lunes, 27 de diciembre de 2010

¿QUÉ TIENE ZAPATERO CONTRA LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA?


Zapatero practica una ilusión bovina sirviendo a los mercados. Ahora se dispone a meterle mano a la negociación colectiva, aunque todavía no conste en pergamino alguno que los mercados se lo hayan pedido. Es igual: nuestro hombre se anticipa tan diligente como chotunamente.


No es una broma lo que se trae entre manos. Intenta meterle el diente a toda una serie de instrumentos que han caracterizado nuestra arquitectura negocial. Y lo hace no precisamente para darle fuerza a las vigas de ese gran edificio sino para desmochar aquello que ha servido de (asimétrica) compensación al poder unidireccional del empresario. Por ejemplo, la ultraactividad. Que se encuentra prevista por el artículo 86.3 del Estatuto de los Trabajadores y, hasta la fecha, ha permitido que los trabajadores no sufran alteraciones en sus condiciones de trabajo por falta de convención colectiva aplicable. Si tamaña operación sigue adelante parece claro que el convenio colectivo sufrirá una profunda metamorfosis y el ejercicio del conflicto se verá permanentemente enrarecido.


Esta es una vieja reivindicación empresarial. Para ser más concretos: del empresariado más retardatario. A quienes se les ríe las gracias no sabiendo nosotros, a estas alturas, en base a qué servicios prestados. O tal vez porque la ceja, habiendo perdido visiblemente no pocos apoyos, está a la recherche du temps perdu.


De la negociación colectiva sabemos dos cosas: primero, que nada de ella motivó la parte alícuota que tiene la crisis española en este diluvio universal; segundo, que sin lugar a dudas ese modelo –con todas sus imperfecciones-- es responsable en buena medida del relevante progreso económico en nuestro país. Así pues, la ilusión bovina de Zapatero, en este caso hacia el paradigma empresarial más antañón, apunta en realidad no a ser una medida anti crisis, sino a la desforestación de instrumentos (auténticos bienes democrácticos) para que, en la salida de la crisis y la actividad posterior, el empresariado disponga de mayores poderes. Descárteses, pues, la hipótesis de que Zapatero ha perdido la chaveta; no es precisamente la camisa de fuerza lo que necesita este caballero.






martes, 14 de diciembre de 2010

FRENTE A LA LEY DE HUELGA



Entrar en el asunto de la ley de huelga sería para el sindicalismo confederal un mal negocio, porque perdería una de sus principales características de sujeto-conflicto. Ya sé, ya sé que más de uno podría contestar aquello de “depende”. Depende –se me diría paternalmente— de los contenidos de dicha ley. Vale, pero ¿con la actual correlación de fuerzas parlamentaria, alguien piensa que saldrá una ley aceptable? Pregunta retórica, desde luego, porque (casi) todos sabemos la respuesta.


El sindicalismo confederal tiene, en mi opinión, una forma de enfrentarse a la posibilidad de que alguien (en esta legislatura o en la próxima) quiera reabrir el melón agrio de la ley de huelga. Y debe hacerlo mucho antes de que empiecen las insinuaciones legeferendarias. Es más, estoy bastante perplejo de que no lo haya hecho hace ya muchos años. Y se me ponen los ojos como platos de que no lo haya planteado hace una semana. Estoy hablando de la autorregulación de la huelga.


La autorregulación de la huelga es, como he dicho cientos de veces en los lugares más apropiados (tabernas y cafetines, barberías y lavaderos), un código de cómo ejercer la huelga en aquellos servicios esenciales de la comunidad; un código elaborado y aprobado sólo y solamente por los sindicatos. Su objetivo no es impedir la huelga sino buscar la manera de hacerla para que, cumpliendo su objetivo central –esto es, orientada contra el sujeto oponente— no sólo no haga estragos en sectores ajenos al conflicto e, incluso, que éstos entiendan las razones y las compartan.


Me excuso por mis malas pulgas: si se llega a poner en funcionamiento una ley de huelga, los primeros responsables serán por activa quienes la patrocinen; pero, por pasiva, quienes no hayan hecho nada por impedirla. Máxime cuando todos sabemos que en los pletóricos archivos de los sindicatos hay varios documentos sobre la autorregulación de la huelga. Vale


Noticia a Gianni Bombaci. Te gustará, querido amigo, esta anécdota. En cierta ocasión se hizo un homenaje a Luigi Nono en Sevilla. Entre el público estaba el gran Enrique Morente, recientemente fallecido; en un momento dado, el cantaor se puso a hacer palmas como acompañamiento de la música de Nono. A la selecta concurrencia le pareció que era lo más adecuado.


Radio Parapanda. Enrique Morente : Granaína

lunes, 13 de diciembre de 2010

YA SE PIDE UNA LEY DE HUELGA


Se cumplió el pronóstico que hicimos en EL DESPOTISMO HIDRÁULICO DE LOS CONTROLADORES AÉREOS. Que, como se ha visto, fue: tras el motín carbonario de la noblesse d’ etat (en la acepción de Pierre Bourdieu), voces saldrán exigiendo una Ley de Huelga. De momento un opinador –de literatura frecuentemente avinagrada— como Enrique Gil Calvo lo exige taxativamente en El País de hoy, lunes.


Pues bien, a este Gil le puede seguir una leva de correligionarios que abarcarán las cabañas, los palacios y los claustros (según relata don Juan Tenorio) o, si se prefiere que no haya metáforas: de una parte de la izquierda, de la derecha y de aquellos que (astutamente) no se disfrazan de la una o la otra. Tales cofradías están esperando ese caramelo de la Ley de Huelga.


Pues bien, esta
noblesse d’ etat –además del estropicio que organizó aquel fin de semana a la gente-- le habría creado una complicación caballuna al sindicalismo confederal si éste no reacciona de manera conveniente.



sábado, 11 de diciembre de 2010

LA FARFOLLA DEL SISTEMA PRODUCTIVO ESPAÑOL


Por lo que se ve no hay manera de superar las dos antiguallas que obliteran el desarrollo en nuestro país y, ahora más concretamente, la salida de la crisis económica en aquellos aspectos que se refieren a España. De un lado, el modelo de crecimiento y, de otra parte, el marco de las relaciones laborales. El primero: la insensata postura de no abordar la cuestión tecnológica; el segundo: el mantenimiento de un modelo arcaico que, a mi juicio, entró en crisis definitiva hace ya algunos años. Ambos tapones se acompañan desprejuiciadamente en el chambao económico español. Pues bien, ¿no quieres sopa? Ahí van tres tazones: el Ministerio de Ciencia deja de gastar un tercio del presupuesto para I + D; sólo el 1,26 por ciento de la innovación que cataloga la Unión Europea es española; y el empleo científico bajará un 6,2 por ciento. Por otra parte, ninguna de las putativas reformas estructurales pendientes contempla la tecnológica. En resumidas cuentas, un fantasma recorre el modelo productivo español: la farfolla.

viernes, 3 de diciembre de 2010

MARLON BRANDO CON MARCELINO CAMACHO



Jaime Sartorius, Eduardo Saborido y un servidor hablamos ayer –ante numerosa concurrencia, todo hay que decirlo— sobre el Proceso 1001, para entendernos: el juicio contra Marcelino Camacho y sus compañeros, los llamados Diez de Carabanchel. El texto de mi intervención se encuentra en LA DETENCIÓN DE MARCELINO CAMACHO SÓLO FUE UN RASGUÑO.


En el caso de que Jaime y Eduardo me envíen sus charlas por escrito –cosa bastante improbable, por lo menos en el caso de Saborido-- serán publicadas sin más dilación en este cibercuaderno. Hoy les daré un anticipo bastante suculento.


Explicó Jaime Sartorius que se organizó –estamos hablando de 1973— un viaje a los Estados Unidos para recabar solidaridad con los detenidos y la amnistía. Jaime se entrevistó con personalidades y organizaciones a lo largo y ancho de aquel gran país. Alguien le organizó una entrevista nada menos que con Marlon Brando. Este artistazo dijo: “Mire usted, me avisan con un mes de antelación, me presento en Madrid y acudiré al juicio de Marcelino. Tiene que ser con ese tiempo porque estoy muy liado en este asunto de la defensa de los indios… “.


¿Por qué no pudo venir el gran Marlon Brando al juicio? Porque el Tribunal de Orden Público fijó fecha con sólo cinco días de antelación. En todo caso, hay queda el detalle.



Radio Parapanda. UNA JORNADA PARTICULAR Según relata don Lluis Casas.

Véase, además, INJERENCIA ANTISINDICAL DE LA SECRETARIA DE TRABAJO EN MÉXICO a cargo del afamado becario Simón Muntaner.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

LOS MERCADOS HAN LEÍDO A MAO-TSE-TUNG



Todo parecía que, en el contexto de la globalización acelerada Europa entendería esa realidad y su mensaje. Sin embargo, lo chocante del caso es que se ha producido un comportamiento chocante: a medida que la globalización avanzaba, los gobernantes europeos se han ido retrayendo a sus propios campanarios y fomentan políticas de retraimiento a sus behetrías nacionales. Algo así como que el Estado-nación se defiende como gato panza arriba, siguiendo el maximario castizo de profundas resonancias frailunas: para lo que me queda dentro, me cago en el convento. Y en eso, desgraciada y estúpidamente, estamos para desgracia de los trabajadores y sus familias.

