domingo, 7 de septiembre de 2008

LOS SINDICATOS ANTE LA CRISIS ECONÓMICA




Me imagino al grupo dirigente de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) dándole vueltas a la cabeza con relación a los problemas de la crisis económica. Ahí es nada que países como Alemania, Francia y el Reino Unido estén en la antesala de la recesión, y en lo que a nosotros nos afecta más directa también España. Esta es una situación que no se veía desde hace no se cuantos años: una crisis horizontal y simultánea. En otras épocas, Alemania había entrado en una fase preocupante, pero el resto de los “grandes” mantenía su ritmo. Ahora las cosas han cambiado de manera radical. Como era de esperar las economías más modestas son las que se están apretando el cinturón. Así pues, me imagino a los compañeros de la CES –el amigo Walter Cerfeda, entre otros— devanándose la sesera para, mientras se capea el temporal, ir pensando de qué manera se aborda una salida a esta crisis con un proyecto sostenible e inclusivo; sostenible en su vinculación con la defensa y promoción del medio ambiente, inclusivo para el mayor nivel de personas, especialmente las menos protegidas. Por supuesto, en cada Estado nacional los grupos dirigentes sindicales están también por la labor, y no es cosa de recordarles –por suficientemente sabida— la necesidad de mantener la más convincente unidad de acción de las organizaciones sindicales.

Ahora bien, leyendo atentamente la literatura del sindicato europeo (CES) como las de las organizaciones de los Estados nacionales (la abundante literatura contenida en webs de unos y otros), caigo en la cuenta de: primero, todavía la Confederación europea está en un evidente retraso a la hora de proponer medidas que no signifiquen sólo planteamientos genéricos; segundo, que los sindicatos de los Estados nacionales, hasta la hora presente, sólo plantean medidas que se refieren al limitado espacio del propio territorio nacional que, aunque por muy atinadas que sean, no tienen en cuenta el carácter “horizontal” y simultáneo de esta crisis económica; de ahí que cada organización sindical `nacional´ vaya por su lado y sus propuestas apenas si tienen algo que ver con un proyecto general: cada una en su casa y la crisis en la de todos.

Estimo que la Confederación Europea de Sindicatos debería convocar urgentemente una conferencia cuyo objetivo sería la elaboración de un proyecto a negociar con la Unión europea y el empresariado, esto es, unas líneas de intervención urgente para afrontar el chaparrón que está cayendo. Porque, de no hacerlo, podría correr el peligro de zurruscarse, salpicando de manera desagradable la concreta condición de vida de los trabajadores y sus familias. Por difícil que sea la elaboración de esas propuestas, estimo que no hay otra salida. Y por complicado que fuere la metodología que se plantea, también creo que es necesariamente urgente que se metan en harina.

¿De dónde parten tamañas dificultades? De las diversas condiciones de cada país. Porque, aunque la crisis sea `horizontal´ y simultánea, el peso de las inercias de la tradición y de los idiotismos de oficio de cada organización cuenta lo suyo. Pero especialmente por la decisión absolutamente intencionada de la patronal de no desear una organización propia a nivel europeo digna de ese nombre: organización europea, pues solo les interesa el provinciano “modus variandi” en cada Estado nacional. Amén de que las autoridades de la Unión europea van por un lado poco proclive a la concertación económica y el Banco Central Europeo que –matarile, rile, ro— tiene las llaves en el fondo de su mar y no deja que nadie se acerque a ellas.

Pero la CES no puede considerar que estas dificultades (tan reales como la vida misma) son un punto de llegada, de manera que –recurriendo ramplona aunque apropiadamente al tópico— diremos que dichas dificultades sólo son de partida. Más todavía, la CES (más allá de las dificultades “de partida”) puede poner orden en su casa megaconfederal. Y, armonizando los retales útiles de cada propuesta nacional, construir un conveniente proyecto de urgencia. Si están en ello, me callo y me voy con la música a otra parte.

Diré que esta es una propuesta “de urgencia”. Lo deseable es poner en el orden del día la construcción de un sindicato europeo con sus poderes reglados. Seguir manteniendo la CES en sus actuales términos de voluntarista coordinadora es algo tan gelatinoso como un conjunto de retales que, cada cual por separado, sólo lucen su palmito en el cajón de un sastre.

Punto final: no me atrevo a decirle cuatro cosas a la política europea de izquierdas ya sean los partidos socialistas o los que se proclaman de la izquierda antagonista. Porque si mi casa sindical europea todavía sigue siendo un chambao ¿a qué llamarles la atención a la tienda de campaña política?

No hay comentarios: