hubiera pasado si en las elecciones generales del 2008 un partido mayoritario hubiera propuesto el fin del modelo del ladrillo?... hubiera sido barrido sin consideración por los electores. Por el contrario, los programas electorales iban llenos de medidas de incremento de ayudas a la construcción, a la compra de viviendas, al crédito barato… Nadie habló de austeridad. Nadie habló de potenciar la economía productiva –más allá de genéricas declaraciones-. Nadie habló del control de la Banca y de su política crediticia.


Y ahí tenemos ahora a la inmensa mayoría de nuestros conciudadanos, descubriendo atónitos, como niños con juguetes rotos, que no son ricos como ilusamente creían. Lo sorprendente, con todo, no es el descubrimiento de la estupidez –lo que sería un avance-, sino su negación. Es decir, la creencia que con cuatro retoques y cinco recortes (que creen, ingenuamente, no van con ellos) se podrá volver al “paraíso” de hace unos años. Ahí están las encuestas electorales, pronosticando abrumadoras mayorías absolutas de un partido que aún no nos ha dicho qué va hacer si alcanza el gobierno, aunque todo el mundo sabe qué va a hacer (por cierto, en unos momentos en los que próximamente el vuelco hacia la izquierda en la mayor parte de los países europeos parece cantado)


Es igual para nuestra conciudadanía: la cuestión es castigar al actual gobierno de Zapatero, que es la causa de todos nuestros males. Y cierto, el actual gobierno (y el anterior) ha seguido con la política de ser muy progresista en derechos civiles, pero practicar el estúpido y ciego “laissez faire” en el terreno económico, sin profundizar en políticas sociales igualitarias, más allá de actuaciones de simple escaparate. El resultado está servido: en España ha crecido la desigualdad, no se ha alcanzado la cobertura social de otros países pese al anterior crecimiento económico y se ha desaborlado el sector productivo. Y cuando los mercados llamaron al orden, Rodríguez Zapatero fue el primero en recortar derechos sociales y desmontar nuestro escuálido Estado del Bienestar. Y el discurso electoral del PSOE es ahora manifiestamente ineficaz: “los otros –el PP- serán mucho más duros que nosotros, os están escondiendo el programa”. ¿De verdad cree Rubalcaba que los ciudadanos no saben lo que les viene encima?


Mas lo más preocupante para mí es que la conciudadania laborante siga soñando con el paraíso perdido, obviando que fue el juego de la especulación y del capitalismo popular –al que todos, en mayor o menor medida, jugamos- lo que nos llevó a la actual situación. Por eso se castiga al PSOE y se ve al PP como el mal menor.


Sin embargo, de las crisis no se sale colectivamente con la especulación. Se sale con ahorro, con trabajo y con solidaridad. Se sale con esfuerzo. Y de sale sabiendo que el futuro de las nuevas generaciones depende de nuestro afán de superación y con la previsión de un de un modelo de civilidad democrática igualitario, fraterno y colectivo. ¿Para qué me voy a esforzar en mi trabajo si de ese esfuerzo se acaban aprovechando los bancos y los más ricos? Por eso el neoliberalismo es incapaz de solucionar la crisis: porque no está ofreciendo ningún modelo de civilidad alternativo, sino la produndización de más de lo mismo.


Pero eso significa que nuestros conciudadanos deben saber que no son tan ricos como creían, que ya no forman parte –no lo han hecho nunca- de la “champios league” de los grandes países. Que comprarse un todoterreno si no se vive en zona montañosa es un acto cuasidelictivo. Que la vivienda es un bien de primera necesidad y que no es ninguna inversión, por lo que debe ser mal vista la especulación en este terreno (dice el artículo 47 de nuestra Constitución: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación”… al parecer ningún cargo público había llegado a leer ese artículo)


Nuestros conciudadanos deben saber que la civilidad democrática exige la existencia de mecanismos colectivos de participación social y, por tanto, la participación efectiva de todos los ciudadanos en los mismos (si los sindicatos y los partidos son tan malos como muchos dicen, ¿por qué no aparecen otros de nuevos que cubran el vacío?) Alguien debe decirles a nuestros conciudadanos que la riqueza es colectiva y que ninguna sociedad se ha construido al margen del trabajo. Y alguien debe recordarles que la civilidad democrática es fruto de muchos años de evolución de la especie y que se ha estructurado no únicamente a través de la libertad personal, sino también mediante la igualdad y la fraternidad humana, porque si no, no existe una sociedad, existen simples ciudadanos aislados.
La actual crisis no habría existido si la codicia no se hubiera extendido en todas las capas sociales. Y no se saldrá de ella sino se invierten los valores sociales y se sitúa en el eje del debate social la necesidad del esfuerzo individual al servicio de unos valores colectivos de civilidad.


¿Alguien ha oído algo similar en el actual debate electoral? ¿Alguien ha oído hablar de nuevos valores sociales colectivos? (repito: excluyo a Joan Coscubiela). ¿Son tan inútiles los políticos –especialmente de izquierda- que no son capaces de explicar esos nuevos valores colectivos? Creo que no: el problema es que nadie se atreve a decirle al emperador que está desnudo. Porque una buena parte de la ciudadanía sigue soñando con el crédito barato, el chalecito dónde dios perdió el gorro, el sacrosanto vehículo privado, lo más aparatoso y ostentoso posible y el viaje a Cancún, mientras se embrutece viendo en televisión intoxicaciones mediáticas y cree que es libre desconociendo la existencia –y los problemas- de los demás y aislándose del debate social colectivo. Pero debe explicárseles que ese modelo ya no es posible. Porque mientras eso no se asuma, no se superará la crisis y nos seguiremos hundiendo en un pozo sin fondo. Pero así no se suman votos. Hay que decirle a la plebe lo que quiere oír, no explicarle la realidad.


¿Se extraña alguien que ante ese triste panorama social saquen mayorías absolutas políticos corruptos? La corrupción –por la universalización de la codicia y el individualismo- no está sólo en la política: está en el tuétano de nuestra sociedad por causa del capitalismo popular del neoliberalismo.


Decirle a nuestros ciudadanos la verdad debería ser el eje central de la campaña electoral de las izquierdas en estos momentos, ofreciendo a la vez un modelo social y ético alternativo. Claro que se corre el riesgo que la debacle del voto progresista sea aún más fuerte. Pero se estaría plantando la semilla de un futuro colectivo para que la ciudadanía superara el individualismo y empezara a arrimar el hombro en una ilusión colectiva. Porque el silencio no va a comportar otra cosa que más de lo mismo: es decir, ahondar en la desigualdad lo que, a la postre, no sirve más que para desestructurar aún más la sociedad e impide superar la crisis.


Parafraseando la famosa frase de Clinton a Bush padre-: “es la ética, estúpidos”



jueves, 10 de noviembre de 2011

CONTRA LA IMPUNIDAD




Parece que se está alargando la idea de que nadie es responsable de nada. No es que se esté ampliando por sí sola sino que la están organizando de manera eficaz. Parodiando a Bécquer: “la primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido”. La crisis ha venido y nadie sabe cómo ha sido, ni quienes son los responsables.


Dos elementos se superponen en esa dirección. De un lado, se estructura la impunidad; de otro lado se pone en marcha el ventilador con la idea de repartir las responsabilidades: todos somos responsables de que la primavera, perdón, la crisis haya venido sin saber nadie cómo ha sido. De un lado está el garantismo hipócrita que invoca la impunidad sólo para los poderosos, rompiendo la civilidad de los ordenamientos jurídicos; de otro lado –y como consecuencia, natural-- se traslada la responsabilidad a un abstracto todos: todos somos responsables de los enormes estropicios que organizan los impunes. Que repetida ad nauseam está calando de manera tan grosera como eficaz.


Así las cosas, queda sepultada toda propuesta de denuncia (y propuesta alternativa) de soluciones cuando, es un ejemplo, empezaron a ir mal las cosas, nada más empezar el diluvio (casi) universal de este conjunto de crisis superpuestas. Se puso en marcha la impunidad y apareció el conejo en manos de los prestidigitadores: “hemos vivido mucho tiempo por encima de nuestras responsabilidades”, que –al igual que el aria de La calunnia, del Barbero de Sevilla-- se inició como un venticello y fue transformándose en un colpo di canone.


¿Se trata de una operación de cinismo recalcitrante? Por supuesto, pero lo esencial es que se corresponde con algo más contundente: la propia esencia del turbocapitalismo que ha derrotado (al menos momentáneamente) la vieja ética de la responsabilidad. El cascarrabias de Calvino ha sido desvencijado por los mercados desrregulados.


Por otra parte sería de agradecer que alguien escribiera sobre la relación entre impunidad y autolegitimación o, si se prefiere, entre impunidad y autorreferencialidad. Porque también se está ampliando eso de endosar responsabilidades a los demás, preferentemente a través del denuesto. Parecía que se había agotado la posibilidad de insultar a pueblos enteres llamándoles vagos y casi maleantes, pero se trataba de una falsa ilusión como lo ha demostrado ese Duran i Lleida con relación a todo lo que no es su propio corral.


Radio Parapanda.
La dignidad de la política - Homenaje a Miguel Núñez. Escribe Isidor Boix.