Lo que me arriesgo a decir, con el tartajeo propio de los escasamentes documentados, es lo siguiente: la explicación fundamental de lo que nos está ocurriendo es la consecuencia del déficit político europeo en todos los terrenos: los políticos e institucionales, los económicos y los sociales. Este déficit es el caldo de cultivo donde campan “los mercados”, que saben que no hay un carlomagno colectivo que les lea la cartilla adecuadamente. De manera que a un servidor le parece de lo más hipocritón que nuestros gobernantes lloren como plañideras pueblerinas ante el acoso de los mercados cuando aquellos no saben defender –como el rey Boabdil-- el reino de Granada, o sea, Europa. Naturalmente, esos sujetos globales que son los mercados les han tomado el número a la política cortijera. Ésta, a su vez, observa voluntariamente maniatada, que los mercados han hecho suyo el contenido del famoso libro de Mao Tse Tung, que tiene el expresivo título Una sola chispa puede encender la pradera. Una chispa que ya es un incendio de considerables proporciones mientras los bomberos están a servicios mínimos.


Radio Parapanda. MANIFESTACION DE LA CGIL EN ROMA

martes, 23 de noviembre de 2010

LA DETENCIÓN DE MARCELINO CAMACHO SÓLO FUE UN RASGUÑO



Nota editorial. Se publica un esbozo de mi intervención en un acto que organiza el Arxiu Històric de Comisiones Obreras de Catalunya el dia 2 de diciembre con el siguiente cartel: Eduardo Saborido, Jaime Sartorius y un servidor de ustedes. La foto se corresponde con el homenaje de Comisiones Obreras de Catalunya al pintor Antoni Tàpies.



Desde el Plan de Estabilización hasta la primera crisis del petróleo España fue el segundo país del mundo en crecimiento real, sólo superado por Japón. Pero de sopetón, tras la guerra del Yon Kippur, pasamos a una situación bastante estrafalaria. De golpe nos encontramos con que, a partir de octubre de 1973, sólo las importaciones de productos petrolíferos representaban el 4 por ciento del producto bruto. Ahora bien, España hace en principio como si no existiera la crisis, como si no pasara nada. Más todavía, Antonio Barrera de Irimo, Ministro de Hacienda, no sólo ignoró la crisis sino que, en unas declaraciones públicas, negó taxativamente que existiera, creando de esa manera un cierto precedente de posturas más recientes.
Este es el somero cuadro sinóptico de la situación económica cuando se produce la detención de Marcelino Camacho y sus compañeros en junio de 1972. Mi maestro Cipriano García, Armando Varo y yo mismo nos escapamos de la redada.


¿Qué novedades hay en ese contexto? La reaparición de un movimiento de masas tras la confusa situación en la que nos encontramos, CC.OO., a finales de la década de los sesenta. Es un movimiento rotativo por zonas geográficas que tiene su arranque en la huelga de la construcción de Granada en el verano de 1970. Digamos que, en esa acción colectiva, durísimamente reprimida con tres asesinatos de dirigentes obreros, reaparecen, agigantados, los rasgos definitorios del nuevo movimiento obrero que impulsaba Comisiones Obreras.


A mi juicio, la etapa que estamos relatando –esto es, el largo contexto de las secuelas del llamado Proceso 1001-- tiene como principal característica el paso de la parcial desintegración (especialmente de los años 69 y primer semestre del 70) a un itinerario de lenta pero irreversible reintegración del movimiento de los trabajadores, de un recorrido de parcial desintegración centrifuga a los esfuerzos por la coordinación implícita de las acciones colectivas que se van sucediendo. En resumidas cuentas, tras la huelga granadina y las grandes movilizaciones de la primavera del Ferrol en 1972 ya no se dará ninguna situación como el año verdaderamente de plomo del 69. Ello explicaría que, por ejemplo, en aquel contexto de la crisis de 1973 se dieran importantes victorias salariales.


Se trata de grandes movimientos de lucha. De ellos surgen nuevas formas de representación, nuevos sujetos colectivos que curiosamente tienen una serie de características de la acción colectiva de organizaciones de otros países, que rompen definitivamente con su anterior forma de ser. Por ejemplo, los italianos enterrando las “comisiones internas” y creando los consejos de fábrica, con Bruno Trentin al frente; los ingleses que ensayaron la experiencia de los delegados sindicales "puenteando" a los sindicatos de oficio; los brasileños (con Lula a la cabeza) que sobrepasan a los sindicatos corporativos (los pelegos); los sindicatos autónomos polacos contra los estatalistas … Y por supuesto la acción colectiva española. El epicentro de toda esa acción es el centro de trabajo, que ya inicia las grandes transformaciones que vendrán los próximos decenios, mediante la asamblea deliberativa (nuestra singular ortopraxis): la base de la independencia y autonomía, instrumento de la democracia participativa y pilar de la unidad social de masas.
Concretamente, fue en aquellos momentos cuando se apunta, a trancas y barrancas en el sindicalismo español, un eficaz modelo de representación que, curiosamente, todavía se mantiene; un modelo que habría que repensar.


Vale la pena señalar que la detención de Marcelino Camacho, Eduardo Saborido y el resto de los compañeros sólo representó un rasguño para la organización y el movimiento. Tan selectiva represión (la flor y la nata del sindicalismo español) no impidió que la lucha siguiera su curso. Francamente, los suplentes que estaban en el banquillo no desmerecieron. Soy de la opinión que todavía no se ha hecho suficiente justicia a la personalidad de Cipriano García. En eso me recuerda la figura de Luigi Longo, emparedado entre dos figuras tan gigantescas como Palmiro Togliatti y Enrico Berlinguer. Quiero decir que a Longo todavía no se le ha hecho la justicia que se merece. De Cipri se ha hablado largo y tendido con motivo de su aportación al movimiento obrero y sindical de Catalunya, pero todavía no ha sido valorado suficientemente su guía española en todo el itinerario que va desde julio del 72 hasta la salida de Marcelino, Eduardo y Nicolás Sartorius de la prisión años más tarde.


El puñado de movilizaciones (la mayoría de las grandes con características de huelga general locales o de sector) que se irán produciendo –Vigo, el Baix Llobregat, Navarra, Construcción, los Textiles, el campo andaluz, la Banca etcétera— junto con las realizadas en las catedrales (cuasi)fordistas –Seat, Olivetti, en Sevilla y Madrid) tienen como dirigentes a una nueva generación de líderes sindicales que actúan abiertamente, es decir, a pecho descubierto que es, simultáneamente, una garantía de relación personal, de compromiso sentimental con la gente (en la acepción que Gramsci le daba a compromiso sentimental) y de protección frente a la represión. No es un tópico afirmar que cada detención de un dirigente le costaba caro a la dictadura. Digamos que el itinerario post 1001 es un consolidado proceso de salida a la superficie que ya no tendrá vuelta atrás. La culminación de ese recorrido de conquista de la libertad sindical, todavía bajo el franquismo, tiene su momento culminante en el copo por parte de las candidaturas obreras y democráticas (mayoritariamente de Comisiones Obreras) en las elecciones sindicales de 1975, el gran momento de asalto a las estructuras del sindicalismo putativo de la vieja CNS, ya disfrazada de Organización Sindical Española que, como la mona, se había vestido de seda. Se diría que, tras el resultado de esas elecciones, todas las "franquicias" de Comisiones Obreras están en un movimiento que ya no es espasmódico sino fisiológico.


A grandes rasgos podemos decir que nos salimos con la nuestra. Es más, tal como he afirmado en otras ocasiones, esa agregación de fuerzas nos llevó a la ruptura sindical. En cambio, no hubo ruptura democrática.


Pero hubo algo que no conseguimos: la unidad sindical orgánica. Precisamente fue a discutir este tema al que estábamos convocados en la reunión de Pozuelo de Alarcón, cuando la famosa detención que dio lugar al Proceso 1001. En concreto se trataba de un documento, preparado por la mano sabia de Nicolás Sartorius que nosotros habíamos discutido concienzudamente en Catalunya. Como homenaje a don Joaquín Ruiz-Jiménez recuerdo que el informe de Sartorius, limados algunos adjetivos para que pasara la censura, fue publicado por Cuadernos para el Diálogo con la firma de N.S.A., vale decir, Nicolás Sartorius Álvarez.


Digamos que en el imaginario de Comisiones Obreras siempre estuvo presente la unidad sindical, que se convirtió en un planteamiento recurrente en aquellos tiempos. Se diría que incluso lo convertimos en un mitologema. Es claro que nuestro gozo acabó en el pozo. No es el momento ahora de entrar en más consideración de la unidad que pudo haber sido y no fue. Tan sólo una muy breve reflexión al respecto: ahora que no consideramos la unidad como un mito, tal vez sea posible empezar a enhebrar paciente y gradualmente los primeros retales para llegar a ella.
Lo que no puede ser, en mi modesta opinión (poco documentada, naturalmente) es que se pase del mito de la unidad sindical a la desgana y al acostumbrarse a no buscarla. Hombre, ni tanto ni tan calvo.


