martes, 22 de abril de 2008

EL DIA DE SANT JORDI, LOS LIBROS Y EL MERCADO: Contraste entre un sindicalista y un poeta

Casi al final de mi mandato como dirigente sindical fui invitado a participar en un congreso sobre la calidad que organizaba una asociación empresarial en Lleida. Una de las sesiones del evento era una mesa redonda. En ella intervenía un servidor junto con algunos mánagers de empresas vinícolas de la comarca, moderando la sesión Vicenç Villatoro, reputado periodista barcelonés y, para mi gusto, mejor poeta todavía. Siguiendo el uso de estos encuentros, la tarea del moderador era animar el cotarro. Cosa que Villatoro cumplió de manera brillante.


Comoquiera que siempre llevé mi cuaderno de notas (cosa que conservo, naturalmente) repaso lo dicho en aquel encuentro. Y, para mejor ilustración (con menor aburrimiento del lector), doy cumplida referencia del contraste que tuve con el periodista-poeta.


Villatoro. El mercado es quien crea la calidad de los productos...


Un servidor. Estimado Vicenç, ¿no estás exagerando un poco?


Villatoro. De ninguna de las maneras, José Luis. Lo que ocurre es que vosotros todavía no habéis superado algunas cosas... Es el mercado, repito, el mercado la fuente de la calidad de los productos.


Un servidor. Así pues, estimado poeta, en ese caso el mercado decide que hay más calidad en el producto Corín Tellado que en el producto Petrarca. ¿Estoy equivocado ahora?


Villatoro. Pues, pues...


Un servidor. O que los vinos pirriaques tienen más calidad que los grandes caldos que se hacen en estas comarcas, porque según lo que has dicho como los pirriaques se venden más, los vinos de Lleida tienen menos calidad.


En ese momento, la sala –repleta de cosecheros— se puso en pié y aplaudió, tal vez corporativamente, a un servidor. No exagero, las palmas echaban humo.


Madre mía, lo que hay que hacer para matizar a Don Mercado. [Bibiana Bigorra fue testigo excepcional de este singular debate]


Cuando acabó el congresillo se me acercaron unos empresarios y me pidieron las señas: dos días más tarde recibí unas cajitas de botellas de los vinos, cuya calidad yo había puesto de manifiesto. Por lo que pude saber más tarde, al poeta no le regalaron nada. Conclusión: Roma no paga a los exagerados.

Nota final. No tengo nada que objetar personalmente a doña Corín Tellado.

2 comentarios:

Àngel 'Soulbizarre' dijo...

fabuloso debate con villatoro, espero que algú día te luzcas ante rahola y culla, para completar la trinidad rabínica, de paso les recuerdas lo judío que era don Karl -nuesto héroe- al cual abominan esos plumíferos.

Àngel 'Soulbizarre' dijo...

en el fondo el poeta es Don Bulla y el sindicalista...también.