sábado, 11 de octubre de 2008

MÁS SOBRE LA UNIDAD SINDICAL (2)



Los comentarios que se hacen en el anterior escrito me animan a seguir con la importante cuestión de la unidad sindical orgánica. De un lado, las opiniones del muy veterano Fernando Garrido; de otro, la noticia que nos ofrece un misterioso Colomí missatger de una reunión de los sindicatos franceses, y finalmente la pregunta del amigo Despertaferro sobre si la unidad sindical podría provocar un incremento de la afiliación al nuevo sindicato.


Digamos las cosas claras: los mayores impedimentos que existían para no crear un sindicato unitario en España cayeron hace tiempo. Se trataba de la dependencia de una y otra organización a tal o cual partido. Subsisten todavía –y es cosa natural-- potentes inercias que se deben a códigos de conducta que vienen de muy atrás. Aunque ya no son determinantes, parece claro que aún juegan un papel de freno para la unificación de ambas organizaciones. En todo caso, cualquier observador puede darse cuenta de que se han operado, desde hace por lo menos veinte años, mutuas influencias entre ellos. Ha sido un contagio irregular, pero que en todo caso ha ido limando las diferencias de conducta en entrambas organizaciones.


Pues bien, si ya no existe (al menos con la intensidad de antaño) la dependencia del sindicato hacia papá-partido, es claro que lo más evidente es la consideración “teórica” de que el vínculo que recorre la condición asalariada es de naturaleza social. Que es unitaria, sabiendo que el conjunto asalariado tiene una diversidad de situaciones. Así pues, nada impediría que el sindicalismo unitario ejerciera de buen sastre reuniendo todos esos “retales”.


No será fácil avanzar en la unidad sindical orgánica. ¿Y qué? Menos utilidades reporta la no-unidad. De manera que nos vale empezar a hablar, debatir y echar cuentas para, gradualmente, ir poniendo los primeros ladrillos de la casa de todos los trabajadores.


Como enseña un avezado Fernando Garrido es necesario hablar largo y tendido y, sobre todo, consensuar reglas y pautas de conducta. En todo caso, tengo para mí que la tarea más necesaria podría ser todo lo relativo a la negociación colectiva, la razón de ser más potente del sindicalismo confederal.


¿Dónde estarán los mayores impedimentos para empezar a diseñar el nuevo edificio? Me imagino que en aquellas zonas grises de quienes hayan ido acumulando resentimientos por unas u otras razones. Y también en la dificultad que podría tener no poca gente en la reacomodación en el nuevo sindicato. Esto es, en el puesto dirigente al que creerían tener derecho. Pero estas cosas, que ya irán viniendo, no están en el orden del día. Porque, como se ha dicho, lo importante es trazar un camino gradual, con experiencias piloto, intermedias, capaces de ir construyendo –al principio un confortable patio de vecinos— una casa general.

Pregunta Despertaferro: ¿se incrementará la afiliación? La respuesta tradicional sería afirmativa. No obstante, por si las moscas es condición (casi) necesaria que el sindicalismo de nuevo estilo sea la expresión unitaria, contractual, en el centro de trabajo. Porque, digamos las cosas claras: ¿para qué serviría el comité de empresa si se alcanza la unidad sindical orgánica?

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