Radio Parapanda. Vietnam 2010 - Una aproximación sindical II (Relata Isidor Boix)




sábado, 20 de noviembre de 2010

DE LA IZQUIERDA CONSIDERADA MALDITA


“¿Qué relación existe entre Sade, el divino Marqués, y el sistema industrial capitalista, más allá de una coincidencia temporal en el lapso histórico en el que ambos despliegan sus potencialidades en Francia?”. La respuesta la proporciona Antonio Baylos en dos partes: 1) Recomendándonos el estudio y lectura de un libro de Antonio Casilli, La fabbrica libertina, muchas de cuyas formas de enfocar el tema resultan hoy, tras las turbulencias financieras y empresariales producidas tras la crisis del 2008, de rabiosa actualidad; 2) más despaciosamente en un trabajo que Izquierda y Futuro, la revista granadina que reaparecerá por sus fueros antes de que Granada se vista de año nuevo. [Por supuesto, estos comentarios son inocentes maniobras para calentar motores, vale decir, como recordatorio de que ya viene el cortejo y suenan los claros clarines de la revista]. Me sumo a la indirecta recomendación del profesor Baylos: la lectura de La fabbrica maldita tiene, además, el encanto de la literatura de la izquierda maldita. Recuerden las recomendaciones de nuestro Bruno Trentin acerca de la necesidad de aprender de aquella izquierda que nunca venció.


Y ya que estamos de recomendaciones, voy por la segunda: se trata de la obra de
Bruno Rizzi La burocratización del mundo”, cuya versión castellana se debe a la sapiencia de nuestro amigo Juan Ramón Capella, el caballero de la foto, que ya de por sí es toda una garantía como saben los pobladores de aquende y allende los mares. Esta versión castellana la debemos a Península y, aunque es de 1980, todavía hay ejemplares; mi eficaz librero de cabecera, Domènec Benet –de calellense natío— me la ha proporcionado: pagant Sant Pere canta. Se trata de otro ejemplo de la izquierda (considerada) maldita.


Ciertamente, el libro de Rizzi forma parte de aquella alta literatura que, a mediados de los años treinta, polemizó acerca de la naturaleza del Estado soviético, a saber, si era un estado socialista o un estado buocrático, y otras cuestiones más. Entre conspicuos teóricos brilló –con o sin razón, en este caso— la potente pluma de aquel león de comunismo que fue Trostky. Ahora bien, así las cosas ¿esta obra es, por ello, pura arqueología? No, padre. Porque la obra es una honda reflexión de las causas que motivan el nacimiento y la génesis de los procesos de burocratización. Por lo tanto, su lectura es útil también en nuestros días al personal de una cooperativa y al bloque de escalera; a los círculos sindicales y políticos; a las oenegés y, por supuesto, a las Hermanitas de los Pobres.


Lean, no se corten con la literatura de la izquierda (considerada) maldita: pro captu lectoris

Radio Parapanda y Radio Tantarantana emiten ENCUENTRO DE TARSO GENRO, GOBERNADOR DE RIO GRANDE DO SUL, CON GENTES DE LA CULTURA, LA UNIVERSIDAD Y LA INVESTIGACIÓN EN ESPAÑA.

martes, 16 de noviembre de 2010

ANTONI TÀPIES, COMISIONES OBRERAS Y EL VIETNAM



El jueves Comisiones Obreras de Catalunya haremos un homenaje al gran pintor catalán Antoni Tàpies. Mi intervención en el acto dirá, más o menos, lo que sigue.



Querido maestro Tàpies:


Permita usted a este viejo sindicalista que le rinda el más sentido de sus respetos y la más alta consideración a su compromiso por las libertades que, como todos sabemos, son inseparables las unas de las otras. Este es un homenaje que le debíamos por lo menos desde 1974, y que, por fin, se ha materializado. El caso es que en la primavera de 1974 …

… Cipriano García nos propuso al grupo dirigente de Comisiones Obreras de Catalunya una acción solidaria orientada a facilitar la reconstrucción del Vietnam. Él mismo concretó la manera: podríamos hablar con Antoni Tàpies para que hiciera un cuadro; las correspondientes “copias” las distribuiríamos en los centros de trabajo a un precio módico (más bien “la voluntad”) y el dinero recogido lo enviaríamos a las autoridades vietnamitas.


Se pensó en usar los buenos oficios de Xavier Folch ya que sabíamos de buena tinta que era el Enviado de Tàpies en la Tierra. Y encargamos a Tito Márquez que hiciera todas las gestiones. Tito y Xavier Folch hablaron con el maestro y el resultado fue, como no podía ser de otra manera, óptimo. Tàpies nos regaló el cuadro original y Tito puso en marcha todo el engranaje: la impresión de las copias y la distribución de las tarjetas en las fábricas. El resultado fue una colecta de un poquito más de cincuenta mil pesetas. Una cantidad que hoy podría parecer irrisoria pero que, para la época, no era despreciable, especialmente por las condiciones en que se desarrollábamos la acción colectiva antifranquista.


Lo cierto es que teníamos canales suficientes para enviar directamente ese dinero a nuestras amistades vietnamitas. Pero fue nuestro Ángel Rozas quien, desde la delegación exterior de Comisiones Obreras en París, nos reorientó. Más o menos nos dijo: como tenéis que venir a París para … (ahora no recuerdo exactamente para qué), vosotros mismos se lo entregáis al embajador del Vietnam. Y eso hicimos. De manera que Cipriano García y un servidor –con dos pasaportes más falsos que Judas-- fuimos a París a lo que fuera. Y, tras las gestiones oportunas, Cipri, el mismo Rozas y yo mismo, fuimos recibidos por el embajador. Este amigo y sus colaboradores nos invitaron a unas copitas y a unos pastelillos de guirlache. Explicamos la historia del cuadro, la distribución y nos excusamos por la cifra tan modesta. Ni qué decir tiene que el embajador no salía de su asombro.


Mucho debemos al maestro Tàpies. También a otros grandes artistas. Recuerdo ahora algo sobre lo que, hasta la presente, se ha dicho poco. Por ejemplo, Joan Miró, en 1968, regaló un cuadro con motivos y figuras del Primero de Mayo. Se hicieron miles y miles de litografías que se vendieron como rosquillas dentro y fuera de los centros de trabajo; su destino fue la ayuda solidaria a los presos y sus familias. Es posible que, en no pocas casas de viejos afiliados y amigos del sindicato, sigan todavía mostrando el testimonio de otro gran artista con la causa de los trabajadores, la libertad y la democracia.


Eran tiempos en los que existió un ethos entre artistas y movimiento de los trabajadores en torno a un objetivo explícito: las libertades democráticas en toda España y las nacionales de Catalunya. En todo lo alto estaban Tàpias y Miró, Ibarrola y Genovés, entre otros. Con un gran compromiso que, además de político, era sentimental, en la acepción que Gramsci daba a ese concepto. Posiblemente el momento más clamoroso de ese compromiso fue la gran exposición que se hizo en Milán y otras ciudades italianas en solidaridad con la lucha de los trabajadores contra la dictadura franquista. Que contó con el gran acompañamiento de gentes como Picasso, Miró, Alberti, Pablo Neruda, Joan Brossa, Ibarrola, Tàpies, Genovés, Valdés, Guinovart, Quessada, Seoane, Díaz Pardo, Mercedes Ruibal, Cristóbal, Ortega, Arroyo, Saura, Equipo Crónica... No pocos de estos cuadros y materiales salieron clandestinamente de España; el compañero Alfredo Conte, dirigente del sector de la Alimentación, coordinó todos los detalles de la muy noble intendencia y en Italia fue Carlitos Vallejo quien se ocupó de todos los problemas de la noble intendencia.


Que hoy se rehaga ese compromiso entre artistas y el sindicalismo sería de gran interés. Existe un antecedente, ya en democracia, fue la exposición itinerante Arte y solidaridad. Los pintores españoles y el cartelismo sociopolítico, que recorrió las más importantes de nuestras ciudades.


Querido maestro, le reitero nuestro afecto y nuestra admiración por su coraje democrático y civil.

lunes, 8 de noviembre de 2010

EL AGOTADO MODELO DE CONCERTACIÓN SOCIAL


Este blog publicó el otro día la importante intervención de Quim González en la clausura del Comité Federal de Fiteqa-CC.OO: DESPUÉS DE LA HUELGA DEL 29, ¿QUÉ? HABLA QUIM GONZÁLEZ Lo hicimos por la anomalía que representa una intervención que es, a todas luces, clarificadora desde su mirada crítica. Con una crítica, a su vez, muy constructiva. Se diría que lo que realmente hace Quim es formalizar lo que desparpajadamente se dice en corrillos informales, pero que pudorosamente se calla en la solemnidad de las reuniones. De hecho esta es la tradición, hasta donde la memoria me alcanza, de los químicos y textiles. La novedad, en esta ocasión, es que afortunadamente le han dado cuatro cuartos al pregonero, esto es, la han publicado en la web federativa. De ahí la sacamos y, en el argot del medio, la pirateamos. De paso, nos permitimos la imprudencia impertinente de comentar la jugosa intervención del secretario general de los fitecos.


Primero. Pienso que la exigencia que se plantea en el informe de trasladar la visión panorámica de la huelga del 29 de septiembre a una observación microscópica –esto es, sector por sector y lugar por lugar— no es solo una exigencia de verificación formal sino un método obligado de rendirnos cuentas a nosotros mismos. O lo que es lo mismo: la mirada al por mayor o granel debe conducirnos a la observación al detalle. Precisamente porque la movilización fue importante estamos obligados a relatar lo que el ponente califica, junto a los aciertos, como cardos, y yo mismo definí como burgos podridos. Concretamente lo dije en
¿DÓNDE HA HABIDO GARBANZOS NEGROS? Más todavía, incluso desde la mirada panorámica parece obligado que reflexionemos en torno a lo que un servidor apuntaba en una de las “entradas” en este blog pocos días después del día 29 de septiembre: Convengamos –según los datos que tenemos todos en el armario de la realidad-- que en esta huelga los sectores industriales, que ya cuantitativamente son minoritarios por su demografía como por los niveles de afiliación al sindicalismo confederal, han sido los que han corrido con el peso mayoritario del desarrollo de la huelga. Los sectores terciarios, que ya son mayoría en número de asalariados y en índices de afiliación, han tenido una participación muy, muy desigual: de gran importancia en los transportes y medios de comunicación, y en el resto –salvo excepciones— ha conocido un gran número de garbanzos negros. Seamos claros: esta fue una asincronía que viene de hace algunos años y que –precisamente por no tenerla en cuenta-- se ha repetido clamorosamente en la huelga del 29 de septiembre. Este es un asunto de extrema importancia porque se refiere al carácter y amplitud del conflicto social, especialmente cuando adquiere dimensiones generales.


Segundo. Puesto a seguir hilando fino, Quim González afirma: “creo que la huelga general se mide en los centros de trabajo, se mide con las empresas vacías y no con las calles vacías”. Sorprendentemente, esta afirmación que parece tener una cierta dosis de heterodoxia es, fundamentalmente, la más brillante tradición de la acción sindical del siglo XX cuando se va conquistando, gradualmente, derechos de ciudadanía en el centro de trabajo. Esta es nuestra memoria colectiva y así lo ha dejado escrito la investigadora norteamericana Beverly Silver. Que ha estudiado en Las fuerzas del trabajo (Akal, 2005) las formas de lucha de los trabajadores, en sus rasgos generales, a lo largo de todolos siglos XIX y XX. En aquellos tiempos lejanos los obreros en la manufactura expresaban su acción colectiva no tanto dentro de la fábrica sino en el exterior: la organización del trabajo no ofrecía, todavía, instrumentos particularmente ventajosos para la lucha, de ataque al poder del patrón, hecha la excepción de la huelga; de ahí que la movilización obrera tendiera a basarse en las relaciones sociales del y en el territorio: un ámbito social externo a la fábrica.

Ocurre, sin embargo, que sin saber exactamente porqué el enfoque sindical, en esta cuestión, se ha ido deslizando a la panorámica mediática que, con razón o sin ella, han impuesto los medios de comunicación. Que los medios tengan esa visión es algo que les afecta (o debería afectar) a ellos y solo a ellos. Pero no al sujeto social convocante, director y “gestor” de la acción colectiva que es la huelga o el conflicto social.


Pienso que Quim González acierta, con la ortoxia del siglo XX. Porque, si se me permite la altisonancia, la vis histórica del sindicalismo surge del y en el centro de trabajo, y es ahí donde se ejerce principalmente (aunque no únicamente) el conflicto social que es la huelga, sea general o sectorial. Luego la valoración de ese conflicto no puede ser otro que “la fábrica vacía” o, para mayor precisión, el centro de trabajo en huelga. Comparado con ello, las calles vacías son un perifollo. En resumidas cuentas, la madre del cordero está en el centro de trabajo, y ese –y no otro— el rasero de cómo valorar la huelga. Ni siquiera lo es la manifestación multitudinaria que, aunque importantísima, no puede suplir la vis histórica del sindicalismo. Entiéndase bien, no estoy contraponiendo la huelga en el centro de trabajo a la manifestación multitudinaria; estoy citando prelaciones.


Tercero. En un momento determinado Quim González nombra la bicha. Viene a recordar que nuestra debilidad está en la empresa: “Nuestro déficit está en cómo influimos en la humanización de las condiciones de trabajo, en la seguridad del puesto de trabajo, en la cualificación y la organización del trabajo, en como somos parte activa y principal de la transformación que viven las empresas centralizando funciones, descentralizando decisiones, etc… Nuestro déficit esta en arañar derechos colectivos e individuales para los trabajadores y trabajadoras, en avanzar en la participación de éstos y de sus sindicatos en la marcha de la empresa: es en estos aspectos en los que tenemos, sin duda, muchos más déficits de propuesta, iniciativa, debate y reflexión sindical, que en los relativos a las políticas públicas”. Son cosas sabidas desde hace mucho tiempo; es más, yo diría que esta es otra de las gangas que los sindicalistas de mi quinta dejamos a los que nos sucedieron. Pero que las nuevas generaciones han corregido muy levemente.


Pienso que la tradicional debilidad del sindicalismo en el centro de trabajo responde dos elementos que se condicionan mutuamente. De un lado, la desubicación del sujeto social con relación a las gigantescas mutaciones de época que vienen de hace unas décadas; de otro lado, el envejecido modelo de representación en el centro de trabajo que representa ese ilustre anciano que es el comité de empresa. Estos dos grandes problemas –sobre los que vengo insistiendo desde hace mucho tiempo-- explicarían porqué nuestro sindicalismo confederal no está suficientemente ancorado en el centro de trabajo, esto es, el déficit de su vis histórica.


Cuarto. Si la generación fundadora de Comisiones Obreras –en tiempos de dura represión y ausencia de libertades-- provocó una radical discontinuidad con “lo viejo”, los actuales grupos dirigentes deberían hacer lo propio, esto es, poner las bases de un cambio profundo. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que no es posible mantener el anclaje cultural que todavía se tiene en las culturas y prácticas del fordismo, ya que este sistema es ya pura chatarrería. En ese anclaje me parece que radican todos los problemas que tenemos. Para decirlo en palabras rotundas: debemos ser el sindicalismo que, en el actual estadio de la sociedad informacional, exprese su personalidad de sujeto-conflicto. De ahí que piense que el tipo de concertación con nuestras contrapartes, que se ha ejercido hasta la presente, esté definitivamente agotado. Agotado en sus contenidos que siguen estando en sintonía con el fordismo y no en el nuevo estadio de la innovación-reestructuración. La salida que propongo la he expuesto en
DESPUÉS DEL FORDISMO, ¿QUÉ? Ello me ahorra insistir en el tema.


Con todo, algo me queda por aclarar. El actual modelo de concertación prima el carácter legislativo sobre el contractual propiamente dicho. En ese modelo hemos crecido y –queriendo o sin querer— hemos participado de un abundoso contagio legislativo de nuestras relaciones laborales. Que, además, siempre acaba con la confrontación entre el movimiento de los trabajadores (con el sindicalismo a la cabeza) y la representación popular que representa el Parlamento. Eso es lo que ha ocurrido bajo los diversos gobiernos de no importa qué color aparentan sus banderas.


Pues bien, si este modelo está definitivamente agotado, parece claro que hemos de reinventar uno nuevo. Que no tenga como baricentro un elemento puntual, aunque no lo excluya. Sino un itinerario de largo recorrido, es decir, la negociación permanente en torno a la gran cuestión de la innovación tecnológica. Y el engarce de esta con los grandes temas del Estado de bienestar, estableciendo los vínculos y compatibilidades con la cuestión medioambiental.


Radio Parapanda. Conclusiones XIX Encuentro de Expertos Latinoamericanos de Relaciones Laborales

viernes, 5 de noviembre de 2010

LA LARGA MIRADA DE MARCELINO CAMACHO


La muerte de ese gran dirigente sindical que fuera Marcelino Camacho propone una serie de reflexiones sobre su decisiva y original aportación al movimiento organizado de los trabajadores. Sin duda, Marcelino representó una profunda discontinuidad en la historia del movimiento sindical español, una cesura muy original con relación a la práctica de las organizaciones tradicionales UGT y CNT. Digamos, además, que el nombre de Marcelino tiene una similar significación en dicha historia como en sus momentos fundacionales lo tuvieron Pablo Iglesias y Anselmo Lorenzo. Tan disciplinadamente estudioso, tan pedagogo de multitudes y tan austero en su comportamiento como ellos. Y, de la misma manera que Iglesias y Lorenzo, Camacho vio las novedades de su época con su larga mirada.

Nuestro hombre vio lo siguiente: … “[...] A la capital administrativa ha sucedido el Madrid industrial; hoy son millares de obreras, que con sus batas blancas o azules, pasan por Atocha camino de Standard, Telefunken o Phillips hacia las máquinas-herramienta y las cadenas de montaje”. Así lo escribió en un importante artículo "El fetichismo y la realidad", Cuadernos para el diálogo (Junio de 1964). Aparentemente esta descripción camachiana podría ser interpretada como un relato costumbrista. Pero tiene mucha más miga. Es la percepción de un paisaje socioeconómico que ha desplazado definitivamente lo anterior: por la calle --de la fábrica hasta casa-- el mono azul de un tipo de trabajo asalariado ha emergido y de esa visibilidad antropológica Marcelino saca sus conclusiones sociopolíticas y culturales. Los talleres de modistillas han sido substituidos por las grandes empresas matalúrgicas: la artesanía ha sido licenciada y, en su lugar, surge un fordismo que, aunque muy particular, representa un nuevo paradigma. Ese es el trasfondo del artículo de Marcelino en la revista "Cuadernos para el Diálogo".

Es, a principios de los años sesenta, cuando nuestro hombre –en plena Dictadura franquista— plantea que la acción colectiva no debe ser clandestina para cumplir sus objetivos de mejorar la condición de trabajo y vida del conjunto asalariado. Lo que supone, a su vez, la puesta en marcha de un movimiento abierto y reivindicativo, basado en la unidad social de los trabajadores. Pilar básico de la propuesta es la independencia y autonomía sindicales cuya base es la democracia deliberativa en el taller y la oficina: la asamblea, expresión real de lo que podríamos denominar democracia próxima, elemento central de la independencia yn autonomía del nuevo sindicalismo que estaba en sus primeros andares. Todo ello dicho en unos momentos de intensa negación y persecución de todas las libertades suponen una radical heterodoxia en los planteamientos teóricos y prácticos de la lucha contra la Dictadura. Esta aportación camachiana no es el resultado de una abstracción sino de su concreta experiencia como trabajador de la empresa madrileña Perkins. Salvando las distancias de todo tipo, se diría que los planteamientos camachianos entroncan con algunas aportaciones de gente de tanta solvencia como Joan Peiró (especialmente el de la etapa contra el general Primo de Rivera) y Giuseppe Di Vittorio en lucha clandestina contra Mussolini. Camacho comparte con ellos lo siguiente: considera que el objeto de los sindicalistas no es exactamente el sindicato sino los trabajadores de carne y hueso, el amor apasionado por la formación intelectual y el estudio y la relación caliente con las personas.


Ya en aquellos tiempos –esto es, a principios de los sesenta— Marcelino era una persona querida y respetada: una condición que le acompañará toda su vida. En realidad, en mi larga vida como sindicalista, nunca he conocido una persona de la vida pública que haya concitado ese respeto y afecto de masas como vi en Marcelino. Acompañarle por la calle era un todo un baño de saludos y abrazos, incluso (y especialmente) de aquellas gentes, de cualquier edad, que se paraban a darle la mano, a “tocarle”. Era, por así decirlo, la metáfora de la democracia próxima. Recuerdo un sucedido en Lleida: estábamos comiendo en un restaurante; estábamos separados por una mampara de una familia numerosa que estaba celebrando la primera comunión de uno niño. El padre del jovencito vino y le pidió a Marcelino que fuera a tomarse una copita. Dicho y hecho, después le pide que diga unas palabritas. Pues bien, habla Marcelino durante dos minutos (¡una proeza en él!) y le dice al chaval que aproveche el tiempo, que estudie y sea muy formal. La gente aplaudió como si aquello fuera una magna asamblea de la SEAT o cosa por el estilo.


Así era Marcelino. Una persona de la que dijo un viejo sindicalista mataronés: “En Marselinu es com jo, però que en sap mes”. Sólo desde esa naturalidad podía poner en marcha esa discontinuidad histórica que se llama Comisiones Obreras. Un hombre que, a pesar de los larguísimos periodos de prisión, siempre tuvo la sonrisa de par en par. Un hombre que gestó un gran movimiento, que lo vio crecer y crecer … Un hombre del que nuestro Manuel Vázquez Montalbán dijo : "Asistiremos a la autoconstrucción de un dirigente obrero, que luchó como peón de la Historia en la Guerra Civil, y que, a partir de la derrota personal y de clase, se movió como un héroe griego positivo, en la lucha contra el destino programado por los vencedores, personal y coralmente.... Toda su vida será un trabajador que considera que el mundo no está bien hecho. Es decir, que no está hecho a la medida de los débiles".



Radio Parapanda. Homenaje a Marcelino: REVISITANDO LOS ORIGENES DE COMISIONES OBRERAS

domingo, 24 de octubre de 2010

DEMOCRACIA SINDICAL


… y en Roma no cabía ni un alfiler; ni siquiera en el entierro de Julio César, con ser Julio César, hubo tal gentío. Lo ha dejado escrito un atónito Paolo Flores d’ Arcais en http://temi.repubblica.it/micromega-online/la-piazza-fiom-cosa-viene-dopo/ Se trata de la oceánica manifestación que la Federación sindical metalúrgica –la legendaria FIOM-- de la Cgil convocó para el pasado día 16 de octubre que atestó la capital italiana.


Un día de estos es posible que traduzcamos el discurso que pronunció Maurizio Landini; mientras tanto, en la conexión anterior puede encontrarse el texto del secretario general de los metalúrgicos de la Fiom. En todo caso, comentaremos brevemente una de las propuestas más relevantes que hizo el dirigente sindical. Él la llamó “democracia contractual”. Y, en síntesis, se trata de algo que en no pocas ocasiones hemos abordado en este mismo blog: antes de firmarse un convenio (Landini estaba hablando de los de ámbito de todo el territorio italiano) su texto debe someterse a referéndum vinculante al conjunto de los trabajadores afectados. Es más, Landini propone que haya una ley que contemple dicha cuestión.


Dejando aparte dicha invasión legislativa en el campo de las relaciones contractuales (que no me gusta en este caso) la propuesta de Landini tiene importantes precedentes en su país. Incluso en el terreno confederal como, por ejemplo, el referéndum de la reforma del welfare en tiempos del segundo gobierno Prodi. En definitiva, la propuesta de Landini no tiene nada que ver con esa tendencia, que ha consolidado la CSIL, de firmar lo que le pongan encima de la mesa. Porque, repetimos, esa técnica viene de hace muchos años. Tiene que ver, y mucho, con la participación activa e inteligente de los trabajadores en las cuestiones que les afectan directísimamente.


El sindicalismo federativo español ganaría mucho si, además de usar el referéndum puntualmente en algunos centros de trabajo (aunque solamente cuando hay motivos de fricción entre los sindicatos), lo tuviera como seña de identidad, claramente explicitado en norma estatutaria con los requisitos formales para su ejercicio. Dicho lo cual, dejo un apunte para desarrollarlo cuando tenga las ideas un poco más claras: si se negocia con las contrapartes la rforma de la negociación colectiva, parece claro que, en el interior de tu propia organización, debes proponerte la correspondiente autorreforma.



Radio Parapanda. HUELGAS EN FRANCIA: ALGUNAS ANOTACIONES DESDE ESPAÑA

miércoles, 20 de octubre de 2010

LOS ESTADOS GENERALES SINDICALES DE EUROPA

Llevamos unas semanas de amplias movilizaciones sindicales en toda Europa, tal vez sin precedentes en muchos, muchos años. Vistas en su conjunto parece evidente que, sin asomo de exageración, el sindicalismo confederal está ejerciendo sus responsabilidades. Me quito, pues, el sombrero ante las direcciones de las organizaciones sindicales de cada país.


Y, desde ese homenaje sin matices, me parece evidente que a lo que está en movimiento es preciso, urgentemente, darle una coherencia europea. Esto es, una declaración de intenciones para ahora mismo, aquí en Europa. Por eso me atrevería a plantear que la CES convoque algo así en como los Estados Generales del sindicalismo europeo. Es decir, una gran convención de lo más granado de sus dirigentes. El objetivo: debatir a tumba abierta qué alternativa a corto y medio plazo se da a la actual situación y a todas esas movilizaciones que, al menos en apariencia, no parecen explícitamente vinculadas entre sí y a un proyecto general, también a corto y medio plazo.


Lo nuevo de estas movilizaciones es, dicho a bote pronto, la coincidencia en el tiempo, la masividad de la participación y la unidad social de masas. Como dato relevante está la unidad de acción sindical en Francia… Ahora bien, como se ha dicho más arriba, entiendo que les falta una coordinación explicitada frente a un conjunto de políticas algo más que apalabradas de los gobiernos de cada país. Por supuesto, les Etats generaux syndicales es una metáfora. Pero algo habrá que hacer… Doctores tiene la Iglesia.




Radio Parapanda. http://blog.comfia.net/responsabilidad-social/blog/2010/10/19/transparencia-y-memorias-de-sostenibilidad



martes, 19 de octubre de 2010

MENOS MAL QUE TENEMOS A LA CGIL QUE NOS DEFIENDE DEL PARTITO DEMOCRATICO


Antonio Labriola habló, en tiempos de María Castaña, de la “incongruencia italiana”: el hecho dramático de que en su país, cuando aparecen indicios de renovación, surge con fuerza manifiesta su profundo espesor reaccionario. Lo sorprendente es que el mismísimo Partito democratico parece haber consolidado su particular “incongruencia política”: un partido que surge para renovar la democracia italiana, la política –según manifestaron precipitadamente los D´Alema, Fassino y Veltroni-- acaba creando su particular costra de volver al siglo XIX. Hacemos referencia, naturalmente, a nuestra entrada de ayer en este blog.


Menos mal que en Italia existe doña Cgil. Que, como es sabido, ha convocado
MOVILIZACIONES EN ITALIA: HACIA LA HUELGA GENERAL. Esta gran dama, doña Cgil, no sólo tiene que combatir las medidas patronales y las políticas de Berlusconi III, debe protegerse también del Pd, ese Caballero de Gracia, todo un viejales que “no es de derechas, ni de izquierdas”, según declaró Walter Veltroni, consolidando ya su desubicación política.


