jueves, 4 de febrero de 2010

UNA CABEZA, UN VOTO Y LA "SOBERANÍA" SINDICAL



Dentro de poco se celebrará el XVI Congreso de la Confederazione Generale de Lavoratori Italiani (CGIL), el primer sindicato de aquel país. Pues bien, su máximo dirigente ha declarado exactamente lo que sigue: “Il XVI congresso della Cgil, come quelli precedenti, ha detto Epifani nella sua comunicazione al direttivo, “si svolgerà sulla base del principio della sovranità assoluta degli iscritti all’organizzazione”, secondo la regola “una testa, un voto”. Permitan: “el XVI Congreso de la CGIL, igual que los anteriores –dijo Epifani en su informe al Comité directivo— se celebrará sobre la base del principio de la soberanía absoluta de los afiliados a la organización, según la regla una cabeza, un voto”.


Pues bien, celebro que el primer dirigente de la CGIL recoja el término y, sobre todo, el concepto. Que un servidor empezó a usar hace tres años. Véanse, concretamente, las siguientes entradas en este blog.


LA `SOBERANIA´ SINDICAL: Una conversación particular con Antonio Baylos y Joaquín Aparicio (1),


LA `SOBERANIA´ SINDICAL, DI VITTORIO Y OTROS ASUNTOS y


TEXTO CASI DEFINITIVO SOBRE LA "SOBERANIA" SINDICAL



Ahora bien, lo cierto es que fue la práctica de los metalúrgicos italianos de la CGIL quien me hizo proponer el término de “soberanía sindical”. Era costumbre –lo mantienen como elemento distintivo— que, antes de la firma del convenio, se sometiera el texto a referéndum. El testigo lo recogió --primero la confederación, después el conjunto del sindicalismo confederal, esto es, también la CSIL y la UIL— a raíz del pacto de pensiones con el Gobierno Prodi. En resumidas cuentas, en determinados grandes momentos, el sindicalismo debe dar la voz y la palabra a todos los trabajadores. No se trata de un “estatuto concedido” sino de la lógica que emana de la legitimación: ésta no viene de la dirección del sindicato sino de los afiliados hacia el sindicato. Y comoquiera que el sindicato negocia erga omnes –ya sea en los convenios como en todos los procesos contractuales— la legitimación y mandato para representar viene desde abajo. Es decir, el sindicalismo no es un sujeto autolegitimado. Esta es, por así decirlo, la filosofía del sindicalismo-de-los-trabajadores que no equivale exactamente al sindicalismo-para-los-trabajadores. Yendo por lo derecho: la “soberanía sindical” le diferencia.


Cuando propuse la idea y el término de “soberanía sindical” algunos pusieron cara de fastidio. En el mejor de los casos pensaron que, de llevarse a cabo, era una pérdida de las prerrogativas de los órganos dirigentes. Pues, no: nada de eso. Era, y es, un elemento corrector a las naturales tendencias a la autorreferencialidad. Otros, los más avisados, intuyeron que eso abría el camino a nuevas formas de representación (tanto la doméstica, como la exterior): ahí acertaron. Y, temerosamente, siguieron instalados en las nieves de antaño. No hay que extrañarse: tampoco Tycho Brahe supo prever que, si estás sentado demasiado tiempo, se puede acabar con una cistitis de tomo y lomo.


Pues bien, aparte de ostentar sin ningún tipo de modestia la acuñación de la “soberanía sindical” debo decir dos cosas: 1) no acabo de precisar el término; tengo claro que la palabra “soberanía” debe estar pero el segundo término parece impreciso. Y 2) la muy noble expresión “una cabeza, un voto”, es inapelable. Ahora bien, supongamos que …


… supongamos que en un centro de trabajo de cien personas hay veinte trabajadoras y ochenta varones; supongamos que la plataforma reivindicativa no contiene nada que reclaman las trabajadoras; y supongamos que se lleva a votación –al ejercicio de la “soberanía”-- ¿no está cantado, de antemano, el resultado no favorable a las veinte trabajadoras? Cierto, no necesariamente la plataforma sería masculinista, pero ¿y si lo fuera? Así las cosas, tengo que seguir dándole al magín.





Radio Parapanda. Nuestro locutor Cronopio del Vasto retransmite esta crónica UN ENCUENTRO SINDICAL MODÉLICO. Joaquim González y otros dirigentes sindicales de FITEQA. Con mis mejores deseas al admirado maestro Isidor Boix.


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