Pues bien, todo ello me trae a la memoria las opiniones de una ricachona de la Vega de Granada que decía: “Oye, menos mal que tenemos a la Iglesia que nos defiende de los Evangelios”. Contrariamente, en Italia --a pesar de todos los pesares-- parece que se siente: "Menos mal que tenemos a la Cgil que nos defiende del partito democratico". Otra dimensión de la "incongruencia italiana".





lunes, 18 de octubre de 2010

AMABLE POLÉMICA CON ÁLVAREZ DEL CUVILLO SOBRE LOS COMITÉS DE EMPRESA


El pasado viernes hacía unas reflexiones en torno a SOBRE LOS PIQUETES. Casi de pasada volví a plantear el tema de la representación de los trabajadores en el centro de trabajo y concretamente la, a mi juicio, obsolescencia de los comités de empresa. Esta es una cuestión sobre la que llevo polemizando desde hace un montón de años; de hecho con el único que me falta discutir es con el Lucero del Alba. En esta ocasión ha vuelto a incidir en esa conversación el profesor Antonio Álvarez del Cuvillo, un prestigioso iuslaboralista gaditano, cuyo blog “Tiempos interesantes” (está disponible en el apartado de Conexiones intempestivas) es de obligado estudio para sindicalistas y operadores jurídicos, ejecutivos de ringorrango y encofradores sociales. Comoquiera que los comentarios de nuestro amigo no pueden estar en las entretelas de este blog, los saco al aparador. Concretamente expone


Antonio Álvarez del Cuvillo: Querido José Luis, El problema más importante de lo que propones con la representación unitaria es la dependencia de la trayectoria. No se trata de ver cuál es el modelo mejor en abstracto, sino de analizar qué se hace con lo que hay.En este momento, con sus luces y sus sombras es una institución muy consolidada. Si se la hace desaparecer confiando en una nueva forma de representación sindical al hilo de una eventual reorganización es muy probable que se elimine lo que existe para que no sea sustituida por nada. A lo mejor digo una burrada, pensando en alto y sin saber. ¿Y si se dejara como está la representación unitaria pero cambiaran las reglas de representatividad? Me parece que actualmente, queramos o no, lo que se incentiva es que los sindicatos consigan representantes formalmente a su nombre antes que otra cosa. Así, en muchos sitios, sobre todo en empresas pequeñas, el contacto con los delegados puede ser muy pequeño y la cosa está poco articulada. Tener muchos afiliados siempre es bueno, pero no se ve de manera muy directa el estímulo. (Fin del comentario)


Lo importante de esta observación del profesor Álvarez del Cuvillo está en: “¿Y si se dejara como está la representación unitaria pero cambiaran las reglas de la representatividad?”. Por mi parte, se me ocurre lo siguiente: 1) si el problema fuera “qué se hace con lo que se tiene”, nuestros amigos italianos nunca hubieran cambiado el viejo modelo de las comisiones internas por el de los consejos de fábrica; 2) para un servidor el problema fundamental no recae en que el comité de empresa sea un sujeto distorsionador de la afiliación sindical (¿para qué afiliarme si dispongo del comité?) sino a que dicho instrumento, por su propio carácter, está desubicado del paradigma de la globalización. Ese es el problema que yo veo.


Por supuesto, coincido con Antonio en que “no se trata de ver cuál es el modelo mejor en abstracto”, de manera que todo cambio debería hacerse en función de las grandes transformaciones que se están operando en el centro de trabajo y en la organización del trabajo: concretos ambos. Una serie de profundas transformaciones que, con cierta frecuencia, nos pillan con estos pelos.


Radio Parapanda. Datos y comparativa sobre afiliación y representación sindical en Europa, concretamente en http://www.1mayo.ccoo.es/nova/NNws_ShwNewDup?codigo=3537&cod_primaria=1167&cod_secundaria=1167

domingo, 17 de octubre de 2010

ASINCRONÍA EN EL 29 DE SEPTIEMBRE



Sobre la importante movilización del día 29 de septiembre conviene seguir haciendo algunas reflexiones. Comoquiera que dicha acción colectiva fue exitosa, se está en condiciones de hace una meditación serena, tranquila. Pues bien, quitémonos los pelos de la lengua para hablar sin muchos tapujos.


Convengamos –según los datos que tenemos todos en el armario de la realidad-- que en esta huelga los sectores industriales, que ya cuantitativamente son minoritarios por su demografía como por los niveles de afiliación al sindicalismo confederal, han sido los que han corrido con el peso mayoritario del desarrollo de la huelga. Los sectores terciarios, que ya son mayoría en número de asalariados y en índices de afiliación, han tenido una participación muy, muy desigual: de gran importancia en los transportes y medios de comunicación, y en el resto –salvo excepciones—ha habido un gran número de garbanzos negros (1).


Más todavía: podemos decir que los sectores tradicionales han sido los que han participado mayoritariamente en esta acción, mientras que los emergentes o bien se han ido por la tangente o se han disfrazado de noviembre para no infundir sospechas. Oído cocina, no hago ningún reproche a nadie. Lo que sí afirmo es que estas sincronías no pueden estar al margen del análisis de la biografía del conflicto del 29 de septiembre.



(1) Según datos que aparecen en el importante estudio “La diversitat en el sindicat. Trets demogràfics i ocupacionals, valors i participació de l’ afiliació a CCOO de Catalunya” (Ceres, 2009), las cosas están como sigue en lo atinente a la distribución de la afiliación según los sectores de la actividad: agrario, 1,1%; industria, 33,2; construcción, 3,9; servicios, 61,9. Esa investigación estuvo a cargo de Pere Jódar, Ramón Alós, Sergi Vidal, Luis Ortiz y Daniel Garrell
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Radio Parapanda. Sobre los piquetes. Comentarios al artículo homónimo de López Bulla, escribe SOT-UGT en un blog excelente.

viernes, 15 de octubre de 2010

SOBRE LOS PIQUETES



Dejé escrito en el Primer Congreso de Comisiones Obreras de Catalunya (Mayo de 1978) lo que me propongo desarrollar a continuación. Quien quiera comprobarlo no tiene más que ir a “las fuentes”: los documentos congresuales aparecieron publicados por la Editorial Crítica, 1978. He vuelto a leerlo y, en lo que atiene a las presentes reflexiones, no veo nada que corregir, aunque sí mucho que ampliar.


1.-- Entro abruptamente en la cuestión sin ningún tipo de perifollos: existe una relación inversamente proporcional entre los piquetes y la fuerza organizativa estable del sindicalismo, esto es: a mayor necesidad de piquetes menos fuerte –y, por lo tanto, más débil-- es la organización. Así pues, el piquete es la constatación de un problema organizativo que viene muy de atrás, que sigue sin resolver. Eso sí, el piquete tiene un pálpito romántico que poco tiene que ver con lo prosaico galdosiano del hecho de organizar, de tener una considerable fuerza estable que no precisa de instrumentos fugaces para la consecución de los objetivos que se propone. Ese pálpito romántico es el substituto de lo que distingue ontológicamente al sindicalismo a saber: que es una organización. Dígase, así pues, que el piquete es la expresión de la debilidad del sindicalismo. Es más, puestos a no dejarnos ya nada en el tintero: el piquete es también la expresión de los revoltés, no de los revolutionaires.


La investigadora norteamericana Beverly Silver ha estudiado en Le forze del lavoro. Movimienti operai ed globalizzacione dal 1870 (Mondadori, 2008) las formas de lucha de los trabajadores, en sus rasgos generales, a lo largo de todo ese itinerario. En aquellos tiempos lejanos los obreros en la manufactura expresaban su acción colectiva no tanto dentro de la fábrica sino en el exterior: la organización del trabajo no ofrecía, todavía, instrumentos particularmente ventajosos para la lucha, de ataque al poder del patrón, hecha la excepción de la huelga; de ahí que la movilización obrera tendiera a basarse en las relaciones sociales del y en el territorio: un ámbito social externo a la fábrica. El piquete de masas era el instrumento acorde con esa situación. Ahora bien, tras la consecución de importantes conquistas de poderes e instrumentos (no pocos de ellos con rango institucional) el sindicalismo confederal sigue utilizando, cuando es débil en el terreno organizativo, una técnica, digamos, decimonónica.


No fue lo que ocurrió, por ejemplo, el famoso 14 de diciembre de 1988, al menos en Catalunya, donde los piquetes se contaron con la mitad de los dedos de la mano. No había necesidad de ello, aunque no por la fuerza cuantitativa del sindicalismo (me refiero a la afiliación, considerablemente menor que la actual) sino por la asunción anómala --no quedó nadie sin adherirse a la acción-- que el conjunto asalariado y la ciudadanía hicieron de los objetivos de la protesta. De aquí que surja otro elemento: también la necesidad de piquetes es inversamente proporcional; cuanto menos es asumido el objetivo de la convocatoria más necesidad se tiene de instrumentos fugaces (piquetes) para realizar la presión. Pero, por lo general, existe una fuerte relación entre organización estable con amplia capilaridad social y la asunción que de un proyecto que motiva el conflicto social hace el conjunto o amplias capas de la ciudadanía. Con lo que volvemos al problema del nivel cuantitativo y cualitativo de la afiliación al sindicalismo. O sea, al vínculo estable, no al episodio fugaz de seguir la orientación del instrumento, también fugaz, que es el piquete.


Conviene reflexionar sobre el histórico descuido que sigue teniendo el sindicalismo confederal español acerca de la organización, del trabajo fisiológico, cotidiano de organizar. Un descuido que, además, viene de forma redundante a través de ese instrumento que es el comité de empresa, que ni es sindicato ni es organización. Una y otra carencia es el campo abonado para que, ante cada conflicto, tenga que recurrirse al piquete que, curiosamente, disfrazamos como informativo para no infundir sospechas. Porque, hablemos claro, si el piquete debe informar es que el sindicato no ha informado previamente; y si el piquete debe recordar es que no se ha hecho un trabajo, organizado sistemáticamente en ese centro y territorio, antes del día D.


2.-- Uno de los elementos que lógicamente provoca la santa ira de los sindicalistas es el feroz ataque que, desde diversos ángulos, se dirige contra el conflicto social y los sujetos que lo convocan. Por supuesto, cuestión diversa es la opinión crítica que, respetando las reglas democráticas y los usos de la discusión tolerante, se hacen contra el propio conflicto social y los sindicatos. Una y otra son cosas distintas, pero lo cierto es que ambas son infinitamente más poderosas mediáticamente que el espacio que se le ofrece al sindicalismo confederal. Pues bien, precisamente por ello –justamente porque ante cada convocatoria se repite esa cacofonía-- es necesario que el sindicalismo entienda que no dispone de otro instrumento mediático que el nivel cuantitativo y cualitativo de su afiliación estable, no del instrumento compulsivo del piquete. O lo que es lo mismo: los piquetes televisivos, radiofónicos y demás nunca podrán ser contrarrestados por los mecanismos fugaces que, en cada solemnidad, ponemos en funcionamiento, los piquetes.


3.-- Conclusión provisional: cuando encarte y me llamen volveré a salir de piquete. Pero seguiré escribiendo que desde ahora mismo hasta ese momento en algo nos hemos descuidado en los terrenos organizativos.




Radio Parapanda. Según Baylos hay que PENSAR PARA OTRO, PENSAR COMO SE DEBE

miércoles, 13 de octubre de 2010

CONSIGNAS ZARRAPASTROSAS



Me ha sorprendido desagradablemene el lema que –viniendo de la Confederación Europea de Sindicatos— han hecho suyo alguna que otra organización en las recientes movilizaciones. Pongamos, por ejemplo, que hablo de la CGIL. La verdad es que me quedé patitieso cuando en diversos medios ví que el lema (parola d´ordine) era “non all’ austerità”. Y, perplejo, no tuve empacho en pensar que hay no poca confusión en ciertos grupos dirigentes sobre cuestiones de gran calado.

A estos grupos dirigentes (europeo e italiano) les ruego encarecidamente que lean lo que en relación al problema dejó dicho un personaje del que tal vez tengan lejanas noticias. Lo dijo en
Austerità y se llamaba Enrico Berlinguer. Y, como estamos hablando de cosas de mayúscula envergadura, recomiendo al personal que hay en lengua castellana un librito llamado “Enrico Berlinguer. Austeridad”, primorosamente traducido por Alberto Nicolás, editado por Cuadernos Materiales, 1978. Hoy ese libro está descatalogado, pero en los aires juncales de Internet es posible encontrar alguna versión castellana de la intervención de Berlinguer.


Pues bien, en apretada síntesis podemos decir que Berlinguer razonaba de la siguiente manera: 1) el desarrollo, tal como están las cosas, choca ya abruptamente con el paradigma medioambiental; 2) es necesaria una política de austeridad que afronte los grandes despilfarros, el inmoderado consumismo. Ahora bien –añadía Berlinguer—“la política de austeridad no es la igualación a la baja ni tiene nada que ver con una recreación de la pobreza”. Y sobre todo afirmaba: es necesario un nuevo modelo de producción y de qué producir.


Los grupos dirigentes de la CES y de la CGIL deberían leer parsimoniosamente que “la política de austeridad no es la igualación a la baja y no tiene nada que ver con una recreación de la pobreza”. Que intencionadamente repito para corregir los defectos (si los hubiera o hubiese) de paralexia. Más todavía, la austeridad no tiene nada que ver con el empobrecimiento; antes al contrario, es la antítesis del despilfarro organizado. Es, ciertamente, la antítesis del fomento de la estructura de consumo típica que potencia un consumo privado individual basado en necesidades artificiales y modos cada vez más sofisticados, pero no más útiles de satisfacerlas, manteniendo a niveles lo más precarios posibles los consumos colectivos, al tiempo que comporta la existencia de ingentes gastos improductivos.


Por lo tanto, la austeridad es una política alternativa que se orienta en otra dirección de los actuales modelos de producción y de qué producir; de los consumos y, por lo tanto, del uso social de las conquistas: un tema que abordé en
EL USO SOCIAL DE LAS CONQUISTAS SINDICALES (1). Además, ambas cuestiones tiene un potente vínculo con la defensa y promoción del paradigma medioambiental. De donde, nuevamente, se infiere al carácter transformador de cómo concebía las cosas nuestro amigo Berlinguer. O sea, lo contrario de lo que parecen pensar quienes han puesto en marcha tan estúpida como reaccionaria consigna de no a la austeridad. Porque no han caído en la cuenta de que no es, no es, no es (tres veces no es) una política de nivelación tendencial hacia la indigencia, ni se propone objetivos de mera supervivencia de un sistema económico y social que ha entrado en crisis.


En definitiva, como diría Peter Glotz en su Manifiesto por una nueva izquierda europea, “hay que superar el concepto cuantitativo de progreso y substituirlo por un concepto cualitativo; debe, pues, reconstruir socialmente y ecológicamente el concepto de progreso”. La austeridad berlingueriana es la mejor hipótesis para tan fundamental objetivo. Por ello, granadinamente hablando, recomiendo a los grupos dirigentes de la CES y la CGIL que se dejen de pollas que el agua está muy fría. Que como todo el mundo sabe no es una falta de respeto sino un adecuado consejo gastronómico. Y, comoquiera que estamos hablando de una política alternativa, quiere decirse que la austeridad no es algo contingente, sino de muy, muy, muy largo recorrido.




martes, 5 de octubre de 2010

¿LOS ANTI SISTEMA EN LA HUELGA GENERAL ?



El sindicalismo confederal no ha denunciado a quienes, a sabiendas y queriendas, organizaron el día de la huelga general una serie de altercados en Barcelona que, ni directa ni indirectamente, tienen nada que ver ni con las reivindicaciones de los sindicatos ni con la movilización propiamente dicha.


Lo diré sin pelos en la lengua: esa partida de noctívagos no son compañeros equivocados. Son gentes que desprecian el sindicalismo, calificado como reformista, el viejo anatema de antañazo. Son una partida gótica que presume de carbonarios frente a la acción colectiva de las masas en movimiento. Pero no sólo hay actitudes despreciativas, hay ataque concreto: cada vez que hay una gran movilización, surgen de las tinieblas para reventar el gran gesto. Un gran gesto que no debe destacar por la pedagogía que encierra; lo que debe destacarse es la fogata del contenedor de la basura y la cara con antifaz ocultando la piedra en la mano. Lo que debe quedar, según esos esquemas, que vienen –como sus derrotas-- de tiempos añejos es el redentorismo de esa pretendida vanguardia reducida: el grupo de los “pocos pelos y bien peinaos”.


Como la sancta simplicitas está muy repartida, todavía hay gente que opina que son buena gente, un poco exaltados, esto es, compañeros que se equivocan. ¿Habrá que recordar el turbio historial del hombre que fue jueves? Por cierto, recuerdo a un anti sistema en mis años mozos: nos decía de todo, reformistas, revisionistas, vendeobreros … Hoy, luciendo pelo canoso y barba blanca, barrigón abultado y papada reluciente, es alto dirigente de la derecha nacionalista catalana y, desde tiempo hace, luce su palmito por las bancadas del Parlament de Catalunya.
Un curioso diputado que dejó la rosa de fuego por el caviar beluga. Ni antes creía en los sindicatos (por reformistas), ni ahora tampoco (por lo que sea).



La marcha en apoyo a la Huelga General en España. (Reportaje de Carlos Mejia. Desde Perú. Solidaridad con los trabajadores españoles)

lunes, 4 de octubre de 2010

MÁS Y MÁS AFILIACIONES AL SINDICALISMO




Me enseñaron mis mayores, en tiempos de María Castiñeira, que las grandes ocasiones eran momentos propicios para incrementar la fuerza organizativa. Es decir, usando términos coloquiales: para hacer más afiliados. Sería conveniente –si es que los clásicos daban en la tecla— saber si se ha dado un aumento de los inscritos en el sindicalismo confederal. En resumidas cuentas, ¿cuántas personas que estaban en la acción del 29 de septiembre, adheridas esporádicamente a la “familia sindical”, decidieron estabilizar esa relación?


Premisa: si el sindicalismo ha valorado la acción del 29 ¿no sería lógico hacer un apretujón y buscar más, más, más adhesiones estables, más, más, más afiliados?
Conclusión: pues no faltaba más.



domingo, 3 de octubre de 2010

EL PARTE METEOROLÓGICO POST HUELGA



Nuevamente los dirigentes sindicales tienen una gran responsabilidad: la que se desprende de saber en qué rumbo deben poner el timón del trasatlántico, tras la mar arbolada del 29 de septiembre. Es lo que se conoce como la administración del conflicto.


Ahora bien, para administrar el conflicto es preciso conocer con precisión milimétrica sus dimensiones. Sin el conocimiento pormenorizado del parte meteorológico no será posible saber qué rumbo poner. Digamos las cosas con claridad: el honor del sindicalismo confederal se ha salvado y la autoestima está en un lugar de alta decencia. Por eso, es preciso saber a ciencia cierta –y no de oído-- las dimensiones reales de la huelga, y desde esas cotas qué línea de conducta se desprende.


No sería bueno que todo el mundo se amparara en que ha habido mar arbolada para ocultar la placidez de sus aguas particulares. Quienes han tenido calma chicha deben explicarse.

viernes, 1 de octubre de 2010

¿DÓNDE HA HABIDO GARBANZOS NEGROS?



El diapasón que la huelga ha tenido merece una profunda reflexión por parte de los convocantes. Por eso, de manera serena y con la alegría del (duro) deber cumplido, es bueno verificar lo que se ha hecho durante estos últimos tres meses y su colofón: el 29 de septiembre. Y, sobre todo, desde la consideración de que los muertos que matan algunos gozan de buena salud.

Una movilización de este calibre bien merece entrar a fondo en todos sus pormenores. Y con el mismo tesón que valoramos y nos felicitamos por el éxito, vale la pena entrar, de igual manera, allá donde ha habido dificultades, garbanzos negros e incluso burgos podridos. Porque, como en las cosas de la vida, de todo hay y ha habido en botica. Posiblemente alguien piense que un análisis que incluya esas gangas podría desvalorizar la huelga general. En absoluto. Precisamente cuando las cosas van bien es cuando se puede ir más al fondo de los problemas. Y han ido bien. Seamos claros, en aquellos sectores donde hubo dificultades en anteriores ocasiones (y no se verificó sus motivos) se ha repetido la historia.







miércoles, 29 de septiembre de 2010

... Y LA HUELGA GENERAL SE HIZO



El pescado está vendido: la huelga general se está haciendo; las notas que vienen a continuación son unas primeras reflexiones de urgencia. Tienen como objetivo servir de aproximado guión para un trabajo posterior más pormenorizado. Estas anotaciones van en la siguiente dirección: 1) la huelga general ha sido una contundente enmienda a la totalidad tanto de la reforma laboral como de las políticas económicas que se han puesto en marcha; 2) el sindicalismo confederal debe hacer una oferta capaz de propiciar una salida a esta situación; 3) todos los sujetos que, en mayor o menor medida, son corresponsables de la gran movilización deberían propiciar un foro de diálogo habitual; 4) tras la jornada europea del día 29 de septiembre, la Confederación Europea de Sindicatos está en condiciones de recuperar el protagonismo.



1.-- Las organizaciones sindicales convocantes de la huelga general han conseguido sus objetivos, y quienes dieron su apoyo –que no fueron pocos-- comparten la distinción de haber participado en una movilización democrática impulsada por la razón crítica. Estamos ahora, pues, en condiciones de afirmar sobriamente que el rechazo a la reforma laboral y al paquete de medidas gubernamentales es visiblemente masivo. Es, por supuesto, una desautorización en toda la regla de la intransigencia patronal. La huelga general ha sido una enmienda social a la totalidad. Con lo que dicha movilización es, además, una sonora desautorización de quienes, dentro y fuera del Parlamento, aparentando criticar las medidas, les dieron un apoyo vergonzante. Entre ellos, destaca el papel de los nacionalistas catalanes, maestros en hacer la puta i la Ramoneta, que –desde tiempos antiguos-- lanzan la piedra y esconden la mano. En todo caso, la desautorización más contundente ha ido a parar a Zapatero, un político con una credibilidad, como lo ha demostrado la movilización, bajo mínimos.


2.— Al sindicalismo confederal le toca ahora administrar la movilización. Porque el éxito de estas confrontaciones tiene una condición necesaria que es el nivel de la presión propiamente dicha y una condición suficiente, esto es, la gestión política de dicha movilización. Así parece apuntar Isidor Boix en su
Para "La Factoría - 100 ideas para después de la huelga" cuando afirma: “Y, si como estoy convencido, nos interesa salir de la crisis (sin esperar sentados ver pasar el cadáver del sistema social en el que vivimos y luchamos), tendremos que considerar dos temas: 1) qué aportación podemos hacer, seguramente en términos de sacrificios-concesiones, y 2) qué contrapartidas-reivindicaciones tenemos que formular, seguramente en términos de poder colectivo-sindical y de política económica, para gobernar esta salida y para intentar contribuir a evitar su futura repetición”.


Me atrevo a interpretar estas palabras de la manera siguiente: que nadie, en el campo sindical, se emborrache con el importante resultado de esta movilización, porque los problemas siguen, exactamente igual que el día anterior. Aunque con un matiz no irrelevante: esas políticas han sido desautorizadas y, por supuesto, ha quedado demostrado que el sujeto convocante ha sido relegitimado.


En todo caso, soy del parecer que es urgente salir de este anciano paradigma que representa el carácter de esta tipología de reformas laborales. Que, además de inútiles conducen a una confrontación estéril. Por eso creo que –ahora más que ayer-- se requiere un pacto social por la innovación tecnológica.


3.-- Con toda seguridad podemos presumir que nuevamente el sindicalismo confederal español ha actuado de una manera altamente unitaria. Nunca, como en esta ocasión, se han producido tantos actos conjuntos de Comisiones Obreras y Ugt. Yendo por lo derecho: la movilización sindical ha dado la impresión que estaba dirigida por el sindicato. Siendo el sindicato la conjunción de ambas organizaciones. Este conglomerado unitario explicaría, además, la potente relación de el sindicato con esa miríada de organizaciones sociales que han apoyado la huelga de manera activa. De ahí que una consecuencia tranquila de todo ello sería: 1) ampliar los niveles unitarios entre Comisiones Obreras y Ugt, y 2) establecer un foro habitual de diálogo entre el sindicato y ese amplio universo de organizaciones sociales.


4.-- Tiempo habrá de hacer una reflexión sobre la jornada del 29 de septiembre en Europa. En todo caso, a bote pronto podemos decir que la Confederación Europea de Sindicatos ha salido fortalecida, y es hora de que tome nota de ello.


Radio Parapanda (al servicio de la huelga general). ELOGIO DE LA HUELGA GENERAL

lunes, 27 de septiembre de 2010

LA VANGUARDIA DE LA HUELGA GENERAL


Homenaje a Antonio Gutiérrez. (Fotos del Archivo de Personalidades Díscolas de Parapanda)


En efecto, los periodistas gráficos realizan la huelga un día antes de la convocatoria. Mañana, 28 de septiembre, ese gran colectivo irá a la acción. Así el gran día no hay periódicos en los kioscos. De ahí que, en gran medida, esa forma de actuar marca lo que vendrá después. Así pasó, como es natural, el famoso 14 de diciembre de 1988: los periodistas fueron la vanguardia de la gran huelga.


En aquella ocasión, Manuel Estapé (hijo de
Fabián Estapé, el gran economista catalán) nos llamó a mi primo Justo Domínguez, secretario general de Ugt de Catalunya, y a un servidor para que interviniéramos en la magna asamblea que los trabajadores del rotativo La Vanguardia iban a realizar dos días antes de la acción. Allí fuimos, en pleno centro de Barcelona. Nos recibió Joan Tapia, el director del rotativo. Nos dijo que el Conde de Godó, propietario del periódico, tenía interés en hablar previamente con nosotros y nos estaba esperando. Subimos al despacho, y de forma desabrida –de hecho, ni nos dijo buenas noches— nos espetó a bocajarro: “No conseguiréis vuestros objetivos, el personal votará en contra de la huelga”. Justo y yo, siguiendo las normas de la más exquisita educación, saludamos: “Buenas noches, Conde. ¿Qué se le ofrece?. Ganaremos la votación y, antes de irnos, pasaremos a informarle del resultado”.


Centenares de trabajadores nos esperaban. Era la primera vez que se veía una cosa así en el periódico. Estapé nos pasó la palabra, hablamos y –ante el estupor del comité de empresa— dijimos que nosotros éramos el sujeto convocante y que, por tanto, las modalidades de la votación las poníamos Justo y un servidor, o sea: “Voto secreto”. Se organizó la votación y el posterior escrutinio: tan sólo unos quince o veinte votaron en contra; el resto –centenares— lo hicieron a favor. Estapé parecía levitar, nosotros aparentábamos una tranquilidad enorme, a pesar de que éramos un manojo de nervios. A las tantas de la noche nos presentamos en el despacho del conde: ni siquiera tuvo la delicadeza de esperarnos, noblesse oblige. Este caballero, al parecer, había cogido un berrinche de padre y muy señor mío. Y entonces maquinó una maniobra…


No podía consentir que apareciera que La Vanguardia iría a la huelga. El pollo pera Godó mandó imprimir cincuenta ejemplares (ahora no me acuerdo dónde, tal vez en Perpignan) para distribuirlos a las autoridades barcelonesas. Como cabe suponer hizo el ridículo.


Cuando le conté al profesor Estapé la gran aventura de su hijo se le caía la baba. Y, en vez de citar a Schumpeter –del que fue su gran traductor e introductor en España— se quitó el habano de la boca y con voz aguardentosa dijo: “Quins collons que té el meu fill”, que no traducimos porque estamos en horario infantil.